En el bachillerato de los años sesenta dábamos francés. En mi colegio no teníamos otra opción. No recuerdo los libros de texto y los he ... perdido, el diccionario sí, el Rafael Reyes de tapas rojas enteladas.
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Don Cándido, nuestro profesor, cuando teníamos «pronunciación», nos ponía discos en un picú autosuficiente que debía de venir incluido en el paquete del método junto al libro, de cubiertas amarillas, y los discos. ¡Qué modernos!
No sé de ninguno de nosotros de aquella magnífica hornada –el querido Luis Garraín, académico correspondiente de la Real Academia de Extremadura y cronista oficial de Llerena; el brujo Francisco Montalvo, matemático ya de nacimiento y profesor de la UEx; el dermatólogo de Retamal Manuel Salamanca y tantos otros que por problemas de espacio no puedo traer aquí– que saliéramos bilingües, pero con el texto por delante logró que tradujéramos aceptablemente. De Rabelais a Dumas algo hicimos.
De Dumas, 'Los mohicanos de París', es este párrafo: «Toutes le fois que l'on venait lui denoncer une conspiración, un assassinat, un vol, un enlèvemen, une escalade, un sacrilége, un suicide, il ne faisait q'une réponse: «Cherchez la femme!». On cherchait la femme, et, quand la femme était trouvée il n'y avait plus à s'occuper de rien: le reste se trouvait tout seul».
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A contrario sensu, el aspecto del jabalero dice mucho del chozo.
No hablo del PSOE de Julián Besteiro al que no sé si ha leído Pedro, —«Estamos derrotados por nuestras propias culpas. Claro, que hacer mías estas culpas es pura retórica. Estamos derrotados nacionalmente por habernos dejado arrastrar a la línea bolchevique que es la aberración política más grande que han conocido quizás los siglos…»— y solo sacado a pasear por los suyos cuando interesa, sino de, desgraciadamente para España, del PSOE de 'cafelito' Juan Guerra; el ingeniero Roldán; Trujillo, el chófer de la coca; El Tito Berni —parezco un locutor futbolero citando a un oriundo— o del de la figura del momento, el consejero, eufemismo del agradaor y mozo espá de Ábalos, Koldo García, portero de puticlub y, por arte de birlibirloque, consejero de Renfe.
«Cherchez la femme» no resultaría ahora políticamente correcto, me querrían comer las feministas, y tampoco parece que buscáramos en la dirección adecuada.
Cherchez más bien un calvo malencarado con gafas de sol, un empresa anodina que se dedique a todo y a nada y que de pronto empiece a recibir encargos y a alguien con mando en plaza que la haya podido poner en relación con el dinero público, ese que es de nadie según la presidenta del Consejo de Estado, y «et voilà».
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Estupefacto me he quedado yo, no él, cuando me he enterado de cómo Ábalos repartía canonjías. A los horteras y buenos advenedizos, como a los cantaores, les gusta tener agradaores y más si les salen gratis.
El nombramiento como consejero nos dice lo suficiente de un código de conducta sui géneris y nos pone en la pista.
Cherchez y encontrarás.
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