Decenas de millones por el sumidero del trasvase de Portaje
ANÁLISIS ·
Se intenta aprovechar ahora parte de una obra que pasará a la historia como uno de los mayores despilfarros de dinero públicoUna empresa contratada por la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT) está analizando la viabilidad técnica del nuevo trasvase proyectado entre el Almonte, en la cola ... del pantano de Alcántara, y el embalse del Guadiloba. Parte de los trabajos consisten en determinar hasta qué punto se puede aprovechar la infraestructura ya construida como parte del fallido trasvase de Portaje, una obra faraónica que pasará a la historia como uno de los mayores despilfarros de dinero público sufridos jamás en la provincia de Cáceres.
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Fue en 2005 cuando el Gobierno de España decidió que la mejor solución de todas las propuestas para resolver de una vez el secular problema de abastecimiento de la capital cacereña era traer el agua desde Portaje, un pequeño pantano sin apenas uso situado junto al municipio del mismo nombre más de 60 kilómetros al norte de la ciudad, entre Torrejoncillo y Pescueza. Se descartaron otras alternativas que prefería el gobierno municipal de José María Saponi por considerarlas más eficaces y más baratas, en especial construir una nueva presa en el Almonte y seguir trasvasando el agua desde allí. Se recurrió incluso a los tribunales, pero no hubo caso. La visión del gobierno central se impuso y el 11 de diciembre de 2007 comenzó la obra de Portaje, con un presupuesto inicial de 40,4 millones euros, a los que se iban a sumar otros 20 millones más para los enganches que permitirían suministrar agua también a otros 13 municipios de la provincia salpicados a lo largo de la tubería principal. El plan no podía ser más ambicioso ni más complejo, ya que consistía en impulsar el agua entre Portaje y Portezuelo, desde ahí conducirla por gravedad hasta el pantano de Alcántara, después volver a impulsarla hacia Santo Toribio, y por último llevarla de nuevo por gravedad hasta el Guadioba. Casi nada.
Desde el primer momento todo fueron retrasos en una obra que no hacía más que toparse con dificultades técnicas que la iban encareciendo más y más, hasta que en 2014 se supo que tanto la CHT como el Ministerio de Medio Ambiente disponían de informes en los que se aconsejaba renunciar al trasvase de Portaje, lo cual ocurrió efectivamente a los pocos meses. Nunca se ha llegado a saber con certeza cuantos millones de euros de las arcas públicas engulló la obra –se calcula que cerca de 60–, ni tampoco a qué se debió el empeño del Gobierno y la CHT por la opción de Portaje pese a las voces autorizadas de técnicos con muchos años de experiencia en el Ayuntamiento de Cáceres que habían advertido en reiteradas ocasiones de los problemas que entrañaba traer el agua desde tan lejos, cuando existían otras alternativas más sencillas y cercanas.
Más allá del rifirrafe político escenificado en los medios de comunicación, nadie se ha hecho responsable del fiasco de Portaje. Ahora se confía en que al menos una parte de lo construido entonces pueda servir para el nuevo trasvase desde el Almonte, de manera que no toda aquella multimillonaria inversión se acabe yendo definitivamente por el sumidero.
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