Emeritenses observan la planta en el tramo urbano del río

El Guadiana y el camalote, juntos diez años

Desde 2005 y hasta hoy, más 24 millones de euros se han invertido en la retirada de la planta amazónica

marta pérez guillén

Lunes, 19 de octubre 2015, 00:21

Juntos, revueltos y hasta el fin de los días. Con los primeros brotes detectados allá por septiembre de 2005 se llegó a considerar como puntual y no preocupante la presencia de la planta acuática más conocida por los emeritenses en el cauce del Guadiana. Aunque lo cierto es que la Eichhornia Crassipes, su nombre científico, un día llegó a sus aguas y lo hizo para quedarse. Y sobre todo a su paso por la capital autonómica, que se erige como el tramo de mayor afección desde Medellín y hasta Montijo.

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Diez años después, el camalote sigue protagonizando portadas, dando qué hablar y provocando quebraderos de cabeza tanto a políticos como a las entidades que actúan en su retirada. Tanto, que hasta Guillermo Fernández Vara, presidente de la Junta de Extremadura, aprovechó su presencia en Bruselas hace unos días para trasladar un mensaje de SOS y preocupación a Europa, con el fin de conseguir su implicación en la lucha contra la planta. Una lucha a la que recientemente también se ha sumado el Consistorio de la ciudad, con personal y maquinaria. Y no es para menos. Las altas temperaturas del verano y también del otoño, han provocado su proliferación hasta límites insostenibles y que el camalote, que parecía descansar en las aguas del Guadiana, volviera a despertar y con fuerza. Volviera a cubrir de un manto verde sus aguas.

Desde aquellos primeros brotes, y hasta ahora, según la Confederación Hidrográfica del Guadiana, más de 24 millones procedentes de fondos estatales se han invertido en esta lucha que se ha convertido en constante. Unos 30 operarios, entre contrata y personal laboral, trabajan a diario en la cuenca con el apoyo de maquinaria especializada, que se acerca a la veintena. Y aun así, el esfuerzo sigue siendo insuficiente.

Nada de herbicidas

Con su presencia en la región, algunos como Trinidad Ruiz Téllez, profesora titular de Botánica y del grupo de Investigación Biológica en la Conservación de la Facultad de Ciencias en el campus de Badajoz, se convirtieron en auténticos expertos de la planta. Téllez trabajó durante años a través de un convenio con Confederación sobre el camalote en un macroproyecto coordinado por la Uex . «Hay mucha información y toda esa información repartida en doce volúmenes la tiene la Confederación Hidrográfica», explica la bióloga, quien califica a la Eichhornia Crassipescomo la planta invasora más peligrosa que existe por su rápida reproducción.

La pacense valora la situación actual del Guadiana, no sólo como un problema medio ambiental, sino también económico. «Tal y como se está expandiendo la planta podría llegar a los caminos de regadíos de la provincia de Badajoz», indica Téllez. Una posibilidad no remota que provocaría la obstrucción de los canales. «O peor, que la planta saltara a los arrozales, como ha sucedido en otros países», recalca. Lo que derivaría sin duda en grandes pérdidas económicas. Junto a su vertiginosa reproducción se suma otra dificultad, la dureza de la planta. «La fibra del camalote provoca que se atasquen las máquinas».

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Fallos en el control de la planta en estos últimos años, haberlos haylos. Aún así, Téllez indica que hay que mirar hacia adelante e intentar poner solución de manera urgente. «Se está hablando de herbicidas», señala a bióloga, quien reconoce que en sus investigaciones dieron con uno, pero no se puede aplicar en las aguas del Guadiana. «Nuestra legislación no lo permite», indica Téllez, quien además descarta la lucha biológica. «Sería peligrosa para el resto de cultivos». La solución que propone se centra en la maquinaria. Eso sí, con menos mano de obra. «Así se evitan tentaciones».

Su erradicación completa no es posible, de ahí que haya que aprender a convivir con la planta y controlar su reproducción. «No se trata de ser alarmistas, sino realistas, hay que concienciar a la ciudadanía del peligro de esta planta». El primer paso para la paz con el camalote se corresponde con la limpieza del río. Y para mantenerla, controlar su reproducción antes de que llegue el calor.

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