¿Qué ha pasado este viernes, 5 de diciembre, en Extremadura?
Miguel Anaya Martín en su laboratorio. FUndación BBVA

Un joven de origen extremeño, mejor investigador en física experimental

Miguel Anaya ha pasado por universidades como Oxford y Cambridge y acaba de ser reconocido por sus descubrimientos en optoelectrónica

Álvaro Rubio

Cáceres

Domingo, 2 de febrero 2025, 07:51

Miguel Anaya Martín ha pasado todos los veranos de su vida en Hoyos, un pueblo cacereño de 800 habitantes en el que ahora vive ... su madre y en el que conserva grandes amigos. Gran parte de su familia es del norte de Extremadura y, aunque él nació en Madrid, esta ligado a esta región. Tanto es así que le pidió matrimonio a su mujer en el castillo de Trevejo en plena pandemia. Y es que esta tierra es el particular refugio del mejor investigador joven en física del país.

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Con 36 años ha sido galardonado con el Premio Investigador Joven en Física Experimental en los Premios de la Real Sociedad Española de Física-Fundación BBVA 2024.

Se licenció en Física en la Universidad Autónoma de Madrid y su labor investigadora le ha llevado a colaborar con prestigiosas instituciones internacionales como la Universidad de Cambridge, la de Oxford y el Massachusetts Institute of Technology. Varios países y universidades hasta terminar en el Instituto de Ciencia de Materiales de Sevilla (Universidad hispalense y CSIC).

Este autor de numerosos artículos científicos e inventor de tres patentes ha tenido cerca a algunos de los mejores físicos del mundo, como el profesor Henry Snaith, candidato a Premio Nobel en los últimos años y uno de los pioneros en perovskitas de haluro, un material que está en el punto de mira de la comunidad científica por su potencial para convertir la luz solar en electricidad.

Ahora dirige su propio grupo de investigación. Está al frente del Laboratorio de Materiales Semiconductores para la Sostenibilidad. Se mueve en el campo de la optoelectrónica, todo aquello que utiliza la luz y la electrónica de una manera combinada. «Por ejemplo, vemos cómo un material absorbe un fotón y genera una corriente eléctrica. Eso sería una celda solar. O lo contrario, cuando le inyectas una corriente a un material y emite luz. Eso sería un led que tenemos en las pantallas de los móviles o las televisiones», explica Anaya, que indica que investiga para lograr un impacto en la vida cotidiana de las personas.

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«Entendemos cómo ocurren los procesos en la nanoescala, con microscopios, para lograr que cuando los utilizamos en la vida real sean mejores», apunta el físico.

Avances en la vida cotidiana

Pero, ¿realmente puede servir en la vida diaria? La respuesta de Anaya es tajante y pone ejemplos. «Sí, nuestras últimas creaciones son celdas solares que funcionan mejor que las existentes hoy en día a un coste mucho más bajo, menor peso y se pueden enrollar y ser flexibles. Por lo cual se pueden empezar a poner en lugares donde antes no era posible, como las fachadas de los edificios, las alas de un avión, el techo de un coche o incluso se pueden llevar al espacio».

También alude a otra investigación que podría mejorar la salud de muchas personas. «Nuestros materiales generan corriente cuando les incidimos con rayos X y prometen detectores mejores que los existentes. Todo el mundo sabe que cuando te hacen una radiografía, el técnico está en el interior de una habitación sellada con plomo para no exponerse. Sin embargo, nuestros detectores necesitan una cantidad ínfima de radiación y, de ese modo, podrían monitorizar con más frecuencia a los ciudadanos. Eso quiere decir que nuestra investigación promete diagnosticar enfermedades mucho antes en una sociedad cada vez más envejecida», explica este científico, que apunta que para que este tipo de estudios se lleven a cabo es fundamental la financiación.

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«Sabemos lo que hay que hacer para estar a la vanguardia, pero necesitamos financiación; España tiene que apoyar más a los jóvenes»

«El Centro de Almacenamiento Energético de Cáceres puede ser un referente en el país si se hacen las cosas bien»

«Me despierto por las mañanas preocupado por cómo voy a mantener con buenas condiciones laborales a los profesionales que trabajan conmigo en el grupo», reconoce antes de detallar los problemas a los que se enfrenta la ciencia en este país.

«Se están haciendo esfuerzos, pero siempre tenemos un déficit de financiación comparado con los países con los que debemos compararnos, es decir, desarrollados como Italia, Francia, Alemania o Inglaterra, con una financiación muy superior a la nuestra tanto pública como privada», afirma Anaya.

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Asegura que «hay muy poca cultura en la empresas de colaborar con los científicos para generar innovación que les repercutirá de manera positiva a ellos y a la sociedad en general».

Lamenta que tampoco haya suficiente apoyo a los jóvenes en España. «En otros países es muy común que empiecen grupos de investigación jóvenes y les concedan una cantidad económica importante para que puedan hacer nueva ciencia. Si solo se financian de manera potente los grupos grandes que ya existen, es difícil avanzar».

Cree que queda «mucho por mejorar», sobre todo en el apoyo a los jóvenes que ya están en España. «Cada vez nos van dando las responsabilidades más tarde. Y esto ocurre en ciencia, en política, en periodismo y en casi todos los ámbitos. Eso es peligroso y grave porque está demostrado que los jóvenes somos los que tenemos la energía, los nuevos conceptos, formas de trabajar y crear. Y somos los que vamos a tener que traspasarlas a las nuevas generaciones. Tienen que dejarnos tomar decisiones y eso en España sucede muy poco. En los puestos relevantes siempre ves a gente mayor. Falta mucha confianza en la juventud».

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Insiste en esa idea y hace una acérrima defensa de los nuevos talentos. «Sabemos lo que hay que hacer para estar a la vanguardia, pero necesitamos financiación para competir en igualdad de condiciones», reivindica Anaya, que aunque trabaja fuera de Extremadura está al tanto de los avances científicos que protagoniza la región.

Sabe de la existencia del Centro Ibérico de Investigación en Almacenamiento Energético que se está construyendo en Cáceres y en el que ya trabajan investigadores. Asegura que el CIIAE «puede ser un referente en el país si se hacen las cosas bien».

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