Pedro Sánchez en el funeral de Fernández Vara en Olivenza: «Tenemos que recoger su legado»
Una larga ovación recibe el féretro del expresidente de la Junta de Extremadura, acompañado por cientos de vecinos, ministros y representantes de toda la sociedad que han dejado pequeña la iglesia de la Magdalena
«Lo que tenemos que hacer desde el PSOE es recoger el legado de Fernández Vara con optimismo, esperanza y compromiso con Extremadura», aseguró ayer el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a las puertas de la iglesia de Santa María Magdalena, en Olivenza, que se llenó de vecinos, familiares, amigos y autoridades de Extremadura y toda España para dar el último adiós al expresidente extremeño en el día que hubiera cumplido 67 años.
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Fallecido en la madrugada de este domingo a causa de un cáncer de estómago, la conmoción ha cundido en gran parte de la sociedad extremeña, que si bien conocía la enfermedad no esperaba un desenlace tan rápido. Cientos de personas quisieron rendirle homenaje en su última despedida y llenaron la plazuela de la localidad oliventina.
Dos horas antes del sepelio, a las nueve de la mañana, ya había un buen número de ciudadanos congregados en torno al templo. Pedro Sánchez llegó unos minutos antes de las once. El presidente del ejecutivo viajó acompañado de su esposa Begoña Gómez, aunque ella accedió a la iglesia por una puerta lateral mientras él sí compartía unos minutos con los muchos periodistas allí reunidos. En la plazuela de la Magdalena, entre muchos políticos y autoridades de distintos partidos, le esperaban la presidenta de la Junta de Extremadura, María Guardiola, y el alcalde oliventino, Manuel Fernández Andrade.
Uno de los dos vehículos de la funeraria llegó cargado de coronas de flores, que son una representación del centenar que recibió
La familia quiso que el funeral estuviera abierto a los ciudadanos que desearan pasar al interior del templo
Sánchez fue el único político que ayer realizó declaraciones antes del sepelio y lo hizo para subrayar los tres compromisos que a su juicio tuvo Vara a lo largo de su trayectoria política: «Extremadura, democracia y compromiso social», aseguró.
El presidente del ejecutivo destacó del político fallecido su visión optimista, su empeño en mejorar la sanidad pública, la educación y aprovechar la transformación digital como una oportunidad de futuro para la región. Son parte del legado que deja para seguir trabajando.
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Para el presidente del Gobierno, la jornada de ayer lunes «es un día muy triste para la los extremeños y la familia progresista, pero es también un día para mostrar gratitud; desde el PSOE tenemos que recoger el legado de Fernández Vara», insistió.
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Tras sus palabras a los medios y, mientras se dirigía hacia el interior de la iglesia, Sánchez escuchó un aplauso por parte de los asistentes. No hubo silbidos ni pitos ayer en Olivenza.
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Solo un par de minutos después, llegaron dos vehículos de la funeraria, uno de ellos cargado de coronas de flores que eran, en realidad, solo una pequeña representación del más de centenar que la familia ha recibido en las últimas horas. Entre ellas, las enviadas por los Reyes don Felipe y doña Letizia o de la Facultad de Medicina, donde volvió a dar clases tras ser presidente de la Junta.
Su viuda, María Luisa Martínez, llegó acompañada de sus hijos, Guillermo y Teresa. Los tres esperaron la llegada del féretro, que fue recibido por un largo y sonoro aplauso de varios minutos de duración por parte de todos los congregados ante la iglesia.
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Su hijo Guillermo, acompañado de familiares y amigos del expresidente, portaron el ataúd, sobre el que descansaban varias rosas rojas, hasta las puertas del templo, donde esperaba el arzobispo de Mérida-Badajoz, José Rodríguez Carballo.
Dentro de la misma iglesia a la que Vara solía acudir los domingos a escuchar misa y donde fue catequista antes que político, esperaba una extensa representación de la sociedad extremeña y muchos ciudadanos de a pie. La familia quiso que pudieran acceder todos los vecinos que así lo desearan. Ante las dudas de muchos asistentes por la cantidad de políticos y de seguridad que rodeaba el funeral, fueron los propios efectivos de seguridad los que invitaron a los ciudadanos a pasar al interior. El templo se quedó pequeño y la plazuela continuó llena de personas que esperaron la finalización del sepelio.
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Los obispos de Coria-Cáceres, Jesús Pulido, de Plasencia, Ernesto Brotons, y el obispo emérito de Jaén, el extremeño Amadeo Rodríguez Magro, así como por 16 sacerdotes concelebraron el funeral. Rodríguez Carballo destacó la entereza con la que Fernández Vara encaró la enfermedad que padecía, que siguió un tratamiento sin privilegios de ningún tipo y señaló que «fue, además, un político comprometido en la vida pública, buscando el bien de Extremadura, y todo ello sin dejar de ser y de presentarse como cristiano. Su ser de político cristiano se reflejaba en su estilo de vida: cercano, sencillo, dialogante, sin querer herir al adversario político».
«Hoy podemos decir que ha muerto un hombre bueno y un cristiano que mantuvo clara su identidad como tal en todo momento», recordó el arzobispo, quien también afirmó que «ha vivido la experiencia de la fragilidad, la vulnerabilidad, la enfermedad del cáncer y la misma muerte con paz y esperanza. Siendo consciente como médico que era del tiempo que iba a vivir, supo darle sentido a la enfermedad hasta el punto de dar gracias por la misma. Llegó a decir: 'Doy gracias por la enfermedad del cáncer porque me permite vivir otra vida'».
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Una vez terminada la homilía, el presidente del ejecutivo y su esposa dieron el pésame a la familia y a continuación los muchos asistentes al funeral. Se hizo el silencio cuando el féretro volvió a asomar por la puerta de la parroquia y algunos vecinos lo tocaron como último gesto de despedida. De nuevo, los aplausos acompañaron los restos de Fernández Vara en su última salida de la Magdalena en dirección al cementerio municipal de Olivenza, donde tuvo lugar el entierro en la intimidad familiar.
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