¿Qué ha pasado este viernes, 5 de diciembre, en Extremadura?

A usted también le espían

EL ZURDO ·

Antonio Chacón

Badajoz

Domingo, 8 de mayo 2022, 09:14

La legislatura pende de un hilo por el caso Pegasus. A los independentistas catalanes les ha sabido a cuerno quemado enterarse de que los móviles ... de decenas de sus dirigentes, incluido el actual presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, fueron pinchados por el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) con el malicioso programa creado por una empresa israelí que, asegura, solo se lo vende a los Estados. Blanco y en botella.

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Pedro Sánchez ha tratado de capear la tormenta haciendo un Ayuso; esto es, pasando de acusado a víctima, al airear el fontanero de la Moncloa que, ¡oh, casualidad!, el señor presidente y su titular de Defensa también fueron espiados con Pegasus. Todos los caminos conducen a Rabat, pero el sátrapa marroquí ahora es nuestro amigo y guardián de las vallas de Ceuta y Melilla.

Además, el Gobierno replicó que «no sabe ni puede saber nada de lo que hace el CNI». De ser verdad, es para preocuparse más aún, porque el Ejecutivo demostraría una irresponsabilidad supina que pondría en jaque nuestra democracia al permitir que los servicios de inteligencia del país funcionasen sin control público, como un Estado paralelo.

Todo este embrollo parecería un episodio de 'Mortadelo y Filemón' si no fuera porque deja en cueros la seguridad del Estado y amenaza la estabilidad del país en plena crisis inflacionaria agravada por una guerra en Ucrania a la que no se atisba el fin.

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Mas, ¡ojo!, a usted también le espían su móvil y demás dispositivos electrónicos. Y no es el Estado, aunque no lo descarte, sino las grandes compañías tecnológicas, Google, Meta (antes Facebook), Amazon, Apple o Microsoft. Son los nuevos grandes hermanos que lo saben todo de usted hasta el punto de poder predecir lo que hará. Y lo saben con su consentimiento, las más de las veces inconsciente, gracias a las experiencias vitales que comparte en redes sociales y a la ingente cantidad de datos de su vida privada que les regala a través de estas y aplicaciones móviles que le ofrecen gratis porque el producto es usted.

Sí, porque con esos datos esas (malas) compañías mejoran sus servicios y productos para engancharle más, para que acabe actuando como el perro de Pávlov, pero también hacen caja vendiéndolos al mejor postor publicitario. Es lo que Shoshana Zuboff bautizó como capitalismo de vigilancia. Este amenaza nuestra privacidad y, advierte la socióloga estadounidense, la democracia, porque las grandes tecnológicas buscan maximizar sus beneficios presionando contra los Estados para que deroguen o relajen las leyes que limitan sus acciones oligopolísticas y condicionando los comportamientos de los ciudadanos hasta convertirlos en autómatas. Y, como recalca Zuboff, «lo que la historia nos ha enseñado es que, cuando la dinámica del capitalismo funciona al margen de la democracia, este es destructivo». Para ella, «es esto lo que ha creado las horribles tensiones de nuestra sociedad, que han desembocado en populismos, extremismos, xenofobia, racismo».

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Sabedor de que la información es poder, Elon Musk, el hombre más rico de la Tierra (y quizá en un futuro no muy lejano de algún otro planeta), no quiere quedarse al margen del negocio que explota el petróleo del siglo XXI (los 'big data') y ha comprado Twitter para, dice, convertirla en baluarte de la libertad de expresión. En Brasil, el presidente ultraderechista Jair Bolsonaro ha aplaudido a rabiar esa transacción. Blanco y en botella.

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