La COP29, que se celebra desde mañana en Bakú, capital de Azerbaiyán, es una cita crucial para que los líderes mundiales se comprometan a convertir ... las intenciones y buenos deseos en acción y, sobre todo, en financiación para equilibrar la ayuda a la adaptación de los países a las nuevas energías y mitigar las pérdidas y daños que se generan. Los asistentes tendrán sobre la mesa un informe que acredita que 2023 fue el año más cálido de un registro climático de 174 años –ya hay certezas de que 2024 lo batirá– y que las temperaturas récord han derivado en fenómenos climáticos extremos y severos. Ante esa evidencia, los más de un centenar de jefes de Estado y de Gobierno no tienen otra alternativa que poner el mayor volumen de medios para proteger el planeta. La ausencia, sin embargo, de la presidenta de la UE, los presidentes de Alemania y Francia y el propio Vladímir Putin ensombrecen una cita que debería clausurarse con firmes compromisos para sufragar la acción climática de los países en desarrollo. Pasar a la acción requiere la inversión adecuada y determinar quién paga y quién recibe, porque los fondos fijados en 2009 de 100.000 millones de dólares han quedado muy por debajo de las necesidades que requiere la actual emergencia climática.
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