La Feria de tarde de Mérida revive el centro en el día de más calor

Los 36,2 grados de temperatura máxima que fijó ayer el termómetro en Mérida, la temperatura más alta de la región y la segunda del país, no parecieron influir esta vez para que ver terrazas llenas, barras de bares y pubs en la vía, vasos y música a tope por el casco urbano, con la zona azul para el aparcamiento sin huecos y el parking de la Politécnica casi lleno.

La oferta musical creció, además, con los conciertos de Sixko Durán y el dúo de Andy y Lucas en la Plaza. Con ellos y con los pinchadiscos (suena más los DJ) que copan estos días el Paseo de Roma como plataforma de animación entre las siete de la tarde y las once de la noche.

En el Ferial, como es habitual, nada extraordinario de día, casi vacío, hasta que llegó la noche. De nuevo, la noche volvió a ofrece participación y ganas de diversión. La del miércoles, con los precios reducidos para los niños y los adolescentes que querían subirse a las atracciones, fue un éxito mayúsculo.

Colas interminables en busca de una ficha para casi cualquier atracción. Los padres de los menores tuvieron que armarse de paciencia y los responsables de los cacharritos se llevaron una buena alegría.

A falta de más casetas con servicios culinarios y de que el público se acostumbre a comer en el Ferial en las que hay -si es que alguna vez ocurre- la Feria de Mérida camina este año con el guion casi calcado de otras ediciones. Una edición en la que el Ayuntamiento, ha dicho, ha destinado más presupuesto para la organización y desarrollo de la Feria emeritense.

Hoy y mañana deben ser realmente las jornadas más intensivas. Con música dentro y fuera del Ferial, más el añadido del inicio del Festival Stone&Music en el Teatro Romano.

Y el próximo domingo se celebra el Día de la Bicicleta, un clásico entre los clásicos participativos de la Feria, que amenaza en esta ocasión estar pasado por agua.