«Cualidad de una persona que actúa y habla con dignidad, honestidad, recato y pudor, respetando las normas sociales, morales y las buenas costumbres». Esto ... es lo que dice el diccionario sobre la palabra 'decencia', lo contrario supone o se aleja de cualquier parámetro de alguien que se considere una buena persona. Yo no sé qué tipo de jefes o patrones abundan entre nuestros vecinos europeos, pero lo que sí sé es lo que tenemos aquí, y realmente que causa sonrojo. Y la verdad este último daba la sensación de que estábamos ante un tipo que mostraba cierta empatía y modernidad, al menos en apariencia. Con las declaraciones hechas estos días por el señor Garamendi, las dudas han quedado despejadas. Este señor habla, sin que se le caiga la cara de vergüenza, de que en este país faltan ganas de trabajar y que no tenemos una buena actitud. Pero además, contraponiendo a los vagos españoles, estaría el tenista Carlos Alcaraz, como fiel representante de la cultura del esfuerzo. Pero esto no es nuevo en los titulares de ese privilegiado puesto. «Desgraciadamente, en España hay que trabajar más y ganar menos para salir de la crisis». Esto lo dijo otro inquilino de ese puesto: Díaz Ferrán en 2010. Acabó en la cárcel por corrupción. Todo esto, en el país donde miles de horas extraordinarias no se pagan a los trabajadores históricamente.
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Esta gente no tiene decencia pero tampoco van sobrados de humanidad. No, señor Garamendi, usted no habla de trabajadores; habla de trabajadores esclavos. Vaya a darse un paseo por Europa, por los países equiparables a España, y verá que nuestros sueldos son de los más bajos de Europa. Quién dijera aquello de: «Las subidas del salario mínimo supondrían una hecatombe para el mercado laboral». Todo un despropósito. Creo que usted está fuera de cualquier realidad de un país moderno y justo, en el que la fuerza del trabajo ha de ser tratada con la dignidad que merece, la misma, que a usted le falta.
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