Me flipa que os insulte un alcalde homófobo y hayáis 'montao' una fiesta que dura ya once años para que se joda... Estará el tío ... pensando: ya me podría haber metido la lengua en el culo. Bueno, en el culo no, que le doy más ideas a esta gente...», en ese momento los asistentes a la presentación de la fiesta de Los Palomos informaron a la presentadora, Henar Álvarez, de que el alcalde al que se refería, Miguel Celdrán, había fallecido, y esta optó por callarse y siguió a otra cosa. Pero la mecha ya había prendido.
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Creo que no estuvo acertada, pero no entiendo la polémica que se ha montado por estas palabras de Henar Álvarez. No tiene sentido que algunos las consideren tan ofensivas como para que se plantee una moción en el Ayuntamiento para decidir si declaran a la humorista «persona non grata» en la ciudad. Hasta ahora Badajoz no ha declarado a nadie «persona non grata», ¿es ella la peor persona que ha pasado por Badajoz?
Alguien ha pretendido llamar la atención –y vaya si lo ha conseguido–, pero no ha sido la presentadora de Los Palomos, sino la persona que lleva la batuta en este asunto, un edil que fue elegido por Vox y ahora es concejal no adscrito, y que quiere que el resto bailen al son que él les toca. Salvo Unidas Podemos –Erika Cadenas ha asegurado que votarán en contra de la moción– los demás partidos no han dicho «ni mú», y hasta la Fundación Triángulo, que representa al colectivo LGTBI, ha optado por callarse, ¿por qué no defienden la libertad de expresión de la humorista que contrataron? La guionista, que tampoco ha respondido a pesar de que ha demostrado en sobradas ocasiones que «no tiene pelos en la lengua», estará pensando lo mismo que decía hace unos años Belén Esteban: «¡Ni que fuera yo Bin Laden!».
Si los cómicos tuvieran que ser siempre políticamente correctos, menudo aburrimiento. El pasado sábado Henar Álvarez se dirigía a un público que quería disfrutar de la fiesta del orgullo gay pacense ¿de qué querían que hablase? ¿de lo monos que son los vídeos de gatitos que se ven en internet? La artista, en su línea, quería provocar, por eso habló de Celdrán, aunque no estuviese acertada, y por eso se quitó las bragas en el escenario y las enarboló como si fuesen una bandera. Muy fina no es que estuviera, pero tampoco lo pretendía, porque no estaba leyendo un discurso en el Congreso ni en la Real Academia de la Lengua.
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Hasta la familia de Celdrán ha dicho que está estudiando presentar una denuncia contra Henar Álvarez por si sus comentarios supusieran un delito. Fueron de mal gusto quizás, pero ¿un delito? ¿Acaso las palabras de Miguel Celdrán en 2010 diciendo que «en Extremadura hay pocos palomos cojos. Aquí normalmente los echamos para otro lado» eran de un gusto exquisito? Pues no, eran homófobas, pero nadie se ofendió tanto, los «palomos cojos» a los que él se refería se lo tomaron con sentido del humor y se inventaron una fiesta para celebrarlo. Y todos tan contentos.
Como decía Miguel Gila en su monólogo 'El paleto y las bromas de mi pueblo': «Si no sabe aguantar una broma, márchese del pueblo».
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