Cuando el BCE inició hace dos años con cierta tardanza una vertiginosa escalada de los tipos de interés para frenar la crisis inflacionista tras la ... invasión de Ucrania, las entidades financieras se resistieron durante meses a trasladar tales subidas a la remuneración del ahorro. Esa reacción, justificada con argumentos como un exceso de liquidez que las disuadía de competir en la captación de recursos, aumentó de forma sustancial sus márgenes y solo fue corregida de forma paulatina y a cuentagotas, en contraste con el resto de la UE. Ahora que el precio del dinero ha emprendido el camino opuesto, los bancos se han apresurado a repercutir su descenso en la rentabilidad de los depósitos. Un dispar comportamiento que en nada contribuye a mejorar la imagen de un sector estratégico, que tuvo que reinventar su modelo de negocio para adaptarlo a una larga etapa con los tipos al 0% y al proceso de digitalización, y que, una vez adelgazadas sus estructuras y reforzados sus balances, disfruta de beneficios récord que afinan la exigencia de la opinión pública hacia él. Las nuevas rebajas que prepara el BCE pondrán a prueba si la competencia entre entidades es capaz de amortiguar esa tendencia.
Primer mes sólo 1€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión