¿Qué ha pasado este viernes, 5 de diciembre, en Extremadura?
Un preso amenaza a otro con una pistola en la cabeza ALFONSO
CRÓNICA NEGRA EN EXTREMADURA

Motín en Badajoz: 11 horas de terror, un muerto y una ejecución simulada

1987. Cinco presos lograron enviarse a sí mismos un paquete con una pistola de 9 milímetros y dos de fogueo para fugarse. No lo lograron, pero sembraron el caos en la prisión pacense

NATALIA REIGADAS

Sábado, 26 de diciembre 2020, 07:39

Los testigos lo recuerdan como uno de los momentos más terroríficos que han vivido. Las autoridades y las fuerzas de seguridad rodeaban la cárcel ... de Badajoz, donde se había producido un motín. Un preso empujó a otro contra una ventana, le apuntó a la cabeza con una pistola y disparó. La víctima se desplomó y quedó en el suelo cubierta de sangre. No fue real. Era un montaje. El arma era de fogueo y la sangre se la extrajeron con jeringuillas varios internos para impresionar con una ejecución simulada.

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Ocurrió el 2 de julio de 1987 en el centro penitenciario de Badajoz. La ejecución simulada solo fue uno de los episodios demenciales que se vivieron durante once horas de terror.

El motín se desencadenó debido al intento de fuga de cinco internos, uno de los cuales acabó siendo la única víctima mortal. No era un plan improvisado, sino una intriga propia de un guión cinematográfico. Lograron que una persona, que nunca fue identificada, les enviase un paquete desde Barcelona a nombre de uno de ellos. El envío incluía una pistola marca Astra de nueve milímetros cargada, dos armas más de fogueo y un par de pelucas.

Las armas pudieron entrar en la cárcel, según denunciaron posteriormente los familiares del fallecido, porque no funcionaba el aparato de rayos X que servía para inspeccionar los paquetes.

Los cinco presos estaban divididos en dos módulos, dos en uno y tres en el otro. Vigilaron la llegada del envío y se avisaron unos a otros por megafonía con un mensaje en clave ¿Pero, cómo lograrían hacerse con el paquete? La segunda parte del plan era atacar a los funcionarios de prisiones hasta llegar a la sala de recepción de paquetes.

Crónica del 3 de julio de 1987 sobre el motín. hoy

Con cuchillos caseros amenazaron a cuatro funcionarios, les robaron la ropa y les obligaron a acompañarles hasta su objetivo. Eran las 13.15 horas. Una vez con las pistolas, según recoge la sentencia, «se hicieron dueños de la situación». Secuestraron a 15 funcionarios en total. Uno de ellos, cuando iba a ser reducido, fue capaz de gritar «secuestro» por los interfonos y, por ello, fue golpeado en la cabeza con una pistola. Este aviso frustró la fuga. Cuando los amotinados intentaron salir por la zona de ingresos, otros trabajadores de la cárcel les cerraron las puertas.

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Uno de los presos disparó exigiendo que les abriesen, pero la guardia de la puerta devolvió el disparo y se echaron atrás. Sin poder fugarse, decidieron sacar de sus celdas a 150 internos y sembrar el caos.

El director de la prisión y el delegado del Gobierno en Extremadura hablaron por teléfono con los cabecillas del motín. Estos exigieron un furgón para completar su huida o matarían tanto a los funcionarios como a otros internos. Las autoridades lograron, sobre las 15.30 horas, que los amotinados permitiesen la entrada de un médico para examinar al funcionario que estaba herido en la cabeza. El facultativo recomendó trasladar a la víctima al hospital. Aceptaron, pero a cambio el médico tuvo que quedarse dentro de la prisión.

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A las 20.00 horas la situación seguía bloqueada y los cabecillas del golpe decidieron pasar a la ofensiva. Anunciaron que iban a ejecutar a un rehén. Fue la ejecución simulada que captó el fotógrafo de HOY Alfonso. Un preso, con cara de miedo, es apretado contra la ventana mientras una mano sujeta una pistola contra su cabeza. Posteriormente procedieron a la falsa ejecución. Tras dejar al preso en el suelo cubierto de sangre de sus compañeros, exigieron al médico que certificase su muerte y así lo hizo pensando que el interno había muerto.

Poco después llegaron a la prisión los miembros de la Unidad Especial de Intervención de la Guardia Civil. El jefe de este cuerpo entró a hablar con los amotinados, también le mostraron el supuesto cadáver y le señalaron a otro preso «que sería ejecutado en diez minutos si no les abrían las puertas».

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Artículo publicado sobre el juicio. HOY

Amenazas

Durante esas horas, los funcionarios vivieron momentos de mucho miedo. Entre otras amenazas, los presos seleccionaron a supuestos internos con sida, les extrajeron la sangre y amenazaron con inyectársela a los secuestrados. Algunos vomitaron y otros sufrieron episodios de histeria.

Pasada la medianoche, la Guardia Civil asaltó el recinto. Usaron granadas y balas de fogueo y a las 00.50 horas dieron la prisión por recuperada. La entrada de los agentes fue violenta, según reconoció la sentencia, pero «absolutamente necesaria», según el mismo fallo.

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La muerte de uno de los cinco amotinados tuvo lugar cuando se dieron cuenta del despliegue policial. El recluso, que había anunciado que antes de dejarse coger, se quitaría la vida, fue encontrado con un disparo en el costado que le llegó al corazón. Nadie fue condenado por este fallecimiento. La sentencia dice, textualmente, «que no se puede acreditar si voluntariamente puso fin a su vida» o si fue un accidente al llevar la pistola en su ropa.

Los cuatro cabecillas restantes fueron condenados a más de 18 años de cárcel cada uno por el secuestro de 15 funcionarios, quebrantamiento de prisión y la tenencia ilícita de armas.

Los hechos, además de conmocionar a la ciudad, desataron una oleada de críticas contra la prisión. HOY había publicado cuatro meses antes un informe del juez de vigilancia penitenciaria que indicaba que era una de las prisiones más peligrosas del país. Los responsables de la misma lo desmintieron y el 2 de julio la situación explotó.

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