Revista viva, revista muerta
Dos diputaciones. Se presentó en Cáceres la REEX de Badajoz, pero nada se sabe de 'Alcántara'
Había concejales y exconcejalas, escritores y artistas, profes de universidad y de instituto, algún estudiante, algún representante de eso que llaman la sociedad civil… Estaba ... Francisco Palomino, secretario general de Cultura, y estaba Ricardo Cabezas, vicepresidente de la Diputación de Badajoz. Sin embargo, la Diputación de Cáceres no tenía una representación en el acto al nivel de la pacense. ¿Y eso?
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Se presentaba en Cáceres el último número de la Revista de Estudios Extremeños que edita la Diputación de Badajoz. La presentación suponía el primer encuentro intelectual con nivel tras el verano, el mundo de la cultura entendió que había que estar allí y no faltaba casi nadie.
La Revista de Estudios Extremeños nació marcada por el espíritu de la Institución Libre de Enseñanza, que impulsó a las diputaciones provinciales a crear diversos centros de estudios locales. El primero de todos ellos fue el Centro de Estudios Extremeños, fundado por la Diputación de Badajoz en 1925. Dos años más tarde, nació la Revista de Estudios Extremeños, que se ha publicado desde entonces con un paréntesis entre 1936 y 1945 por la Guerra Civil y la posterior represión intelectual. La Revista aparece dos veces al año y es una rigurosa base de datos de más de 100.000 páginas y cerca de 3.000 artículos. Se puede consultar en la web gratuitamente o se puede comprar: nueve euros por casi 700 páginas, una relación calidad precio sin rival en el mundo editorial.
Pero volviendo al acto, que se celebró en el auditorio del Museo Helga de Alvear, la verdad es que resultaba un tanto raro. Se presentaba una revista de la Diputación de Badajoz en Cáceres, en un acto interprovincial de «apertura, modernidad y diálogo», según palabras entusiasmadas de Ricardo Cabezas, vicepresidente de la institución provincial pacense y diputado de Cultura. Pero a nadie se le ocultaba que aquello era un golpe de efecto. Allí estaba Iris Jugo, coordinadora de Cáceres 2031, y su presencia era un símbolo que destacaba aún más una carencia llamativa: en Cáceres, que aspira a ser Capital Europea de la Cultura, la Diputación de Badajoz presentaba su revista mientras que de la revista Alcántara de la Diputación de Cáceres no se sabe nada.
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La Revista de Estudios Extremeños tiene un alto nivel por el contenido, la edición, la maquetación… Todo en ella agrada y estimula. La coges, la tocas, la hojeas y dan ganas de leerla. La elección de Luis Sáez Delgado como director ha sido un acierto: es un hombre contemporáneo que ha dado a la Revista un aire actual. Cada página, cada ilustración o fotografía hace que te sientas un extremeño de tu tiempo y respires un impulso de modernidad en el que tiene mucho que ver Sara Espina, directora del Centro de Estudios Extremeños.
¿Por qué no hace algo parecido la Diputación de Cáceres? Pues resulta que lo ha hecho, pero a medias. Ha encomendado la dirección de Alcántara, la revista provincial, a otro intelectual con ideas avanzadas y conceptos claros. Se llama César Rina y es profesor titular de la UNED en Madrid, aunque vive en Cáceres. Sus artículos se pueden leer en este periódico y en otros de Madrid y Barcelona. Rina tiene ultimado el primer número de esta nueva etapa de Alcántara con colaboradores de nivel y contenido de interés. Pero la burocracia, la tesorería, la dejadez o vaya usted a saber tienen parada la publicación.
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En este Cáceres con capitalitis aguda y aspiraciones culturales europeas, ha de ser la Diputación de Badajoz la que nos traiga aires intelectuales frescos y renovadores. Atención, pregunta: ¿Cuándo se publicará Alcántara?
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