Mascarillas y distancia social en el regreso al teatro romano de Medellín
La extensión del Festival de Mérida redujo su aforo para disfrutar de sus dos primeras obras y se despide este domingo con Clitemnestra
Qué sería del teatro sin libertad. Con esa frase, inundada de simbolismo y al ritmo de Las mujeres de Babilona, el elenco de La Corte del Faraón se despedía entre aplausos del público del Teatro Romano de Medellín en una noche de viernes en la que las mascarillas no lograron silenciar las carcajadas. El protocolo sanitario hizo que todo fuera diferente, incluso extraño, pero la disparatada versión de esta zarzuela dirigida por Ricard Reguant también logró que la mayoría se olvidara por un momento de esa atmósfera.
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«Es todo tan raro...», reconocía la actriz Belinda Washington poco después recibir los calurosos aplausos del público por su interpretación del faraón, o faraona. «Esto nos lo llegan a decir hace unos meses y no nos lo hubiésemos creído. Pero creo que, más que nunca, hace falta contagiar alegría y entretenimiento. Y, a pesar de las mascarillas, impresionaba ver todo ojos, que no sabes si están sonriendo», proseguía tras una mascarilla de la que defiende su uso después de haber sufrido la covid aunque de forma leve, «lo que hay que hacer es vivir con cautela, pensando que una mascarilla te puede salvar la vida a ti y a los tuyos».
La malagueña se deshizo en halagos hacia la localidad metelinense: «Un sitio emblemático y maravilloso, la gente es adorable y esto es un lujo para no irte de aquí. Mérida es muy bonito, pero éste… Dios mío. Extremadura tiene tantos rincones bonitos, aparte de cómo se come y que la gente es maravillosa». Buena cuenta de ello puede dar uno de sus compañeros de reparto, el placentino Paco Arrojo, que volvía en su tierra a los escenarios. «Después de cuatro meses de 'receso', para todos los artistas volver es un gustazo y ya si es en un marco tan increíble como éste, es un regalo y es volver por la puerta grande», afirmaba a HOY.
Cambio en el protocolo
El extremeño, que vuelve estos días con La Llamada al madrileño teatro Lara, no se siente cómodo en esta nueva normalidad, «a mí no me gusta nada, pero es lo que ahora tenemos y es mejor eso que nada. Es cierto que sí que se nota la carcajada a través de la mascarilla y se siente un poco la energía del público».
«Pese a las mascarillas,impresionaba ver todoojos, que no sabes siestán sonriendo»
Ese nuevo protocolo sufrió además algunos cambios tras la inauguración del festival en Mérida, lo que obligó a la organización a reubicar sobre la marcha a decenas de espectadores para cumplir con el distanciamiento, una medida que no todos recibieron con agrado. Al final, todos encontraron su asiento para volver a disfrutar de esta afición que muchos echaban de menos. «Al igual que hay mucha gente a la que le encanta el fútbol, pues el teatro también tiene unos seguidores acérrimos. Que podamos volver a las tablas es algo necesario y creo que se puede volver a disfrutar de la vida con esa telita de la mascarilla», concluía Arrojo.
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La obra, que ya fue un éxito en el teatro romano de Mérida y en su posterior gira, incorporó en esta ocasión algunos guiños de actualidad, «con mucho respeto porque el covid es algo muy serio que ha causado mucho daño».
La salida del teatro se produjo de forma escalonada y el testigo de La Corte del Faraón lo tomó anoche Tito Andrónico, cambiando las risas por la tragedia de Shakespeare como antesala al cierre este domingo de esta extensión del festival que lo pondrá el mito clásico de Clitemnestra, con la actriz Natalia Millán dando vida a la protagonista de esta obra, escrita y dirigida por José María del Castillo.
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