Dos cachorros de lince ibérico, de los que ya hay 99 contabilizados en la región. HOY

El lince ibérico ya campea por Extremadura 22 años y 88 millones después

El Ministerio para la Transición Ecológica celebra que ya haya más de dos mil ejemplares en la península -254 en la región- de una especie que estaba a punto de desaparecer

Domingo, 25 de mayo 2025, 07:45

El lince ibérico estuvo a punto de desaparecer del campo a mediados del siglo pasado, cuando en muchos pueblos de España era tratado como ... alimaña. Se llegó a calcular que quedaban poco más de cien ejemplares. Pero desde principios de este siglo XXI no ha parado de crecer la población de este felino de orejas puntiagudas y cuyo menú predilecto es el conejo de monte.

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En 2002 se activó un plan y poco a poco ha ido subiendo la cifra de cachorros, también la de madres reproductoras y, como consecuencia de una estrategia iniciada en Andalucía, la de linces en general, los cuales ya se están moviendo por áreas muy concretas del sur peninsular. Ya hay más de dos mil entre España y Portugal. De ese total, más de 200 (el 10,5 %) campean y se reproducen en Extremadura.

«Muchos de ellos están geolocalizados y por tanto todavía tutorizados por la administración. Algunos se mueven solo por sitios donde tienen asegurada la comida o se les vacuna si se detecta alguna enfermedad. Y ahora lo que toca es irles soltando esa cuerda para que desarrollen todo su instinto salvaje, de hecho los cachorros que están naciendo empiezan de cero, no como los criados en cautividad», explicaba este viernes a HOY Germán Puebla Ovando, director general de Sostenibilidad de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Sostenible de la Junta de Extremadura.

Lynxconnect ha sido la última fase de un plan que ha durado más de dos décadas. El director de ese Proyecto Life en la Junta de Andalucía, Javier Salcedo, hablaba este año de «uno de los mayores éxitos a nivel internacional en la conservación de una especie». Y aunque este trabajo se ha impulsado desde Andalucía a partir de 2002, Extremadura ha contribuido decisivamente desde el centro de cría de Zarza de Granadilla (Cáceres), que se inauguró en marzo de 2011, y entró a formar parte de la red de centros de cría (cuatro en total) del programa de conservación ex-situ del lince ibérico, aunque años antes ya había equipos elaborando censos e identificando las amenazas que estaban mermando la población.

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En la comunidad extremeña los linces están localizados principalmente en el Valle del Matachel, que comprende los subnúcleos de Alange y Hornachos en la provincia de Badajoz, y donde se han contado ya hasta 64 cachorros. También en el entorno del río Ortigas y en la zona de Valdecañas e Ibores existen linces, ya que es un área de asentamiento natural que, después de ser evaluada con el protocolo correspondiente, pasó a ser considerada un área de reintroducción. Además, este animal se ha avistado también en Monfragüe, el cual se ha adaptado a la falta de conejos en la zona alimentándose de crías de ciervo.

Se trata de animales con una gran movilidad, tal y como se ha demostrado al estar muchos de ellos geolocalizados a través de un collar. El mes pasado se fotografió con un móvil un ejemplar corriendo por los hoyos del Club de Golf de Badajoz y semanas antes se vio otro asomándose a esta ciudad por la barriada de San Roque. Puebla Ovando cree que se debe a que algunos ejemplares que no se han criado desde el principio en entorno salvaje están acostumbrados a la presencia del ser humano, «de hecho algunas madres han ido a criar a naves de ganaderos (...). Hay linces de muchos tipos, incluso muy aventureros, como el que cruzó la península desde el Algarve en Portugal hasta Cataluña», pone como ejemplo el director general de Sostenibilidad.

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Un lince con collar geolocalizador. HOY

Sean más o menos salvajes, con una territorialidad más o menos marcada, esta dispersión y que últimamente cada vez más personas se hayan topado con algún lince, uno de los mamíferos más ágiles y esquivos de la península ibérica, son la confirmación de que el plan para recuperar la especie ha ido por buen camino, aunque aún queden cosas por hacer.

Cuatro programas Life distintos

¿Qué ha pasado exactamente en los últimos veintitrés años? Los programas Life son instrumentos financieros de la Unión Europea dedicados al medio ambiente. Ha habido que encadenar cuatro de ellos (Lince, Lince Andalucía, Iberlince y Lynx Connect) y dedicar 88 millones de euros hasta llegar a los datos que el jueves pasado difundió el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco).

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El primero de los programas, Life-Lince (2002-2006), de casi 10 millones de euros, fue para evitar la extinción identificando las amenazas que causaban el declive: atropellos, furtivismo y falta de alimento. El segundo programa se denominó Life-Lince Andalucía (2006-2011) y se gastaron 27 millones. Fue para reforzar la población y la cría en cautividad. Por un lado, se garantizó la supervivencia de la especie y por otro se trabajó en la mejora de su hábitat recuperando el conejo de monte, principal presa del lince, ya que le aporta muchas calorías y lo convierte en un animal fuerte y activo para buscarse la vida en la naturaleza.

Al final de este programa se incorporó Extremadura con el centro de cría de Zarza de Granadilla, en la provincia de Cáceres. Fue cuando dio comienzo Life Iberlince (2011-2018), con 34 millones de euros y que se basó en reintroducir el lince en su hábitat histórico. Así, en 2014 ya se soltaron linces en Castilla-La Mancha, Extremadura y Portugal, estableciendo nuevas poblaciones en zonas donde la especie había desaparecido décadas atrás. Este proyecto logró ampliar el área de distribución del lince y aumentar su diversidad genética.

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Por último, se activó Life Lynxconnect (2020-2025), programa de 18,7 millones y cuyo lema es 'Conectar las Poblaciones para Asegurar su Futuro'. «El gran reto actual es garantizar la viabilidad a largo plazo del lince ibérico mediante la conexión de las poblaciones reintroducidas y la mejora del intercambio genético entre ellas. Este proyecto trabaja en la creación de corredores ecológicos, la reducción de amenazas humanas y la consolidación de la coexistencia entre el lince y las actividades humanas», explican desde Lynxconnect.

En estos momentos, según el último censo oficial del Ministerio para la Transición Ecológica, la población de lince ibérico (Lynx pardinus) que se ha conocido esta semana, en Extremadura la cifra ha crecido hasta los 254 ejemplares, uno más que el año anterior y 90 linces más respecto a 2021.

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Variación de la población de linces en Extremadura. María Díaz

Si contemplamos el conjunto de la península hay que anotar un nuevo registro máximo desde que se tienen datos precisos de seguimiento, con un total de 2.401 individuos censados de esta especie en España (el 85,3%) y Portugal (14,7%). La mayoría de estos ejemplares merodean por Andalucía, con 890 ejemplares avistados en Sierra Morena; y Castilla la Mancha, con 585 linces moviéndose por los Montes de Toledo.

Hay que tener en cuenta también que de los 2.021 linces censados en la península ibérica 406 son madres reproductoras, y uno de cada tres (722) son cachorros, la mayoría de los cuales se integran ya directamente en el hábitat natural sin necesitar la tutela de la Administración. En Extremadura, de los 254 ejemplares censados, 48 son hembras reproductoras y 99 son cachorros.

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Pero el plan para todos estos linces no ha concluido, apuntan desde la Junta de Extremadura. «Ahora lo que toca –explica Puebla Ovando– son tres cosas. Por un lado, insistir en esa conexión para evitar la consanguinidad y que no haya comunidades muy cerradas. Por otro, que el lince empiece a andar por el campo por su cuenta como la especie salvaje que es. Y en tercer lugar recuperar el conejo de manera definitiva creando condiciones, como vivares (madrigueras artificiales con tubos) para que puedan reproducirse protegidos de sus depredadores y sobre el que tenemos un proyecto de la dirección general para hacer núcleos de cría en las vías pecuarias».

Preguntado sobre si granjeros o ganaderos están notando una merma en su cabaña por ataques de linces, el representante de la Junta habla de casos anecdóticos de daños en corderos, tras los cuales se compensa al ganadero, y que se deben, dice el director general, a la escasez de conejos de monte en la zona, por eso insiste en la repoblación con este tipo de presa que ha sido clave en la recuperación de la especie.

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Orígenes de un felino singular

Para explicar lo sucedido desde 2002 existe una serie de trece capítulos producidos por Lynxconnect para su canal de 'youtube'. El investigador de la estación biológica de Doñana (CSIC), Miguel Delibes, habla de una cuestión de compromiso con el planeta: «España y Portugal no podían permitirse que se extinguiera el primer felino silvestre desde el Neolítico», dice.

Según José Antonio Godoy, genetista molecular que ha estudiado la evolución de este felino, el lince pertenece a uno de los linajes principales de los félidos, con un origen que se remonta entre 5 y 10 millones de años. Existen cuatro especies actuales: dos en Eurasia (el ibérico y el boreal) y dos en Norteamérica (el canadiense y el bobcat). El lince ibérico se separó hace alrededor de un millón de años, aunque recientes estudios sugieren una divergencia más antigua. Los análisis genéticos revelan eventos de hibridación entre el lince ibérico y el boreal, posiblemente hace entre 2.000 y 4.000 años, aunque se desconoce si esta mezcla benefició o perjudicó a la especie ibérica.

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Con esos antecedentes y ante la posibilidad de que esta especie pasara a formar parte de la categoría de 'extinguidas', había que trazar un plan que ha durado más de veinte años y que exigía saber qué estaba pasando.

Maltratado en el siglo XX

Ya se conocía que en el siglo XIX la población del lince ibérico alcanzó su punto más alto en los últimos 500 años. Sin embargo, el siglo XX trajo consigo un declive dramático que puso a la especie al borde de la extinción. La persecución sistemática, el uso de venenos como la estricnina y la aparición de enfermedades virales en su principal presa, el conejo, llevaron a la desaparición de casi todas las poblaciones de lince ibérico que existían en el siglo XIX.

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A semejante animal se le llamaba 'alimaña' y en 1914 el zoólogo Ángel Cabrera fue el primero en alertar sobre la regresión del lince en la mitad norte de la península ibérica. No sirvió de mucho. Entre 1954 y 1961, el Estado pagó por la eliminación de 152 linces en solo seis provincias españolas.

En 1990, al analizar los datos del censo, descubrieron que la distribución del lince se había reducido en casi un 50% en los últimos 40 años. Sin embargo, la reacción institucional no fue inmediata ni contundente. Hasta 2002 la administración no actuó con la urgencia necesaria. Entonces ya solo quedaban unos cien en toda la península.

«El dinero está bien gastado, es un animal muy presente en la retina de la gente y que favorece el ecosistema»

Germán Puebla Ovando

Director general de Sostenibilidad de la Junta de Extremadura

Tras las acciones llevadas a cabo de manera coordinada entre Andalucía, Castilla la Mancha, Extremadura, Murcia y recientemente también Castilla y León, la especie ha pasado de estar 'en peligro de extinción' a 'vulnerable', como celebra la consejera de Sostenibilidad y Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, Catalina García Carrasco, en uno de los capítulos explicativos de Lynxconnect que dan un repaso a estos 23 años.

Para Germán Puebla Ovando, los 88 millones de euros gastados en estos cuatro programas (60% procede de fondos europeos) han sido una buena inversión. «Parece mucho dinero, pero es una especie única que tenemos la obligación de conservar. Aunque la naturaleza debe evolucionar por sí misma hay que intervenir si se dan circunstancias para la extinción de un animal tan propio y simbólico de nuestra cultura. Es un felino que ha estado muy presente en la retina de la gente, y que favorece cualquier ecosistema. Lo malo es cuando el proyecto no sale adelante, pero aquí se han hecho las cosas bien, de una manera rigurosa, así que el dinero público creo que ha sido bien utilizado», declara.

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Demasiados atropellos aún por ir a buscar conejos por las cunetas

Existe la sensación entre quienes han contribuido a recuperar el lince ibérico de que el aumento de su población (2.401 en la península ibérica hoy) no solo ha sido un éxito para esta especie, sino que el plan también ha servido como modelo para la conservación de otros carnívoros en peligro de extinción en todo el mundo.

Pero, a pesar de lo anterior, el Ministerio para la Transición Ecológica hace hincapié en que quedan varios «retos» para asegurar que el lince evita el riesgo de extinción. Incide en que las tasas de mortalidad no natural aún son relevantes y en que se detectaron 214 muertes de lince en 2024, de las que 162 (75,4%) fueron por atropello en infraestructuras viarias. En Extremadura, en 2023, hubo 33 muertes, la mayoría por atropello.

Según el ministerio, esto pone de manifiesto la importancia de avanzar en los trabajos de aplicación de la estrategia de conservación del lince ibérico en España y Portugal y de la estrategia española de infraestructura verde y de conectividad y restauración ecológicas para mejorar la «desfragmentación de hábitats» entre núcleos geográficos donde se asienta la especie en España.

Lo anterior se traduce en pasos naturales para este tipo de animales en un territorio que está cosido a carreteras. Y es que, según el director general de Sostenibilidad de la Junta de Extremadura, Germán Puebla Ovando, «los atropellos se producen porque el lince, si no hay alimento en el monte, lo busca en las cunetas, que son proclives a que haya conejos por sus taludes (...). También hay puntos negros en carreteras. En el valle del Matachel estamos viendo qué querencia tienen y probaremos con un tipo de alambrada para que no lleguen a la carretera».

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