Señor presidente, por favor, venga en tren
Si Sánchez viaja a Extremadura en ferrocarril, será más solidario con los extremeños, especialmente con los usuarios de este medio de transporte. El PSOE siempre tuvo entre sus principios la solidaridad y nada mejor que el ejemplo
La prensa nos ha adelantado que Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, vendrá a Badajoz a presentar a su candidato a las elecciones municipales, Ricardo ... Cabezas. Como acto de partido que es y dado que el AVE de Extremadura ya fue inaugurado y, no tratándose de un asunto de Estado, no vendrá en el Falcon, aunque últimamente se tienden a identificar los asuntos de Moncloa y Ferraz, con grave quebranto para los españoles no afiliados al PSOE. No hay problemas de seguridad como para poner peros al asunto, pero el uso de medios públicos para cuestiones particulares, conciertos, bodas o mítines… está siendo demasiado frecuente.
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Sabemos que su tiempo, Sr. presidente del Gobierno, es muy valioso, pero también lo es el de quienes van a despedir a un familiar que puso el pie en el estribo, el del que vuelve a casa en búsqueda de retiro, así como del que va hacer un examen y tiene que ajustarse a la hora de la convocatoria, de la que bien pudiera depender su empleo, estabilidad, futuro y felicidad. La felicidad ya la buscaban los padres americanos en la Carta de independencia de Estados Unidos (1776). El tiempo de todos es igualmente sagrado, como el de usted, Sr. presidente.
Además, así podrá disfrutar del paisaje, cada día más escaso, pues se está enmascarando bajo espejos de metal y paneles solares, pero lo que queda es maravilloso, incluso a finales del invierno, estación en que estamos, sobre todo, porque en ocasiones el calor precipita la vida de la flora en nuestra región. Podrá conocer, asimismo, las estaciones del ferrocarril, la inmediatez a unas poblaciones y la distancia a otras. Será un conocimiento de primera mano, como lo será el vértigo que se siente cuando el tren alcanza velocidades equivalentes a las de las diligencias de caballos, que tantas delicias nos provocan a los aficionados a las películas del Oeste americano, aunque estén rodadas en Almería. No olvide, Sr. presidente, que va usted hacia el oeste, aunque Badajoz no tenga playa, Portugal nos acoge divinamente.
Antes bajábamos los cristales de las ventanas de los pasillos de los vagones del tren, con una cinta que tenía unos corchetes para graduar la apertura. Cuando abríamos demasiado nos entraba carbonilla en los ojos y el hollín llegaba a mancharnos la cara. Eran otros tiempos, el tracatá del tren, que recogió El Consorcio en forma de canción, muchos aún lo tenemos presente, como sufrimos la dureza de la madera de los asientos. Hubo una vez, no se trata de un cuento, en que había coches de 1º, 2ª y de 3ª donde las personas llegaban a compartir espacio con las jaulas de gallinas, y donde llegaba a ofrecerse un bocado a los vecinos viajeros a la hora de la comida, cuando se abría la fiambrera y se sacaba la navaja. Fueron otros tiempos, pero en Extremadura en demasiadas ocasiones los pasajeros han echado pie a tierra con sus maletas y continuado su viaje a la vera de los raíles. Y esto es reciente. La perfección no existe, pero este no es el caso, pues aquí se trata más bien de la excepción. Las cosas han cambiado, se ha mejorado, pero menos de lo esperado y deseado. Y no admiten comparaciones con las situaciones de otras regiones.
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Usted podrá trabajar en el tren, tendrá tiempo suficiente para el análisis y estudio de numerosos expedientes y dosieres debidamente preparados por sus asesores, sabrá la hora de la salida, pero no sabrá nunca la hora de llegada, incluso podrá para admirar la nueva siembra de paneles solares en estos campos. Si antes proporcionábamos cereales, ahora será energía, pero habrá menos verde, aunque a esta energía la hayan denominado verde, lo que no se le ocurrió a Edison. Pero, dese prisa en ver también a los extremeños, si le interesan, pues cada día seremos menos.
Por todo ello, Sr. presidente, cuando venga a Extremadura, hágalo en tren, pues así será más solidario con los extremeños, especialmente con los usuarios del tren. El PSOE siempre tuvo entre sus principios la solidaridad y nada mejor que el ejemplo.
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