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Transición política, un claro objeto del deseo

Feliciano Correa

Miércoles, 23 de abril 2025, 23:00

En 1977 se llevaba al cine la novela de Pierre Louÿs 'La femme et le pantin', rotulada en España como 'Ese oscuro objeto del deseo'. ... Me inspiro en tal título para encabezar este artículo; y lo hago porque la insistencia literaria e histórica de distintos autores, para hallar las claves de nuestra transición a la democracia, así lo ponen de manifiesto.

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En 2008, Enrique Sánchez de León publica 'Los reformistas del franquismo en la Transición'. En 2019 saca Alberto Oliart 'Los años que todo lo cambiaron'. En 2020 aparecen 'Las transiciones de UCD. Triunfo y desbandada del centrismo (1978-1983)', de Juan Antonio Ortega Díaz-Ambrona. En 2023 ofrece Pigmalión 'En defensa de la Transición. Memoria de un testigo afortunado', de José Julián Barriga. En 2024 leeremos 'Esos impertinentes reformistas de la Transición', de Enrique Sánchez de León. Y permítanme la licencia de citar mi obra 'La Transición política. Antecedentes y conflictos en Extremadura', en 2023, editada por la Fundación CB. Nos ha movido a los autores el propósito de interpretar cómo discurrió la Transición española, cómo actuaron los distintos líderes y qué sucedió en los cuarteles de los partidos políticos. De lo publicado por personas afincadas en la izquierda, citaré una obra, y lo hago por la relevancia del personaje, Juan Carlos Rodríguez Ibarra que, en su 'Rompiendo cristales', dice: «La España de la Transición fue por una España plural y diversa… El modelo de identidad de Extremadura en el arranque del siglo XXI: mira hacia delante, para buscarnos, no hacia atrás. De tal modo que nuestro 'hecho diferencial' sea la manera de afrontar el futuro». La habilidad de Ibarra al incorporar el regionalismo al socialismo, le permitió gobernar un cuarto de siglo.

Pues con todo lo escrito, me atrevo a decir que el intento de averiguación no estaría completo sin la reciente aportación de Juan Antonio Ortega (JAO): «De derecho, política y democracia. Una trayectoria humanista y de centro (1962-2024)». Sobre el itinerario del autor en el mundo del derecho y de la filosofía no voy a detenerme, con el fin de reflexionar en su nueva entrega, a la que podríamos colocar el título que Oswald Spengler señaló para uno de sus libros: 'Años decisivos'. Spengler escribe ahí que «La magna tarea del historiador es comprender los hechos de su tiempo». Y eso ha pretendido JAO. De modo que su enjundioso esfuerzo me lleva más a la valoración histórica y política que a una reseña literaria. Porque estamos ante un documento imprescindible, pues en él se encierra tanto la visión como cronista de su tiempo, como la de un filósofo de lo socio-político, que estuvo al tanto desde el tardofranquismo a la Constitución.

JAO, al amparo de medios que lo acogían en época de censuras, escribía primero como ideólogo comprometido y luego como inteligente gestor en responsabilidades con los presidentes Suárez y Calvo Sotelo. Sin JAO, el grupo Tácito no hubiera sido lo que fue: la gran cantera intelectual de Suárez para el arranque institucional. Los historiadores han de contar con este trabajo para conocer qué pasó, cómo pasó y quiénes fueron los actores decisivos en ese tiempo de cambio. Ignorar esta obra supondría amputar una fuente de aprendizaje sobre el pasado reciente, que sigue siendo el claro objeto del deseo de analistas en la universidades nacionales y extranjeras.

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Si hay una persona destacada en la Transición con decidida vocación intelectual, ese es JAO. Ya en su juventud recaló en la figura del zafrense Pedro de Valencia, sabiendo que López Prudencio lo consideraba un nombre del pensamiento español a la altura de Gracián, Saavedra Fajardo, Feijóo o Jovellanos. La brega de JAO es larga, pues desde 1975 vertía artículos firmados por él o al amparo del colectivo Tácito. Las cuidadas maneras de Ortega le han hecho reflejar sus análisis con un componente irónico que podríamos emparejar con aquellos que en Le Monde publicaba Robert Escartín.

Las páginas ordenadas temáticamente, son una fuente decisiva para quienes deseen penetrar en ese tiempo. Esto que afirmo viene refrendado por el prólogo del catedrático de historia contemporánea. J. M. Cuenca Toribio, cuando afirma que este libro es de «incuestionable valía para la historiografía de la España reciente». Me quedo sin sitio, pero he de recomendar el capítulo de 'Recuerdos, semblanzas y adioses', pues esos textos componen un repertorio sobre personajes que, por la cercanía que con ellos tuvo, resulta hoy imprescindible su lectura. Ahí valora más el talento en los citados que las siglas en las que militaron. Consecuente con su ejercicio en el yunque de la inteligencia, menciona a Luis Gómez Llorente, al que lo califica como «terrible dialéctico y socialista ejemplar».

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La llegada de la democracia fue un camino cuesta arriba, y largo. Peligroso a veces para los aperturistas. A pesar de ello insistieron en la creencia y en la necesidad de dar a España un modelo político de libertades; Ortega fue uno de ellos.

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