«La región tiene una oportunidad que no puede dejar pasar»

Carlos Arce concluyó en 1979 su formación en la Escuela de Ingeniería Técnica Industrial de Badajoz. En 1985 nació su primera empresa, que dos años después ya tenía sedes en Sevilla y Madrid. Pero en 1988 decidió emprender un nuevo camino y nació Arram junto a tres socios y otros seis trabajadores. Hoy son más de 55, a los que considera clave en el éxito de esta consultora de ingeniería.

–¿Qué oferta había en Extremadura en el sector?

–Era muy incipiente, lo que hacíamos en esas fechas eran proyectos de talleres mecánicos, algún secadero de maíz... Las inversiones eran muy pequeñitas, de 20 a 40 millones de pesetas, 100 como mucho. Y más nosotros, que siempre nos hemos enfocado al sector privado.

–¿Qué ha cambiado en estos más de treinta años de actividad?

–Mucho. Entonces hacíamos proyectos de la primera transformación agrícola, como un secadero de maíz o una planta de concentrado de tomate. Hoy la industria agroalimentaria de Extremadura es pujante. Estamos ya en segundas transformaciones. Y en aquellas fechas había muy poca industria transformadora. Hoy en el sector del reciclado están las acerías, el cartón, el plástico... También el vidrio, la industria química... Hacíamos proyectos como mucho de 100 millones de pesetas y hoy el más pequeño es de 1 millón de euros, y en algunos casos superan los 50 o 60 millones. Y cuando hablas de renovables y energía puedes llegar fácilmente a 100 o 150 millones.

–¿Existe ahora una oportunidad de industrializar Extremadura?

–Extremadura tiene una oportunidad que no puede dejar pasar. Los fondos Next Generation y el programa operativo 2021-2027 van a suponer más de 10.000 millones de euros de inversión. Si a eso se une la gran transformación que se está produciendo en digitalización y la posibilidad de generación de energías limpias, creo que se pueden implantar industrias que sean competitivas.

–¿Qué papel pueden jugar las renovables?

–Si somos capaces de establecer contratos que permitan que industrias puedan comprar energía a precios bajos durante 25 años, tendrán una ventaja competitiva. Eso va a permitir que industrias que sean intensivas en consumos eléctricos tengan aquí una oportunidad. Tenemos adjudicado el Centro nacional de investigación de almacenamiento de energía. Y tenemos el litio. Las cosas pueden cambiar si se gestiona medianamente bien. Ya empiezan a aparecer proyectos que nunca habríamos pensado, de 600 o 700 millones de euros.

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