La Junta activa un plan para erradicar la Xylella tras detectarse el primer brote en la región
La bacteria, que puede dañar seriamente a olivos, almendros o ciruelos, se ha comprobado en cinco plantas de Valencia de Alcántara
Una nueva bacteria que puede acabar con olivos, almendros o ciruelos ya está oficialmente en Extremadura. En España lo estaba desde 2016, pero ha sido ... ahora, en junio pasado, cuando un brote de Xylella fastidiosa se ha detectado en una zona de matorral, no de cultivos, en Valencia de Alcántara, junto a la frontera portuguesa. Se trata de una plaga incluida por la Unión Europea en el listado de prioritarias a la que combatir por la gravedad de su impacto económico, medioambiental o social. La Junta de Extremadura va a publicar la próxima semana una resolución en la que se declara oficialmente la existencia de un brote de la plaga, se califica de utilidad pública la lucha contra la misma y se aprueba el plan de acción para su erradicación.
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«Hace seis o siete años hablar de la Xylella fastidiosa era muy complicado, se sabía poco. Ahora tenemos más conocimientos. Y unas pautas con las que intervenir», reflexiona José Manuel Benítez Medina, director general de Agricultura y Ganadería del Gobierno regional. Que llegara (oficialmente) la Xylella fastidiosa a Extremadura era cuestión de tiempo. Quizás lleva más tiempo entre nosotros pero hasta ahora no se ha detectado, confirma Benítez en declaraciones a HOY.
La primera detección de Xylella fastidiosa en España fue en las islas Baleares. Se notificó en noviembre de 2016. Actualmente está presente en todas las islas excepto en Formentera, con más de 1.200 muestras positivas y 3 subespecies de la bacteria que han afectado a más de 30 especies vegétales, según informa el Ministerio de Agricultura. Después de Baleares cruzó el mar y se ha asentado en la Comunidad Valenciana, con la provincia de Alicante como gran golpeada.
El sector agrario y las administraciones asumían que se iban a producir focos en otros territorios del país. Ahora se ha visualizado el primero, oficialmente, en la comunidad extremeña. Y ha llegado vía Portugal. Lo ha hecho en una zona de matorral, monte público de otra parte, en la localidad cacereña de Valencia de Alcántara.
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«En mayo pasado nos llegó información sobre los brotes de Portugal. Y se establecieron dos zonas de riesgo en Extremadura porque en las áreas más cercanas a las afectadas en territorio portugués», relata el director general de Agricultura y Ganadería de la Junta. Esas dos zonas se situaba a 2,5 kilómetro de tierra lusa.
En esas zonas de riesgo se ha desarrollado a lo largo de junio pasado un programa de vigilancia específico por parte del Servicio de Sanidad Vegetal de la Consejería de Agricultura.
Se recogieron muestras y se realizaron análisis de plantas. En concreto, fueron muestreados diversos vegetales en la zona de riesgo del municipio rayano de Valencia de Alcántara.
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Búsqueda más activa
Esa toma se realizó el 6 de junio y el 26 tuvieron los resultados del Laboratorio Nacional de Sanidad Vegetal ubicado en Lugo. En cinco muestras los análisis dieron positivo. Estaba la bacteria Xylella fastidiosa en Extremadura. Los arbustos afectados, un escobón negro, una retama negra, dos jaras y una lavanda.
«Lo que se hizo fue una búsqueda más activa y como dice el refrán, 'si se busca algo se encuentra'», remarca Benítez Medina a este diario. Y agrega que, afortunadamente, la afección de la bacteria se ha visualizado en una zona de matorral, no de cultivos, por lo que no hay rastro por ahora de que haya olivos, fundamentalmente, entre los afectados. En Extremadura hay cerca de 300.000 hectáreas de olivar y unas 15.000 de almendro, otro árbol potencialmente dañado por la Xylella.
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¿Por qué se ha producido ese brote en Valencia de Alcántara? En el informe elaborado por la Junta de Extremadura se indica que es el origen del brote es desconocido, «pero una vez que aparece la enfermedad la hipótesis más probable es que se haya extendido por dispersión natural» por el punto en el que se ha encontrado.
La dispersión natural de Xylella fastidiosa es mediante insectos vectores, por lo que la transmisión está limitada a la capacidad de vuelo de estos insectos. Esa capacidad de vuelo se sitúa en torno a 100 metros por año, pudiendo llegar a los 400 si acompañan los vientos. La temperatura ideal para que los insectos empiecen a transmitirla está entre los 26 y 28 grados. A partir de ahí, mayor riesgo.
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Explica la Junta que la bacteria ha sido identificada sobre matorral, «por lo que el daño económico se reduce al coste de destrucción del mismo y aplicación de los diferentes tratamientos fitosanitarias».
Esos costes, de forma general, se estiman en unos 5.000 euros por hectárea, si hay que destruir plantas o árboles y de 200 euros por hectárea en el caso de que haya que utilizar tratamientos fitosanitarios y, por tanto, no sea necesario su eliminación.
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«Hay que estar alertados pero no alarmados. Actuar con transparencia y seguir investigando»
José Manuel Benítez
Director general de Agricultura y Ganadería
«Cuando empezó esta bacteria prácticamente no había otra solución que eliminar el árbol infectado. Por eso se llegaron a eliminar muchos olivos en Italia y almendros en Alicante», cuenta el alto cargo de la Consejería extremeña de Agricultura.
«En realidad era peor porque no se destruían los árboles afectados por la Xylella sino los que estaban a su alrededor, en un entorno que rondase los 50 metros. Hoy afortunadamente la eliminación ya no es la solución inmediata», sostiene.
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Enfermedades diversas
Se trata de una bacteria, en todo caso, con un enorme potencial patógeno sobre un gran número de plantas y es responsable de varias enfermedades con efectos graves en numerosas especies como el olivo, la vid, el almendro, el melocotonero o el ciruelo.
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Además, existen otras especies de árboles, arbustos y plantas ornamentales y silvestres que pueden hospedar la bacteria sin mostrar síntomas, sirviendo de fuente de introducción para la infección de otros cultivos, apuntan los responsables de sanidad vegetal.
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Es la responsable de varias enfermedades, sobre todo de causar la enfermedad de Pierce en la viña, la clorosis variegada de los cítricos, el decaimiento rápido del olivo, o que se marchiten numerosas especies leñosas y herbáceas.
Se han descrito más de 360 variantes o subespecies de la Xylella en el mundo. Su transmisión es posible, como se han indicado, por insectos vectores, que se alimentan del xilema de las plantas. Los vectores actúan como transmisores de la enfermedad, pero a corta distancia.
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Pero no solo se propaga con insectos. En realidad, una relevante vía de propagación de la bacteria, a largas distancias, es el comercio de plantas infectadas. Por plantas que se utilizan como injertos en otras.
Esta última afirmación es corroborada por Juan Metidieri, recién reelegido presidente de la organización agraria Apag Extremadura Asaja.
El mayor riesgo de que la Xylella fastidiosa aparezca en Extremadura está en la actividad de los viveros y en las plantas que los ciudadanos puedan traer desde lugares en los que esta enfermedad ya ha aparecido, subraya el dirigente agrario.
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«Le hemos pedido a la administración –comenta Metidieri– que sea estricta en el desarrollo de las medidas preventivas». «En el sector agrícola –añade– lo que hay es inquietud más que preocupación, e insisto en que no procede generar alarma».
Desde la Administración extremeña no se percibe que los viveros, los injertos, puedan llegar a ser el principal problema para extender la Xylella en Extremadura.
«Ese subsector, lo que conocemos de él en la región, está controlado, se puede decir aunque nunca se puede bajar la guardia», insiste José Manuel Benítez a preguntas de HOY.
Los estudios sobre la bacteria indican también que puede haber una tercera vía de propagación, aunque menos consolidada. El que se usen herramientas de poda y otras herramientas usadas en el cultivo que porten la bacteria.
«Aunque no se ha demostrado que la bacteria pueda ser transmitida por herramientas o equipos que hayan estado en contacto con material infectado, los vehículos utilizados en los trabajos silvícolas que se han producido en la zona, podrían haber servido de fuente de dispersión de insectos portadores de la bacteria», se expresa desde la Junta.
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Una vez detectado el brote en Valencia de Alcántara, la Consejería de Agricultura va a desarrollar un programa de erradicación que consta de tres actividades básicas: medidas de erradicación, vigilancia y medidas para evitar la propagación.
Es el mismo que se debería aplicar si aparecen nuevos focos en cualquier punto de Extremadura. La experiencia confirma que el control de los vectores, junto con la eliminación inmediata del inóculo bacteriano, es fundamental para evitar que la plaga se propague.
Señala el servicio de Sanidad vegetal de la Administración regional que hay que eliminar en último extremo las plantas infectadas y determinados vegetales situados en sus proximidades (50 metros alrededor).
Control de insectos
Para el control de vectores se deben aplicar sobre ellos tratamientos fitosanitarios y la eliminación de cubiertas o plantas herbáceas donde se encuentran los insectos más jóvenes.
«Se deben realizar como mínimo al detectar la infección, en el momento de la destrucción de los vegetales y cuando el desarrollo de las poblaciones de insectos hagan aconsejables dichos tratamientos», se especifica.
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Los tratamientos deben ir dirigidos a la población de vectores en todas sus fases. Además, se deben llevar a cabo seguimientos intensivos de forma anual en la zona acotada para comprobar la efectividad de las medidas aplicadas y determinar la posible dispersión de la bacteria.
Por otro lado, se aplicarán en toda la zona demarcada «unas buenas prácticas agrícolas que garanticen una adecuada gestión del inóculo bacteriano y mantenimiento de las plantaciones en un estado sanitario óptimo».
El director general de Agricultura y Ganadería concluye que ante la aparición de un brote de la Xylella fastidiosa en Extremadura hay que actuar con mesura. «Es la primera vez que se declara un brote o un foco en Extremadura. La clave está en lo que se ha aprendido sobre esta bacteria y sobre sus subespecies desde que apareció el primer foco en España, en Baleares», subraya.
Benítez concluye que «hay que estar alertados, no alarmados. Y siempre siguiendo el asunto con total transparencia. Y seguir investigando y tratar de que se queden los focos ahí, que no se extiendan».
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En este sentido, aclara que hay una reglamentación clara de la Unión Europea –posteriormente desarrollada por normativa estatal y autonómica– sobre qué hacer y qué productos utilizar. En septiembre de 2022 el Ministerio de Agricultura publicó la última versión del programa nacional para la aplicación de la normativa fitosanitaria. Está en fase de actualización.
Hay que reseñar que los propietarios de las parcelas que pudieran resultar afectadas, tanto en la zona infectada como en la aledaña, están obligados a permitir el acceso a sus parcelas al personal de la Administración para la ejecución de las medidas fitosanitarias previstas.
Los síntomas para saber si la planta está infectada
Los síntomas varían mucho pero en general son la marchitez, el decaimiento generalizado (como en las adelfas), y en casos más agudos, la seca de hojas y ramas, e incluso la muerte de la planta (como en olivos o almendros), se explica desde el Ministerio de Agricultura. En el caso concreto del olivo, clave en la agricultura extremeña, se detecta una seca de hojas y de ramas, acompañada de defoliación, pudiendo llegar a la muerte del árbol. En sus hojas se observan síntomas con áreas secas y marrones con distribución irregular en las hojas y abarquillamiento de las hojas hacia el envés. En otros casos estas secas se encuentran solo en el extremo de la hoja. En el almendro, los síntomas son el quemado de hojas y brotes y la marchitez generalizada del árbol, acompañada de una reducción en la producción de la almendra. El fruto permanece en el árbol. Los síntomas de infección por Xylella se pueden confundir en el almendro con falta de agua a causa de la sequía.
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