«Si hay que cerrar, se cierra, pero cuando nos han dicho que abríamos me han alegrado el cuerpo»
Los hosteleros han decidido recibir clientes a pesar de los numerosos contagios detectados en Calamonte, pero la afluencia no es la misma
A pesar de la cantidad de casos positivos registrados estos días, la hostelería calamonteña no ha tardado en volver a abrir sus puertas después de que el Servicio Extremeño de Salud (SES) diese el viernes marcha atrás en su decisión de cerrarla temporalmente, algo que los diferentes establecimientos agradecen enormemente. «Si hay que cerrar, pues se cierra, pero cuando nos han dicho que abríamos me han alegrado el cuerpo, porque en los momentos en los que estamos en vísperas de las Navidades y con el año tan malo que llevamos…», cuenta Justo Manuel Moreno, dueño de Casa Justo, que este verano tuvo que despedir a uno de sus trabajadores puesto que los ingresos no le alcanzaban debido a las restricciones impuestas.
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Aun así, la afluencia de clientes no ha sido la que se esperaba el último fin de semana antes de Nochebuena. Si a la situación sanitaria que está viviendo Calamonte en estos momentos se le unen el mal tiempo y el miedo de los vecinos, a nadie debería extrañarle que Moreno se encontrase completamente solo durante una sobremesa de sábado en la que normalmente suele estar acompañado de gente tomándose el primer café de la tarde o apurando la última cerveza de la mañana. «Se ha juntado todo, pero bueno, por lo menos estamos abiertos, el problema sería que estuviéramos cerrados y no tuviéramos ningún ingreso», comenta resignado.
Al Salón Laureano le pasa prácticamente lo mismo. Laureano Fernández, su propietario, estaba deseando que llegasen estas fechas para recuperar un poco un volumen de negocio que este año se ha visto terriblemente afectado. Él, al igual que Moreno, se ha alegrado de la rectificación que les ha permitido seguir recibiendo clientes, aunque ha perdido todas las comidas y cenas navideñas que este fin de semana se iban a celebrar en su restaurante: «Perjudicar nos han perjudicado, pero yo no creo que hayan tomado la decisión con mala intención, tendrán algún motivo. Eso sí, entrar ahora en cualquier establecimiento de Calamonte es penoso. Entre el cribado, el día tan malo que ha salido, la cantidad de contagios y confinados que hay y que la gente está asustada…».
Muchas de estas reuniones han acabado trasladándose a Mérida, según Fernández, y es que, de momento, la movilidad de los calamonteños continúa siendo la misma que la de cualquier otro ciudadano extremeño. En los próximos días se sabrá si esta localidad pacense acaba pasando las fiestas confinada.
Incidencia por encima de mil
De momento, Calamonte cuenta con 74 casos activos, de los cuales 68 pertenecen al brote declarado el pasado jueves y 27 fueron notificados ayer. Los nuevos datos han disparado la incidencia acumulada de los últimos siete y catorce días por encima de los mil casos por cada cien mil habitantes: 1.135,85 la primera y 1.200,75 la segunda.
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La localidad pacense pasó por malos momentos durante los meses de octubre y noviembre, pero la cifra máxima alcanzada en esta variable ni siquiera llegó a 600. De hecho, el máximo de casos en activo con los que hasta ahora había contado el municipio fueron 43 durante el 2 y el 3 de noviembre, mientras que ahora es probable que acabe superando el centenar.
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