Una voluntaria da de comer a la colonia de la que ella se ocupa a diario. andy solé

La red de voluntarios CER Plasencia controla ya 36 colonias de gatos repartidas por toda la ciudad

Este grupo altruista nació hace dos años y su labor mejora la calidad de vida de los felinos y evita que su población se dispare

Viernes, 30 de diciembre 2022, 07:56

La red de voluntarios CER Plasencia controla ya 36 colonias de gatos (234 animales) repartidas por toda la ciudad, en una labor altruista que ... mejora la calidad de vida de estos felinos y evita que su población se dispare. El grupo surgió en enero del año 2021, de la mano de la asociación protectora de animales y plantas El Refugio, y ha ido creciendo hasta alcanzar los 31 voluntarios acreditados.

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La iniciativa, explican sus impulsores, «busca el control de las colonias felinas asentadas en el municipio mediante el sistema de captura, esterilización y retorno (de aquí las siglas CER) de los gatos a su colonia, pero dentro de una visión mucho más amplia, que piensa en su bienestar, en la relación con los ciudadanos y en la convivencia en la ciudad».

En su primer año de vida, realizaron 76 esterilizaciones gracias a los 5.100 euros de subvención concedida por el Ayuntamiento, más otras tres autofinanciadas. Para este año, la concejalía de Salud Pública rebajó la ayuda hasta los 2.790 euros, por lo que descendieron a 29 las esterilizaciones financiadas con esta ayuda pública. Esta cifra, sin embargo, se consiguió mejorar con las 14 castraciones realizadas gracias al dinero donado por los voluntarios y sus familiares y amigos, y al recaudado en iniciativas como los mercadillos en los que vendían objetos elaborados por ellos mismos.

Tienen censados a más de 230 ejemplares, y en sus dos años de vida han esterilizado a 122

«El tamaño de las colonias es muy variable –explican desde CER Plasencia–. Las tenemos de tres ejemplares y de catorce. Tenemos el caso de una que a inicios del año 2021 tenía dos gatas y al final de ese mismo año eran 18».

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La explicación a esta variabilidad tan marcada está en la gran capacidad reproductiva de la especie. Cada hembra puede tener cinco camadas al año, de cinco a seis animales cada una, lo que equivale a unos treinta ejemplares más cada año. Si no se esterilizara tanto a machos como a hembras, la población se dispararía en poco tiempo.

Además, las castraciones reducen las molestias a los vecinos, porque acaban con los ruidos típicos del celo. También rebajan el estrés que sufren las hembras por el embarazo, parto y crianza en la calle. Y en los machos, evita las lesiones propias de las peleas durante el celo.

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Un ejemplar de una de las colonias que atiende CER Plasencia. andy solé

«Los gatos de la calle, independientemente de su grado de sociabilidad, son animales domésticos, por lo que su existencia es el resultado de la acción humana, y en consecuencia, tenemos una responsabilidad ética para con ellos», explica el colectivo. «Tenemos el deber de intervenir y gestionar colonias felinas», añade el grupo, cuyos voluntarios censan las colonias que tienen asignadas y se ocupan de ellas, lo que «evita la superpoblación, establece un control sanitario y mejora la calidad de vida de los animales».

Cuidarlos en casa tras la castración

Además, ayudan en las capturas que permiten llevar a los animales al veterinario a castrarlos. Una vez extirpados los órganos genitales, cuidan se los llevan a sus casas a cuidarlos, y cuando se han recuperado, los devuelven a su colonia. Así se consigue tener a los animales «censados, esterilizados y desparasitados, lo que evita la proliferación descontrolada e impide la aparición de plagas».

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La labor de gestión de colonias que realiza CER Plasencia incluye varias tareas. Una es la alimentación, con pienso seco en una cantidad idónea y en lugares y a horas adecuados. Así se evita «que los gatos se hagan más visibles y vayan a recoger comida a los contenedores, se metan en bares y restaurantes o crucen las carreteras, que además son una de las principales causas de mortalidad». Pero la gestión implica también vigilar y estudiar el comportamiento de los miembros de la colonia, velar por su bienestar e incluso explicar a los vecinos en qué consiste la labor que realizan, para desmontar creencias tan extendidas como erróneas.

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