Las infecciones por gonorrea y sífilis se duplican en Extremadura en un solo año

Un informe centrado en las ocho Enfermedades de Declaración Obligatoria (EDA) que tienen las relaciones sexuales como mecanismo de transmisión, ya sea único o compartido con otros. Estas enfermedades son: sida, gonorrea, sífilis, chlamydia trachomatis, linfogranuloma venéreo y las hepatitis A, B y C.

En el caso de la hepatitis A y B, en las que el mecanismo de transmisión se desconoce en buena parte de los casos y en las que las prácticas sexuales no son el principal medio de exposición, su incidencia muestra una tendencia descendente en la región. De hecho, de los 245 casos contabilizados de hepatitis A en Extremadura desde 2010, cuando arrancó la serie histórica, solo 8 son los diagnosticados en 2023.

En una situación similar se encuentra la hepatitis B, con 7 casos el pasado año de los 122 contabilizados. Ambas infecciones tienen una mayor incidencia en los hombres y son las áreas de Badajoz y Mérida en las que más casos se han diagnosticado.

La hepatitis C, por el contrario, sí presenta una tendencia ascendente en la región por la subida de casos experimentada en el último año. Ha sido en 2023 cuando más diagnósticos se han producido, 35 de los 186 contabilizados igualmente desde 2010. La incidencia de la hepatitis C, como la A y la B, es mayor en los hombres que en las mujeres, pero a diferencia de ellas, el mayor número de casos –un 60% del total– se da entre los 45 y los 65 años.

El método de contagio más frecuente ha sido «el uso de drogas inyectadas», según se indica en el informe de Salud Pública, seguido de «transfusiones o hemoderivados» y de relaciones sexuales. Donde más casos se han diagnosticado ha sido en las áreas de Badajoz y Cáceres y se han registrado cinco muertes en la región por hepatitis C desde que se lleva el recuento.

Las prácticas sexuales, sin embargo, sí son el principal método de contagio en las enfermedades de transmisión que más han crecido en Extremadura: chlamydia, sífilis y gonorrea. 2023 ha sido el año en el que más casos se han diagnosticado en todas ellas.

En cuanto a la chlamydia trachomatis, los 85 casos registrados en 2016, hasta ahora el peor dato, son bastantes menos que los 216 contabilizados en 2023, cifra que cuadruplica los 52 de 2022. De hecho, en 2023 se produjeron el 33% de los 663 desde que se comenzaran a registrar en 2015. Su incidencia es mayor en mujeres que en hombres y la población más afectada, con el 65,16% de los casos, son jóvenes de entre 20 y 34 años.

La tendencia de la chlamydia es «claramente ascendente», se indica en el informe, como lo es en las otras dos infecciones de transmisión sexual, la gonorrea y la sífilis, que se han duplicado en un solo año en la región y afectan también a los jóvenes especialmente.

2023 es el año en el que más casos de gonorrea se han detectado en la región, 167 de los 577 registrados desde 2010, el doble de los 72 de 2022. Y lo mismo ocurre con la sífilis, que cerró el pasado año con el peor dato (115 casos) de la serie histórica, tras duplicar a los 58 de 2022. En ambos casos, la incidencia es mayor en hombres que en mujeres y las edades abarcan desde los 20 hasta los 44.

Respecto al linfogranuloma venéreo, son solo seis los casos registrados desde 2015 y su evolución es ascendente, teniendo en cuenta que cuatro de los seis casos se han producido entre 2022 y 2023. El mecanismo de transmisión también son las prácticas sexuales y la mayor incidencia se da en jóvenes.

En cuanto al sida, desde 1980 hasta el 30 de septiembre de 2023 figuran en el registro autonómico de sida un total de 1.313 casos. La mayor incidencia se da en jóvenes de 20 a 34 años y en la mayor parte de los casos la transmisión ha sido por «uso de drogas por vía parenteral», seguida de la «transmisión por contacto de persona a persona de tipo sexual, siendo en éstas la más frecuente la de tipo heterosexual».

Se trata de una infección, no obstante, con una incidencia estable en la región, lo que unido a una mortalidad en descenso revela una mayor supervivencia de los afectados.

El informe de Salud Pública determina, por tanto, que si bien las enfermedades cuya vía de transmisión no son las prácticas sexuales o, en cualquier caso, no es la más importante, se mantienen estables o en descenso en Extremadura, la situación de las que sí tienen ese mecanismo de contagio van al alza, especialmente con los contagios registrados en 2023.

«Estamos muy preocupados por la situación que se está dando, cada vez son más los casos de infecciones de transmisión sexual que vemos en consulta», afirma Luis Tobajas, médico de Atención Primaria. «Llevo 20 años de profesión y es ahora cuando estoy viendo casos de gonorrea y sífilis, enfermedades que casi estaban erradicadas».

La situación hoy es diferente. «En el último año he visto 12 casos de sífilis, muchos pacientes reincidentes, y en los últimos días uno de gonorrea en una chica de 17 años. La inmensa mayoría por no usar preservativo».

Luis Tobajas explica que el problema radica en que los jóvenes no tienen miedo a las infecciones, «nada que ver con la generación de los 80 y 90 con el miedo al sida», y que sus prácticas sexuales hoy son en buena medida de riesgo.

«Salir de fiesta, tomar drogas y practicar sexo con más de una pareja, conocidos o desconocidos, es algo que se ha normalizado y que está detrás del incremento de las infecciones de transmisión sexual», explica. «Por ello, está claro que como sociedad estamos fallando, urge hacer algo para atajar este problema, los mensajes no están llegando y el aumento de estas enfermedades va a continuar».

También lo cree así la sexóloga Ana Yáñez. Desde su punto de vista, la ausencia de una educación afectivo-sexual está detrás de las conductas de riesgo que han normalizado los adolescentes y jóvenes.

«El preservativo es una de las herramientas más eficaces para frenar estas infecciones», reconoce la directora del Instituto Clínico Extremeño de Sexología. «Pero es preciso ir más allá y formar en el consentimiento, en el buen trato, en habilidades ante la presión grupal y en la importancia de no priorizar el placer al autocuidado».