Ángeles de la guarda de color azul
Reconocimiento público. ·
Dos agentes de la Policía Local salvaron la vida en enero a una mujer de 83 años, atrapada en un incencio, y ahora han recogido la distinción por aquel actoA última hora de la tarde del pasado 27 de enero, un incendio transformó la tranquila rutina de la antigua calle Matías Montero de Plasencia ... en un escenario de tensión. Las llamas salían por la ventana de un cuarto piso y el humo, denso y oscuro, impregnaba el edificio. En medio de ese caos, dos agentes de la Policía Local, Jesús Senador Alcón y David Batuecas, tuvieron que actuar con rapidez para salvar la vida de una mujer de 83 años que había quedado atrapada. Diez meses después, aquel acto ha tenido su recompensa en una felicitación pública por parte del Ayuntamiento de Plasencia. Ha sido la única en 2025.
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Para que la mujer salvara la vida, hubo que contar con una pequeña dosis de providencia. Jesús y David recibieron la llamada de emergencia mientras patrullaban cerca del paseo de la Ribera. «Estábamos al lado, no tardamos ni un minuto en llegar», relata Jesús, un veterano de 53 años con casi tres décadas de servicio. Al llegar, los vecinos, angustiados, les informaron que una anciana estaba atrapada dentro del piso en llamas. Sin dudarlo, los agentes subieron al cuarto piso, donde el humo ya hacía casi imposible la visión y la respiración. «Empezamos a dar patadas a la puerta hasta echarla abajo», explica David, de 46 años y con 15 años en la Policía Local.
Detrás de la puerta, la mujer yacía consciente pero gravemente herida, con quemaduras en la cara y los brazos. «Había tanto humo que no nos veíamos entre nosotros», recuerda Jesús. Los agentes la levantaron y, con un esfuerzo conjunto, lograron sacarla al rellano del tercer piso. «Ya no podíamos más. Nos empezó a picar la garganta y tosíamos sin parar. Nos cubrimos la boca con la cazadora, pero era imposible», recuerda David.
A pesar de las dificultades, su determinación superó cualquier obstáculo. Incluso los bomberos, al llegar, les advirtieron del peligro que habían enfrentado. «Nos dijeron que no deberíamos haber entrado, pero en ese momento solo pensábamos en salvar a la mujer», explica Jesús.
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Finalmente, con la ayuda de una segunda patrulla, consiguieron llevar a la mujer a la calle, donde fue trasladada de inmediato al Hospital Virgen del Puerto y posteriormente a la Unidad de Grandes Quemados del Hospital de Getafe.
Una acción heroica
La acción fue heroica, pero no estuvo exenta de riesgos para los propios agentes, que inhalaron una gran cantidad de humo durante el rescate. «Nos atendieron primero en el lugar, luego nos derivaron al centro de salud y finalmente al hospital», cuenta Jesús. Tras varias horas bajo observación, pudieron regresar a casa y, horas después, recuperar la rutina habitual, aunque la experiencia ha dejado huella en ambos. «La satisfacción es saber que esa persona sigue viviendo gracias a nuestra intervención», reflexionan.
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La mujer rescatada se recuperó de sus heridas y pudo retomar su vida con relativa normalidad. Jesús mantuvo contacto durante las primeras semanas con la familia, que le trasladó noticias alentadoras sobre la salud de la anciana. «Cuando hablamos, me dijeron que ya comía y estaba consciente. Eso fue un alivio para nosotros», comenta.
Meses después de aquella intervención ha llegado una felicitación pública que se traduce en una baremación positiva en el perfil curricular de cada uno. Sin embargo, para Jesús y David, el reconocimiento es secundario frente al valor humano de su acción. «Es nuestro trabajo, pero lo importante es que le salvamos la vida a esa persona», afirma David con modestia.
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La última felicitación pública se produjo el año pasado, cuando dos agentes salvaron a un hombre que pretendía quitarse la vida inhalando el humo de un tubo de escape.
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