La casa de acogida de invierno de Cáritas cierra campaña con un 86% de ocupación

Explican desde Cáritas que en estos cinco meses han ofrecido cuidados básicos para minimizar los riesgos de los que viven en la calle, que se multiplican en invierno. Ha funcionado con una ocupación media del 86%, por lo que se trata de un recurso necesario y con demanda en la ciudad. De hecho, en esta temporada ha habido más pernoctaciones que en 2022, que cerró con una ocupación media del 76%. En total, han pasado por Suárez Somonte 85 personas.

Llegan aquí usuarios en una situación muy vulnerable. Sin redes familiares ni de apoyo a las que acudir a la ciudad. Y fuera de todos los programas de atención social. Más allá de la atención urgente para que no pasen las noches a la intemperie, también buscan reorientarles a otros itinerarios de integración. «Que puedan encontrar un lugar donde sentirse protegidos y recuperar la dignidad que la calles les había arrebatado», explican desde Cáritas.

La segunda etapa sería ofrecerles luego acogida temporal que presta la organización caritativa tanto en Mérida como en Badajoz para ayudarles a reorientar su vida, encontrar un empleo y valerse finalmente por sí mismos.

La coordinadora del área de Inclusión Social de Cáritas Diocesana, Ana Belén García, explica que a lo largo de estos meses, entre todos los que han llegado a Suárez Somonte para pasar la noche han derivado a 25 acogidos a otros recursos para sacarles de la exclusión social.

Se han derivado, por ejemplo, a sitios como Centro Hermano de Badajoz, Padre Cristóbal de Mérida, C.A.T. de Plasencia y la casa de acogida Virgen de las Cruces de Don Benito.

La campaña de invierno recién clausurada ha sido la tercera consecutiva y desde Cáritas consideran muy necesaria habilitar espacios de acogida urgente en la ciudad.

Aprovechan para hacer balance y para pedir a las administraciones que conecten con las necesidades reales que tienen las personas que viven sin casa en la ciudad o se mueven por la región sin recurso alguno.

«Toda persona merece vivir con dignidad, es decir, tener un hogar con todo lo que eso implica, por lo que no cabe duda que allá donde quiera que haya un centro de emergencia, también dignifica el lugar donde se encuentra», explica la responsable de la organización.

Agradecen igualmente la labor de los nueve voluntarios. Desde la apertura en diciembre han dedicado su tiempo a atender a los necesitados que iban por las tardes a Suárez Somonte a pasar la noche porque no tenían sitio donde dormir.

También se han coordinado con el comedor social de Mérida, ya que la mayoría de los usuarios comían allí y luego pasaban la tarde en el centro de Suárez Somonte. Algunos de los acogidos estaban de paso por la ciudad y seguían luego a otras ciudades.