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El batiscafo

Olvidar la Historia

El adoctrinamiento es una poderosa forma de olvidar un pasado indeseado

Alfonso Callejo

Miércoles, 17 de mayo 2023, 07:40

Parece que lo que realmente dijo de George Santayana fue «Los que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo», y no se refería ... expresamente a pueblos o naciones, incluyendo en este pensamiento también a personas individuales. Pero el filósofo español lo que hizo fue adaptar una sentencia muy antigua atribuida a Cicerón, que ya fue usada por Napoleón y Marx, y posteriormente por Churchill y hasta Franco. Con alguna variación, el lugar más famoso donde está escrito esto es en uno de los viejos barracones de prisioneros del campo de concentración de Auschwitz.

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El pasado se puede olvidar de muchas maneras. Algunas son involuntarias, como el causado por deterioro neuronal que nos afecta con la edad. El simple paso del tiempo hace difuminar los recuerdos, sobre todo si estos no tienen un soporte sensorial al que aferrarse: una fotografía, un cuadro, un escrito, una grabación: no sabríamos qué aspecto tenía un antepasado si su rostro no reposara en un viejo álbum de fotos. Y habríamos olvidado un episodio antiguo si alguien no lo hubiera dejado escrito.

Pero sabemos que hay otras formas de olvidar intencionadamente, sobre todo cuando los recuerdos son incómodos. Y una manera efectiva de eliminar el pasado consiste simple y llanamente en suprimir los soportes sensoriales que nos hablaban de aquello que queremos olvidar. Yo puedo romper en mil pedazos la foto de esa novia que se ha ido con otro, pero en este caso soy solo yo como individualidad quien afronta las consecuencias. Mucho más discutible es el olvido intencional de las colectividades, en las que a no todas las personas resulta incómodo un recuerdo. Por ejemplo, el gobierno de Cataluña ha acometido las obras (cifradas en dos millones de euros) para eliminar del Palau de la Generalitat un total de 69 murales pictóricos, algunos de gran tamaño, como el que representa en el salón de Sant Jordi el recibimiento que hicieron los Reyes Católicos a Colón en Barcelona a su regreso de América. La razón es que «se exaltan valores guerreros, el orden estamental opuesto al parlamentarismo, la monarquía perenne y sagrada, el estado basado en el catolicismo como ordenador social, la lucha contra el islam, así como patriotismo bélico e imperial». Traduciendo, esas pinturas recuerdan peligrosamente a la historia de España. Como también recordaban a las tradiciones hispanas las corridas de toros, suprimidas por este motivo más que por criterios animalistas, pues no han prohibido allí todavía los 'correbous'. O poner multas por rotular «Frutería» en lugar de «Fruiteria». O tergiversar episodios históricos en los libros de texto escolares, inventando conceptos y ocultando hechos que pueden resultar negativos para la causa nacionalista. El adoctrinamiento es una poderosa forma de olvidar un pasado indeseado; es como una especie de Alzheimer colectivo inducido artificialmente para añadir adeptos a la causa. No tengo claro que esto conduzca necesariamente a repetir alguna historia como dicen los pensadores, aunque en 2017 allí hubo un conato significativo.

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