La clase media, esa entelequia

Parecidas serían las repuestas, de haberse realizado en la España franquista de los Planes de Desarrollo o en aquella otra España, en los albores democráticos, de los «lunes al sol» y la desmedida reconversión industrial de los pasados años ochenta.

La propia teoría marxista ignora conceptualmente a la clase media, relegándola a un pequeño cajón de sastre donde cabían unas pocas profesiones concretas, que vivían de su trabajo sin necesidad de utilizar y comprar el trabajo ajeno; siendo absolutamente irrelevante en el conflicto entre capital y trabajo.

Sin embargo, si parece que el concepto weberiano de las diferencias sociales, determinadas por la clase, el estatus y el poder, ha servido desde finales del pasado siglo hasta hoy al neocapitalismo liberal, financiero y de casino para ahormar un relato inventado y ficticio sobre la existencia de la llamada clase media; que únicamente tiene como fin el desclasamiento y fragmentación de quienes únicamente disponen de su inteligencia y mano de obra, como factores de supervivencia e intercambio salarial con el poder y la empresa.

Hasta tal punto lo anterior es cierto, que la clase media aparece como una entelequia, pues nadie es capaz de definirla con exactitud. A lo más sus definiciones se reducen a simples agrupaciones de personas o familias por determinados tramos de rentas, obviando intencionadamente que la mayoría de esas rentas provienen del trabajo asalariado.

¿Cuánta gente supuestamente perteneciente a esta mal llamada clase media se quedó en la estacada, en la crisis de 2008? Hemos caído en la red del relato simple y nuestro afán de adquirir un estatus ficticio nos lleva a ser presa fácil de intereses espurios y puramente capitalistas, que exclusivamente benefician a unos pocos. La oposición a reducir tiempo de trabajo o ampliar derechos laborales, notas añadidas a la misma música.

Resulta preocupante observar como en el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) el 54,4% de la población española se considera clase media-media o media-baja, por el 15,6% que lo hace como clase trabajadora o clase pobre. Y según datos de la Encuesta de Población Activa (EPA-2023), el 85% de los ocupados son asalariados, el 5% empresarios y el 10% auto empleados.

El salario medio en España el pasado año apenas superó los 30.000 euros/año, pero el salario más frecuente (el que cobra la inmensa mayoría) se situó en la horquilla 14.500-18.500 euros/año. En Extremadura el salario medio está 7.000 euros por debajo de la media española y el salario mas frecuente es inferior al salario mínimo interprofesional.

¿Con estas evidencias, seguiremos alimentando nuestro ego llamándonos clase media, cuando realmente, y a mucha honra, somos clase trabajadora?