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Tribuna

El nuevo Gobierno extremeño y nuestro patrimonio

Nos causa especial inquietud la intención de la consejera de Gestión Forestal de incrementar la superficie de regadíos y transformar dehesas en áreas de cultivo

Francisco R. Blanco Coronado

Presidente de Fondenex (Fondo para la Defensa del Patrimonio Natural y Cultural de Extremadura)

Jueves, 10 de agosto 2023, 08:02

Extremadura, el último paraíso, fue un libro editado por el diario HOY en 1993, en el que participaron los mejores especialistas de España y Europa ... en Ciencias Naturales. Nuestros ecosistemas naturales –Monfragüe, Cornalbo (sic), Villuercas, Sierra de Gata, Llanos de Cáceres, Tajo Internacional...)– son famosos a nivel mundial y nuestra flora y vegetación son de una importancia capital con reconocimiento internacional debido a su estado de conservación y a la cantidad de endemismos que tenemos. ¡Y qué decir de nuestra fauna! Especies únicas en nuestro planeta, como el águila imperial ibérica, el jarabugo, el sapo partero ibérico, el lince ibérico, la avutarda o la cigüeña negra, tienen en tierras extremeñas una de sus últimas posibilidades de supervivencia.

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En 1971 se constituyó Icona, Instituto Nacional para la Conservación de la Naturaleza, para sustituir a la Dirección General de Montes del Ministerio de Agricultura. La idea era buena, ya que unificaba en un solo organismo todas las competencias relacionadas, no sólo con los montes, sino también las referentes a espacios naturales protegidos, fauna, flora, caza y pesca. Pero los resultados, por mala gestión, falta de conocimientos científicos y, esto es muy importante, ausencia de sentido común y nula sensibilidad, fueron nefastos.

En 1983 se constituyó la Junta de Extremadura y desde entonces el «movimiento conservacionista» solicitó ya una «consejería de medio ambiente» que englobara todas las competencias que tenía Icona hasta entonces. Se consiguió en parte, pues la recién creada Copuma (Consejería de Obras Públicas, Urbanismo y Medio Ambiente) tenía como misión gestionar espacios naturales, caza y pesca, así como flora y fauna. Pero entonces surgió el primer gran fallo, la gestión forestal no fue encomendada a la Copuma, sino a la Consejería de Agricultura, lo que fue un desastre para nuestro patrimonio natural.

En 1989 se creó la Agencia de Medio Ambiente, que aunque dependiente de la Copuma, llegó a tener una cierta autonomía. Y en 1995, por fin, se consiguió la creación de la Consejería de Medio Ambiente (Urbanismo y Turismo), y fue una época de lo más fructífera para la Naturaleza en Extremadura. Pero en 1999, ya con el movimiento conservacionista en horas bajas, el presidente de la Junta, el señor Rodríguez Ibarra, que nunca creyó en el valor e importancia de nuestro patrimonio natural y cultural, hizo desaparecer la Consejería de Medio Ambiente y la convirtió en una dirección general más, pasando la mayoría de las competencias ambientales a la Consejería de Agricultura.

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Desde entonces la gestión de la conservación de la Naturaleza se ha ido diluyendo entre distintos departamentos, con nombres a cual más estrambótico, y se ha ido de mal a peor: nuestros espacios naturales «protegidos» están en un abandono casi absoluto, y como botón de muestra basta visitar el Parque Natural de Cornalvo; las especies de fauna más sensibles de Extremadura, dejadas a su propia supervivencia y algunas de ellas, en situaciones límites; se ha llegado incluso al absurdo de cuestionar la superficie de la Red de Espacios Naturales Protegidos de Extremadura.

Nuestra tierra, a lo largo de su historia, ha sido pionera en muchas cosas y también fuimos los pioneros en conseguir los primeros proyectos de la UE para la conservación de la Naturaleza en España. Lástima que ni los gobiernos del PSOE ni del PP trabajaran más estas ayudas, que no eran sólo para defender águilas, buitres o cigüeñas, como erróneamente algunos creen, sino también, y de forma importante, para mejorar las condiciones de vida de las personas que viven en el mundo rural.

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Fondenex, ante la constitución de un nuevo gobierno en Extremadura, propone a este que examine algunos problemas de gran importancia:

–Auditoría sobre el estado de nuestros espacios naturales protegidos: funcionamiento, plantillas, presupuestos, medios materiales, etc. Creemos que el resultado sería descorazonador.

–Verificación sobre el estado de las especies de fauna y flora de Extremadura, en teoría, «protegidas». Algunas de ellas, en situación crítica.

–Examen de los proyectos de parques solares y eólicos. Rápidamente se daría cuenta de los subterfugios legales que se están usando para su autorización y se quedaría escandalizado de cómo se realizan las evaluaciones de impacto ambiental y las consiguientes declaraciones para su puesta en funcionamiento. No sólo los informes «técnicos» que se realizan son «acientíficos», sino que hay curiosas relaciones comerciales y familiares en muchos de estos proyectos entre «evaluadores» y «autorizantes».

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–Y no hay que olvidar a la central nuclear de Almaraz. Aunque su vida útil tiene ya fecha de caducidad (el cierre está previsto para 2027 y 2028), la planta produce al año entre 60 y 70 toneladas de residuos radiactivos, y de esta cantidad, unos 250 kilos son de plutonio 239 y 240. Dado que la CNA funciona desde 1981, a finales del siglo XX almacenaba más de 3.000 kilos de plutonio 239, cuya vida media, es decir, el tiempo que esos 3.000 kilos se reducen a 1.500, es de… 24.000 años. Ya vamos por casi 9.000 kilos…

–Por último, queremos llamar la atención al nuevo gobierno sobre un aspecto importante de nuestro patrimonio cultural: la labor que realizan patronatos y consorcios. El tema es muy amplio, y Fondenex volverá sobre él y presentará informes que causarán estupefacción. Sólo un consejo inicial, para empezar a trabajar: que se despolitice estos organismos, que se acabe con la colonización de ellos por los partidos políticos y que se deje que los dirijan técnicos de reconocida competencia… e independencia. La Cultura no tiene colores partidistas.

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Fondenex discrepa profundamente con la decisión de la Presidencia de la Junta de Extremadura de dividir las competencias ambientales entre las consejerías de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Sostenible y la de Gestión Forestal y Mundo Rural. Esta decisión no resiste un análisis técnico serio y, ya adelantamos, dará muchos problemas. No se puede separar flora, fauna, caza, pesca, bosques, espacios naturales… Es un todo, no partes independientes.

Nos causa especial inquietud, por cierto, las noticias aparecidas en distintos medios de comunicación sobre la intención de la consejera de Gestión Forestal y Mundo Rural de incrementar la superficie de regadíos y la transformación de zonas de bosque, matorral mediterráneos y dehesas en áreas de cultivo. Esto es lo que se pretendió en la década de los ochenta del pasado siglo y que felizmente se paralizó. Entonces no existían unas normas de protección de la Unión Europea, pero hoy, sí. Si actualmente no hay agua para regar los regadíos existentes, ¿cómo se puede proponer ampliarlos? Ya no se pueden construir más embalses ni en la cuenca del Tajo ni en la del Guadiana. Y algo muy importante: donde no se cumple la legislación comunitaria, los fondos europeos quedan congelados.

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Fondenex tiende su mano al nuevo gobierno de la Junta de Extremadura y le ofrece su total colaboración, pero también manifiesta claramente y con decisión que no permanecerá impasible ante decisiones y proyectos que pongan en peligro nuestro patrimonio natural y cultural.

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