La pianista que lleva la batuta

La música es vida. Con esa frase resume Pilar Vizcaíno Balsera (Mérida, 1980) lo que significa el arte de unir sonidos y silencios de manera coherente. Para ella todo eso es lo que da sentido a sus días. Y así lleva siendo desde hace mucho tiempo. Con tan solo cuatro años ya acompañaba a su abuela a los ensayos de la coral Augusta de Mérida y hoy, casi diez décadas después, es directora de orquesta.

Es la única mujer extremeña que cuenta con esa titulación y desarrolla su carrera profesional en esta comunidad autónoma. La estudió en Málaga, pero volvió al lugar en el que nació porque ama su tierra. Su forma de hablar de ella le delata.

Antes de regresar a Extremadura se formó con mucho esfuerzo. «Nosotros nunca dejamos de estudiar», dice esta pianista antes de recordar el camino recorrido.

Con siete años empezó a estudiar en el Conservatorio de Mérida y terminó en el de Badajoz. Seguidamente se graduó en Magisterio en Salamanca y se especializó en musicoterapia. Luego obtuvo la titulación de Dirección de Orquesta en el Conservatorio Superior de Málaga.

Ha impartido clases de piano, de lenguaje musical y de armonía. Abrió su primera escuela cuando tenía 21 años. Se llamaba academia de música Caesar y compartía instalaciones con su hermana. Con lo que obtenía pagaba sus estudios.

Tras finalizarlos inauguró un centro más grande que lleva su nombre y que está en Mérida. En él se han matriculado este año casi 260 alumnos. «Intentamos hacer llegar a gente de todas las edades el aprendizaje de la música de una forma lúdica, amena y con el proceso evolutivo que cada uno quiera».

Hacen talleres con bebés e incluso con adultos de 80 años de edad. En su escuela no hay límites para el aprendizaje. «Acercamos la música de una forma diferente a la que nos han enseñado a los profesionales de conservatorio», resalta esta emprendedora.

Matiza que cuando tienes claro tu futuro profesional el mejor lugar en el que te puedes formar es un conservatorio. «Sin embargo, hay mucha gente que entiende la música de manera lúdica y nosotros nos encargamos de acercarla de ese modo», matiza Pilar, quien reconoce que no fue fácil obtener la titulación de Dirección de Orquesta. «Primero hay que superar una serie de pruebas técnicas para acceder a esos estudios», detalla Vizcaíno.

Recuerda que la formación es de cuatro años y que cuando ella la estudió había cinco alumnos por curso. La mitad eran mujeres. «Nosotras lo tenemos más difícil en el ámbito laboral. La música siempre ha sido un mundo de hombres, pero ahora eso está cambiando. Cada vez hay más mujeres al frente de orquestas, cada vez hay más tituladas dirigiendo. Estamos consiguiendo nuestro hueco», comenta Pilar, que además del piano toca la guitarra y la flauta travesera.

Ha dirigido orquestas en regiones como Andalucía y países como Rumanía. «Hay que ver lo que se hace fuera para seguir aprendiendo», comenta.

Ella actualmente dirige la Joven Orquesta Ciudad de Mérida. «La creamos hace cuatro años. Quería apostar por mi tierra y por eso volví. Quería dirigir y en eso estoy», confiesa.

Empezaron siendo 15 profesionales y hoy la orquesta la forman 72 componentes. «Está abierta a todo el que quiera compartir música y disfrutarla», destaca Pilar, que recuerda que empezaron tocando en la calle y hoy su batuta ya ha pasado por lugares como la Plaza España de Mérida, el Teatro Romano y el Templo de Diana. La orquesta dará su primer concierto fuera de la región en Madrid durante las próximas navidades.

Cree que al menos en esta comunidad autónoma se está apostando por la música. Pone ejemplos. «Llevo dos años encargándome de la dirección artística del Día de Extremadura. En la entrega de medallas en el Teatro Romano, el espectáculo que se pudo ver después lo protagonizaron niños y adolescentes, todos ellos extremeños. Ese es el talento que hay en esta región y por él se está apostando. Eso se está haciendo desde muy arriba», afirma Vizcaíno antes de detallar las valores con los que debe contar quien coge la batuta cada día.

«Cuando un buen director de orquesta se sube al escenario no solo manda. También escucha y tiene paciencia. Hay que saber que lo que tienes delante son muchos corazones de los que debes sacar lo mejor para que el público también reciba lo mejor», comenta Pilar, que lanza un mensaje de esperanza a todos aquellos que se quieran dedicar a este mundo.

«Se puede vivir de la música», dice convencida. «El camino no es fácil, pero si ser director de orquesta es tu sueño hay que perseguirlo. Hay que echarle muchas horas, esfuerzo y sacrificio», añade Pilar. En su caso está mereciendo la pena. «Es impresionante la sensación que se produce cuando levantas los brazos y tras un instante caen y suena la música». Eso es vida.