Patio del recinto de las Concepcionistas en obras con los arcos protegidos. J. M. R.
Mérida

La obra de las Concepcionistas suma ya veinte meses y se proyectó para quince

La plaza en el antiguo recinto religioso ha cambiado de proyecto para adaptarse a los hallazgos

A. Gilgado

Lunes, 8 de enero 2024, 07:58

Entre abril y mayo de 2022 arrancó el derribo del convento de las Concepcionistas. Se adjudicó por 1,8 millones de euros y quince ... meses. El horizonte era tener la plaza abierta para el verano de 2023. Pero estamos en enero de 2024 y veinte meses después la obra sigue en la agenda. Sumando prórrogas y parones por las intervenciones arqueológicas paralelas.

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La obra ha acumulado en este tiempo también varias discusiones entre los grupos de la oposición y el gobierno municipal por la gestión de los restos arqueológicos. Tanto el Partido Popular como Por Mérida y Unidas han pedido varias veces explicaciones al Ayuntamiento por el control arqueológico que se está haciendo. Temen que la obra destruya elementos de valor histórico del convento o de la iglesia que se deben respetar. Y creen que el proyecto inicial que se autorizó no se ajusta a una zona de especial protección. Ha sido el de las Concepcionistas un tema recurrente en los plenos desde que empezó el derribo.

Hasta ahora, la única explicación que ha trascendido es que los retrasos se acumulan, precisamente, porque hay elementos que se tienen que respetar y que las modificaciones vienen por el interés en preservar los hallazgos que han encontrado al remover el subsuelo.

El gobierno local achaca el retraso a los cambios para proteger y los grupos municipales creen que hay improvisación

El alcalde de Mérida, Antonio Rodríguez Osuna, explicó a los grupos de la oposición que el parón se debió, por ejemplo, para ajustar la ubicación de la pérgola prevista.

Los pilares de la instalación se habían planeado en un punto del suelo donde en teoría no había restos, pero detectaron elementos justo cerca de donde se proyectó la pérgola y eso obligó a cambiar y a hacer nuevas mediciones. Por eso no comparte el alcalde de Mérida los argumentos de la oposición de que no se protege el recinto, porque los retrasos vienen precisamente porque se adaptan a lo que han encontrado.

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La oposición municipal insiste en que el proyecto estaba mal planificado y lo que hay ahora es improvisación porque el recinto tiene más complejidad de lo que intuyeron. Y ya lo avisaron porque pidieron una excavación previa más completa. No hay, a fecha de hoy, un horizonte estimado para saber cuándo terminará la obra.

En los recintos históricos de Mérida que llevan tanto tiempo cerrados los plazos se diluyen porque los sondeos arqueológicos no son tan profundos como los movimientos de tierra posteriores. A veces, cuando llegan los operarios a más profundidad suelen encontrarse con elementos no registrados en un principio porque tampoco se había excavado muchas veces antes y no contaban con documentación para preverlo. El recinto estuvo en manos de la iglesia hasta que lo compró el Ayuntamiento y durante el uso religioso apenas hubo estudios arqueológicos.

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Lo ocurrido en las Concepcionistas es algo habitual en Mérida. Ante cualquier movimiento de terreno que se hace en la ciudad a más de dos metros suelen encontrarse restos. En algunos casos se esperan y en otros hay que modificar porque la arqueología urbana de Mérida va desentrañando el subsuelo de la ciudad a base de obras privadas.

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