Una veintena de hombres asisten en Extremadura a cursos de reeducación tras ser condenados por violencia de género
La asociación Cupif es la encargada de impartir un programa en el que, por orden judicial, los agresores reciben formación para borrar el comportamiento machista
«Hay de todo, hay hombres condenados por haber llevado a cabo vejaciones a través de mensajes, otros por haber agredido físicamente, insultar». Así ... dibuja Susana Díaz, la directora y fundadora de la asociación Cupif (Con un pie fuera), el perfil de los hombres que asisten a los cursos de reeducación que ofrece su entidad. Actualmente trabajan con aproximadamente una veintena.
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De ámbito nacional y con sede también en Extremadura se trata de una asociación que colabora con Instituciones Penitenciarias y que a través de psicólogos voluntarios imparten cursos de formación a condenados por violencia de género, el programa PRIA-MA (programa de intervención para agresores de violencia de género en medidas alternativas). Cupif tiene 28 años de existencia, 13 de los cuales en Extremadura. «Aprueban la ley integral contra la violencia de género en diciembre de 2004 pues en enero de 2005 fuimos los primeros en Madrid en iniciar los problemas reeducativos contra la violencia de género, algo que no existía en ese momento».
En 2010 abrieron una delegación en Talayuela y trabajan con las Audiencias provinciales de Cáceres y Badajoz, que les remiten casos. También han impartido los cursos en Navalmoral de la Mata. «Cada vez hay más necesidad de intervención, pero seguimos siendo los únicos de referencia».
Voluntariado
Funcionan a través de voluntariado. «Somos todos profesionales, lo hacemos de forma altruista, todos los que estamos trabajando con violencia de género y agresiones sexuales somos psicólogos y juristas», destaca Díaz, que asegura que el trabajo hecho durante tantos años les ha valido la confianza del ámbito judicial. «Muchas veces la Fiscalía nos pide informes y hemos tenido que ir a declarar».
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Se trata de cursos obligatorios para hombres condenados. A lo largo de estos 13 años han pasado entre 250 y 300 hombres. Todos ellos han sido condenados, algunos han pasado por prisión. «El CIS (centro de intervención social) de Cáceres nos manda también personas que están en tercer grado».
«Vienen enfadados y vienen asustados porque no quieren entrar en prisión o no quieren volver, otros vienen reacios, rebeldes, pero les informamos que es un programa obligatorio y que lo manda el juez», explica Susana Díaz. «Se lo decimos así a todos».
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¿Qué se imparte en este curso reeducativo? «Tenemos que trabajar mucho las emociones con ellos desde la psicología positiva, para que se den cuenta de que ellos han hecho daño, porque tienen que responsabilizarse, es una intervención sutil, porque de forma racional van a querer echar balones fuera».
¿Llegan con cultura patriarcal? «Algunos sí, por eso es un programa reeducativo para que él tenga en cuenta todas las ideas machistas, pero de forma sutil, porque si ven la palabra patriarcal o la palabra micromachismos, sacan las garras», explica. Para Díaz lo ideal sería poder trabajar en fases previas, antes de llegar al delito. «Hace falta, recibimos llamadas de hombres que no saben qué hacer, se ha aplicado la ley directamente pero no ha habido un proceso de reeducación», señala esta especialista.
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