Pocos pueden decir que han arriesgado su vida para salvar la de un amigo y José Luis Lofling es uno de ellos. Este vecino de ... 53 años del municipio pacense de Valdecaballeros, que regenta el hostal La Vaguada en el pueblo, se convirtió el pasado jueves en un repentino héroe cuando rescató a Jaime Pacheco del pantano García de Sola. Fue el único que llegó hasta él, el primero en asistirle y quien se encargó de sacarlo del agua para que pudieran atenderle los equipos médicos. Ese gesto de valentía y generosidad forma parte de una historia que está llena de momentos de tensión.
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El joven de 34 años, conocido como 'Jimmy' entre sus amigos, navegaba solo por el embalse cuando cayó de su barca y sufrió graves heridas provocadas por la hélice. Fue la embarcación, que continuó en marcha dando vueltas sin parar, lo que alertó a varios vecinos que se encontraban por la zona. Mientras unos telefoneaban a los servicios de emergencias, otros trataron de localizar a su amigo José Luis para pedirle ayuda, ya que sabían que también tenía un barco que podía utilizar para socorrerlo. «En ese instante estaba tomando un café fuera, así que avisaron a mi mujer, que se puso rápidamente en contacto conmigo», explica.
Eran casi las cinco en punto de la tarde cuando recibió la llamada de su esposa. «Me contó que habían visto a un hombre ahogándose en el pantano, así que cogí corriendo el coche y me acerqué», apunta. Nada más poner un pie en el lugar, José Luis reconoció a unos 600 metros de la orilla la lancha girando y a su amigo flotando en el agua pidiendo auxilio. No tardó en reaccionar. De inmediato dio media vuelta, fue a su casa a por su barca, regresó con ella hasta la zona conocida como Cerro de las Viñas y la echó al agua por la rampa de acceso habilitada en ese punto. «Fui a por él sin pensarlo. Estaba seguro de que era Jimmy, al que había visto salir a pescar esa misma mañana», recalca.
Cuando llegó hasta el punto del incidente, José Luis se detuvo entre la embarcación y el joven para evitar que con los movimientos lo alcanzase. «Se encontraba a unos metros de él y pensé que lo mejor que podía hacer era ponerme en medio para protegerle. Así, si su barca se desplazaba hacia nosotros, golpearía la mía y no a Jimmy», indica.
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Una vez asegurado trató de socorrer al herido, que conseguía mantenerse a flote a duras penas. Además de los cortes en el cuerpo también sufrió un shock hipovolémico por la pérdida de sangre e hipotermia severa provocada por las bajas temperaturas de agua. «Comencé a gritarle para que se mantuviese consciente. No paraba de decirle: 'Jimmy, Jimmy, estoy aquí. Soy yo, tu amigo. He venido a por ti'». Intentó con todas sus fuerzas cogerlo a pulso pero le resultó complicado. «Con la ropa empapada pesaba demasiado. Le decía que tenía que ayudarme, que yo solo no podía con él. Pero me dijo que no lograba mover los brazos. Así que lo enganché por la capucha y tiré hacia arriba», manifiesta. Con esta maniobra pudo apoyar su cuerpo en la borda, desde donde consiguió sacarlo del agua y colocarlo en la cubierta de la embarcación. «Entonces me di cuenta de que tenía las dos manos prácticamente seccionadas. Me puse muy nervioso. Me impactó muchísimo», agrega.
Menos de 20 minutos
Impresionado y en estado de shock, llevó su barca hasta los servicios de emergencia. No habían pasado ni veinte minutos desde que se movilizó. El personal sanitario y de seguridad esperaba en el embarcadero de la orilla de enfrente, donde se ubica el restaurante La Barca del Tío Vito y desde donde también vieron lo que había sucedido. «Ahora me parece que todo pasó muy rápido. No sé cómo me armé de valor y lo pude hacer. La primera noche no pude dormir, pero sin duda volvería a hacerlo, aunque avisaría a alguien para no ir solo», reflexiona.
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Estos días José Luis está recibiendo muchas felicitaciones y muestras de apoyo de vecinos y familiares porque su rápida actuación ha salvado la vida de su amigo, que continúa ingresado en la UCI aunque mejora dentro de la gravedad. Incluso mantiene el contacto con su familia, a la que vio este sábado. «Su madre, sus tíos y uno de sus hermanos vinieron a verme. Están muy agradecidos, pero yo sólo he hecho lo que estaba en mi mano. Estoy convencido de que Jimmy hubiese hecho lo mismo por mí. Ahora lo principal es que se recupere pronto. Eso sería lo más motivador».
Un día después del accidente, el viernes, José Luis y dos amigos volvieron al lugar del suceso para recoger el barco de Jaime y sus pertenencias, que seguía flotando en mitad del embalse. Cuando llegaron ya estaba detenido debido a que se había quedado sin gasolina. «Temíamos que con el aire pudiera estropearse o que alguien se llevase los enseres y el equipo de pesca. Así que lo remolcamos y lo pusimos a resguardo», añade.
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Estos dos hombres son mucho más que dos conocidos del pueblo en el que Jaime lleva viviendo desde que llegó hace ya varios años. Ambos comparten una gran pasión por las aguas del pantano García de Sola así como su afición a la pesca. «Ha venido muchas veces a pescar conmigo en mi barco y yo con él en el suyo y hemos participado en campeonatos. Pasamos mucho tiempo juntos». Momentos que José Luis espera que puedan repetirse pronto.
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