Zona de paso

Isabel y los perros

VICTORIA PELAYO RAPADO

Sábado, 24 de septiembre 2022, 10:42

Una vida extraordinaria como la de Isabel II merecía un funeral majestuoso, y si quedaban dudas de la pasión que despertaba, dentro y fuera del ... Reino Unido, se habrán disipado.

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Pero su gran pasión eran los perros, y esa inclinación suya aumentó mi simpatía hacia ella. Verla por los interminables pasillos de sus palacios, o por los más interminables aún jardines, rodeada de perros; o recibiendo en audiencia a mandatarios, Thatcher, Reagan, Brandt, con alguno de sus corgis correteando entre sus piernas; o firmando, probablemente asuntos de Estado, mientras a sus pies descansaban sus canes; o descender por las escalinatas de alguna de sus residencias con todos los perritos alrededor, como cualquier dueño de perro, avivaron mi entusiasmo por EIIR. Ella sí los integró como parte de su familia, qué buena dueña tuvieron y qué gran madrina para las protectoras.

Dicen que la monarca prefería la compañía de los animales a la de las personas, y seguramente esa aseveración tenga más de leyenda que de certeza, en cualquier caso, me identifico con su pasión, no diré que me gustan los animales más que las personas, pero sí que me gustan más que muchas. Convivo con animales, y cuando escribo, ahora, lo hago muy bien acompañada, siempre están cerca. Puedo asegurar que dan algo de trabajo y mucha felicidad.

Me gustan las personas que tienen animales, por eso me gustaba ella. De todo de lo que se podía haber rodeado en su longeva vida, eligió a los perros. Es raro ver una imagen suya sin uno cerca, le gustaba ir con ellos a todas partes, a la luna de miel se llevó a su perrita Susan. En la inauguración de los JJ. OO. de Londres apareció junto al mismísimo James –Daniel Craig– Bond, siempre al servicio de S. M., recorriendo los pasillos de Buckingham con sus perritos corgi entre los dos. Whisky, Sherry, Emma, Monty, Whisper, Sandy, Dookie, Dash, Muick, Lissy, Candy o Willow son algunos de los nombres de los treinta canes isabelinos.

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El Corgi galés de Pembroke, el favorito de EIIR, ha experimentado una especie de baby boom canino a raíz de la serie que Netflix dedicó a la familia real inglesa: 'The Crown'. He leído que en el momento de su fallecimiento tenía varios. Este no será el triste caso de otros perros, abandonados al morir su dueño, en una gasolinera, en un bosque o en medio del campo, al parecer ya está decidido quién se hará cargo de ellos, no tendrán a su reina, pero sí un hogar con príncipe desgalonado.

Los perros de S. M. han ejercido amorosamente su papel de pequeños caballeros paticortos, sin uniforme y sin sombrero de la Guardia Real, guardándola con tesón, lealtad y celo, desde sus días de infancia hasta el último de su vida: pisando las alfombras palaciegas, descendiendo del Royal Train, sentados en el verde de alguna mansión real, jugando con sus hijos cuando eran niños, consolándola en sus días más negros, subidos en su falda o apoyando sus patas en su real persona, como cualquier perro con su dueño.

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