Propósito de enmienda

Ciencia circular

La empatía y el altruismo están presentes en las respuestas de los adolescentes que participaron en un taller de sociología, y sus aspiraciones laborales se inclinan más hacia el empleo público que hacia el emprendimiento

Marcelo Sánchez-Oro Sánchez

Sábado, 24 de mayo 2025, 22:54

La Universidad de Extremadura desarrolla desde hace años programas de difusión científica entre diversos sectores de la sociedad. Yo he tenido la suerte de participar ... en algunos de ellos. La idea es «transferir» a la comunidad lo que significa y aporta el conocimiento científico y la tecnología a nuestras vidas; quizás también prevenir de algunos riesgos. En este caso se trata de abrir una ventana de interacción entre las jóvenes generaciones, estudiantes de secundaria y bachillerato, y tecnólogos/as de los más diversos campos del conocimiento. Son muchísimos los beneficios de este tipo de iniciativas, pero yo creo que la propia denominación sintetiza lo que se quiere conseguir: la circularidad.

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Desde mi experiencia, significa compartir con otras personas contenidos y aplicaciones de la rama del conocimiento que manejas, en mi caso la sociología. Pero a la vez aprender del grupo de chavales a los que se dirige el taller o la charla, sus reacciones, sus inquietudes, sus preguntas. Se trata de explicar y poner en práctica la ciencia y la tecnología de forma accesible y amigable. Suele suceder que de estos encuentros surgen vocaciones científicas o se descubren ramas del conocimiento y su aplicación que para muchos resultan insospechados, imbuidos como estamos en una «carta de servicios» científica, muy restringida y acotada. La «circularidad» del proyecto, es ese intercambio de saberes; pero en mi opinión hay más. La circularidad ayuda a bajar del pedestal a muchos tecnólogos. Salir al mundo real es una lección de vida. Ayuda a romper los estereotipos que los «expertos» se empeñan en construir para mantenerse en su torre de marfil. El filósofo alemán Marcus Gabriel lo denuncia haciéndose eco, a su vez del sociólogo, también alemán, Max Weber, cuando este habla del «desencantamiento del mundo» (¡me encanta la expresión de Weber!).

Dice Gabriel: suponemos que nuestro desarrollo tecnológico es racional, que los fundamentos de nuestro orden social están respaldados por métodos científicos. Que cada uno de nosotros puede, en principio, aprender y entender. Pensamos que todo está en perfecto orden. Tenemos la impresión de que la sociedad en su conjunto está en manos de expertos. Expertos en gestión, expertos científicos, expertos legales. Pero eso es pura abstracción, básicamente ilusoria o ideológica, a la que Weber llama «desencantamiento del mundo». La realidad va en otra dirección y la sospecha y desconfianza hacia los expertos crece en todos ámbitos. Los programas de «circularidad» como el que estoy comentando, abren espacios de legitimación social de la ciencia.

El taller que he desarrollado dentro del programa de ciencia circular de la UEx era de sociología. Dirigido a dos grupos de jóvenes de 3º y 4º de secundaria de Cáceres. Agradezco de corazón al colegio Giner de los Ríos su acogida y apoyo. La sociología sirve para conocer la composición estructural del grupo. También la percepción colectiva sobre temas sociales. En poco menos de una hora, el grupo de unos 15 años de edad respondió a cuestiones tales como la valoración de su entorno familiar y comunitario, incluido España. Aspectos relativos a la salud mental y la sociabilidad. Predisposición a la aceptación de los diferentes y al altruismo. Eso permitió el debate y la reflexión de todos los que estábamos en la clase. Un par de datos que me llamaron la atención. Más de la mitad de estos adolescentes valoraba la situación de España de muy mala o mala. ¿De verdad está nuestro país tan mal como lo perciben estos jóvenes? Ocho de cada diez, de los 53 participantes, se declaraba feliz o muy feliz. Al 60% parece no importarles la realidad las personas migrantes; mientras que tan solo un 5,6% expresó que «no me gusta que haya tantos». La orientación hacia el altruismo la medimos preguntando: «En una situación problemática, en un conflicto entre compañeros/as ¿Con qué frecuencia intentas ponerte en el lugar del otro?». El 60% respondió que «a veces o casi siempre». Finalmente, un par de preguntas «aspiracionales»: tan solo el 16% se ve dentro de 10 años como empresario y un 33% como empleado público. Y a la pregunta de si quisieras ser como un 'youtuber' famoso, por ejemplo, Ibai Llanos, el 60% explicó que, o bien le da igual este señor, o no le gusta, ni se identifica con este tipo de influencers.

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En resumen, el taller de sociología permitió explorar percepciones colectivas sobre temas sociales como familia, salud mental, altruismo y migración. Aunque muchos adolescentes valoran negativamente la situación de España, la mayoría se considera feliz. La empatía y el altruismo están presentes en sus respuestas, y muestran poco interés por 'influencers' vacuos. Sus aspiraciones laborales se inclinan más hacia el empleo público que hacia el emprendimiento.

Toda esta circularidad me sirvió para acercarme a un colectivo que tiene mucho que enseñar a los que creemos que sabemos algo.

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