¿Cannabis en las farmacias?

Extremadura cuenta con el centro de referencia del cáñamo en España, Ctaex. Con lo que podrían salir de nuestras vegas todos los cannabinoides que sirvan para curar enfermedades y, dada su versatilidad, producir papel o tabiques

cecilio j. venegas fito

Martes, 21 de junio 2022, 09:46

La demanda de ciertos colectivos de pacientes sobre la utilización de preparados a base de cannabis para aliviar determinados síntomas o mitigar sus dolencias, plantea ... nuevos retos en la terapéutica y en el ámbito legal. Conviene recordar que nos estamos refiriendo a una planta medicinal –conocida y utilizada desde hace miles de años– con características muy especiales por los efectos que produce. De hecho, hace sesenta años el cannabis se incluyó en la Lista IV de la Convención Única sobre Estupefacientes de la ONU, junto a opioides adictivos como la heroína.Recientemente, en diciembre de 2020, este mismo organismo pasó el cannabis de esta Lista IV a la I, donde se incluyen los estupefacientes con potencial adictivo pero accesibles para fines médicos, entre los que se también encuentra la morfina. Naturalmente son productos con gran actividad cuyos usos se encuentran controlados por médicos y farmacéuticos. Por tanto, en buena lógica, el cannabis debe tener unas condiciones de autorización y utilización adecuadas.

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Es importante recordar que, dentro del concepto genérico de cannabis, se encuentran una amplia variedad de preparados y productos que pueden contener diferentes principios, con distinta actividad y efectos.

La planta Cannabis sativa genera inflorescencias características y sus flores son ricas en principios activos de naturaleza terpénica que son responsables de su actividad: el Cannabidiol, conocido como CBD, que no es adictivo y posee unas marcadas propiedades anticonvulsivantes. Los Tetrahidrocannabinoles, siendo el más importante el delta-9-tetrahidrocannabinol, que generan adicción. De esta forma encontramos tanto medicamentos con estos principios activos, como productos diversos de cannabis, que se diferencian entre ellos según hayan obtenido o no autorización de comercialización para uso médico.

En los primeros, en los medicamentos, estos cuentan con una autorización de comercialización de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, que es la autoridad reguladora en España. En este grupo se encuentran los medicamentos Sativex® y Epidyolex®. Los que no tienen autorización de comercialización como medicamentos son la parte florida de la planta, la resina comprimida o hachís, los aceites extraídos y los extractos de cannabis concentrados. En los últimos años se ha admitido el uso en productos cosméticos del extracto y el aceite de ciertas partes del Cannabis sativa, productos que han proliferado en gran medida. Si hace tres años había tan solo dos cosméticos con CBD en su composición, ahora hay casi cien.

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Son productos que cumplen con la legislación cosmética y que en ningún caso pueden tener indicaciones terapéuticas, pero que están generando un mercado al límite de la legalidad, y en muchos casos claramente en contra de la ley.

Encontramos productos a los que se les atribuyen falsas propiedades terapéuticas, sin eficacia ni calidad controlada, sin garantías y de dudosa fiabilidad, tanto en webs como en tiendas, generando un claro engaño a los ciudadanos y poniendo en riesgo su salud. O también, otro ejemplo, cosméticos que se anuncian con un uso incorrecto, ¡para ser ingeridos por vía oral!, lo que supone un evidente riesgo para la salud, además de contravenir la ley, ya que en la Unión Europea no está autorizada la inclusión de CBD en complementos alimenticios.

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Por ello, y para garantizar la seguridad de los pacientes y evitar otros problemas añadidos, creemos que sería oportuno incluir el CBD en el Anexo III del Reglamento 1223/2009 de productos cosméticos, donde se engloban sustancias con ciertas restricciones, como el ácido bórico o el amoniaco. Esto serviría para que se introdujeran advertencias de uso o, incluso, limitar su concentración.

No puedo dejar de citar también los riesgos del uso lúdico del cannabis. No me voy a detener en ellos por ser de todos conocidos, pero, sin duda, creo que debemos alertar de los efectos nocivos que supondría una legalización de su uso para la salud pública.

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El panorama internacional es heterogéneo, y el debate sobre el uso terapéutico del cannabis y de sus componentes activos es cada vez más intenso. Se observa una tendencia hacia la regulación del cannabis medicinal. De hecho, en once países europeos ya cuentan con diferentes regulaciones de su uso.

La garantía de protección de la salud pública y la seguridad del paciente requieren que la utilización del cannabis con finalidad terapéutica cuente con la autorización de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, estén prescritos por un médico para un paciente concreto que se encuentre en una situación clínica previamente definida y se dispense en las oficinas de farmacia.

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Desde los Colegios Oficiales de Farmacéuticos hemos solicitado la limitación de la oferta de los productos derivados del cannabis, actualmente accesible en otro tipo de establecimientos no sanitarios, sin un control en sus indicaciones de uso o de su propia composición, por tratarse de productos no estandarizados, con calidad no controlada u obtenidos a través de canales de dudosa fiabilidad. Hablamos de productos sin garantías de ningún tipo, y que pueden tener concentraciones altamente variables de derivados del cannabis y restos químicos y pesticidas peligrosos utilizados en el cultivo ilegal, exponiendo a los usuarios a riesgos para su salud.

También proponemos la realización de una macro prueba piloto (ensayo clínico) para valorar la utilización del cannabis con finalidad terapéutica.

Por otra parte, y ahora mismo, Extremadura cuenta con el centro de referencia del cáñamo en España, Ctaex. Con lo que podrían salir de nuestras vegas todos los cannabinoides que sirvan para curar enfermedades, y dada su versatilidad en principios activos y fibras, producir papel o tabiques, como ya se está haciendo en Coria. La meta es conseguir que salgan de Extremadura productos envasados y con el máximo valor añadido.

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En estos momentos hay en Extremadura 10 proyectos de I+D en torno al cáñamo, el mayor potencial registrado en España. El cáñamo es una planta muy polivalente. Ahora mismo hay trabas legislativas en todos sus ámbitos, pero estamos trabajando para que el cannabis y sus aprovechamientos sean una fuente de economía para Extremadura.

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