Zona de paso

Mapas y territorios

Victoria Pelayo Rapado

Sábado, 21 de octubre 2023, 07:53

De niña aprendí a dibujar el mapa de España. Sin estar dotada especialmente para el dibujo no lo recuerdo como una tarea difícil. El caso ... es que, una vez aprendido, no se olvida nunca, incluso con los ojos cerrados podría trazarlo porque sigue siendo el mismo mapa que aprendí cuando era pequeña.

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He tomado prestado el título de una novela de Houllebecq, 'El mapa y el territorio', quien se inspiró en la frase «El mapa no es el territorio», metáfora utilizada para explicar que la información que encontramos en un mapa no muestra exactamente el territorio. Llevado al estudio del comportamiento humano dice que nuestra percepción de la realidad (territorio) es una construcción personal (nuestro mapa).

Observando la evolución de los mapas de Israel y Palestina desde 1946 hasta la actualidad puedo imaginar la dificultad de un niño nacido en aquel territorio para trazar los límites de ambos países. Además, para complicarlo aún más, los mapas varían según las fuentes. Un mapa no necesita explicaciones, los de Israel y Palestina tampoco, pero sí necesitarían palabras que explicaran el crecimiento injustificado de un territorio.

Define la RAE el vocablo estrecho como algo que tiene poca anchura, también como algo ajustado o apretado. Así es la Franja de Gaza, estrecha, no escribiré sus medidas porque ese dato, el ancho por el largo, está al alcance de cualquiera que tenga un smartphone. Así, hacinados, han malvivido más de dos millones de personas durante demasiado tiempo. Hasta un corderito se vuelve rabioso y fiero si lo enjaulan y hostigan.

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He leído que Gaza es como una cárcel al aire libre, sin posibilidad de salir de ella excepto por unos pocos pasos, o controles, vigilados día y noche por sus vecinos israelíes y egipcios; en cuanto a su costa, bañada por el mar Mediterráneo, y en virtud de los tratados internacionales los pescadores palestinos no pueden faenar más allá de tres millas náuticas; para cualquier país la extensión es de doscientas millas proyectadas desde sus costas. La Franja de Gaza es la ratonera a la que sus habitantes han sido condenados, luchan por la recuperación de un territorio ocupado por Israel; ahora, además, han sido condenados a morir en la Franja. La madre de todas las preguntas es por qué se ha permitido esta situación.

En un solo minuto la situación en la Franja puede saltar por los aires, literalmente, llevándose por delante a mujeres, niños, enfermos y heridos, y personal sanitario, que sigue haciendo su trabajo. El secuestro es un delito sumamente grave y justo es que sea duramente perseguido; dura está siendo la respuesta de Israel al castigar a los gazatíes como si todos fueran terroristas, la matanza indiscriminada tiene un nombre. Atacar el hospital en Gaza ha sido el último horror. Ojalá haya sido el último.

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Un ejército poderoso contra un pueblo acorralado. Nunca una guerra fue tan desigual, ni Goliat tan superior. No puedo imaginar cómo será de terrorífico esperar la muerte en cualquier momento, después de una detonación, tras el paso de un cohete o al tiempo que suena una explosión.

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