¿Qué ha pasado este viernes, 5 de diciembre, en Extremadura?

Melilla une a Vox y Sánchez

EL ZURDO ·

Antonio Chacón

Badajoz

Domingo, 6 de noviembre 2022, 07:30

Si quedaban dudas sobre por qué Pedro Sánchez ha traicionado a los saharauis y se ha postrado de hinojos ante Mohamed VI, ... dichas dudas fueron despejadas el 24 de junio en Melilla.

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Aquella fatídica jornada, como elogió Sánchez, los gendarmes marroquíes se emplearon «a fondo» para defender la frontera española frente a la inmigración irregular procedente del Sahel. Es decir, ejercieron de cancerberos de nuestra puerta sur. Para eso pagamos al sátrapa alauí con dinero y favores, para que nos haga el trabajo sucio de protegernos de la invasión de los bárbaros, de esa legión de desheredados de la tierra que llega a nuestras lindes armados de desesperanza y con solo anhelos de una vida digna en los bolsillos.

El funesto resultado fue la muerte de al menos 23 (más de 70 según las ONG) de los cientos de migrantes que trataron de saltar la valla de la ciudad autónoma al quedar atrapados, supuestamente, en una «tierra de nadie» entre España y Marruecos. Sin embargo, la BBC emitió el pasado martes un reportaje que muestra a gendarmes marroquíes arrastrar cadáveres desde el lado español hacia su territorio. Para más inri, el Defensor del Pueblo, el socialista Ángel Gabilondo, ha denunciado que el día de autos 470 subsaharianos fueron devueltos 'en caliente' al reino magrebí.

El reportaje de la BBC cuestiona sin ambages la versión del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, sobre la tragedia, razón por la que Unidas Podemos y demás aliados de Sánchez en el Congreso exigen una comisión parlamentaria de investigación para esclarecer tan turbio asunto. Hasta el PP ahora urge al Ejecutivo a aclarar lo ocurrido.

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Es paradójico que solo Vox se niega a apoyar una iniciativa que, a su patriótico juicio, solo «pretende cuestionar el trabajo de la Guardia Civil» y «alentar el 'efecto llamada'», de lo que sí acusa al ministro y por lo que pide su dimisión. O sea, para el partido de Abascal, el Gobierno se queda corto y debería ser más duro con los simpapeles, como hacen sus amigos Meloni y Salvini en Italia. Al menos, estos son coherentes con sus ideas, no como nuestro cínico presidente, que llegó a la Moncloa abriendo los brazos a los migrantes rescatados en el Mediterráneo por el 'Aquarius' y ahora ejecuta una política migratoria no muy diferente a la que afeaba al Gobierno de Rajoy y propugna la extrema derecha.

No en vano, el periodista jienense José Bautista, experto en inmigración y colaborador de 'The New York Times', reveló a la compañera Rocío Romero en una entrevista publicada por este diario hace un mes que «lo más terrible» que había visto no había sido en América Latina sino en Melilla.

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Mas esa política de mano dura es un parche que no va a contener el tsunami migratorio que se avecina desde el sur, encrespado por un cambio climático que multiplica los fenómenos meteorológicos extremos sobre todo en países ya castigados por sequías, inundaciones y hambrunas. Solo arreglando el problema en origen se logrará detener esa ola gigante. Hoy se inicia una nueva cumbre climática en Egipto de la que se espera mucho ruido y pocas nueces. En la de 2009 en Copenhague, hubo un compromiso de ayudar con 100.000 millones de dólares anuales a los países menos desarrollados y que más sufren los efectos del calentamiento global, pero ese dinero, amén de insuficiente, no está llegando. No nos lamentemos luego de las consecuencias de nuestra insolidaridad.

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