«Nosotros fomentamos el 'inténtalo' y si no pueden, no pasa absolutamente nada»
Los usuarios se dividen en tres grupos de trabajo: los que se reinsertan, los que no pueden pero se forman y los que mejoran sus capacidades
El equipo de trabajo de Aemis se encuentra con muchas barreras a la hora de enfrentarse a los diferentes grupos de usuarios. Hay que ... recalcar que son tres diferentes: uno que hay que preparar para que se reinserte laboralmente; otro que no puede, pero sí formarse; y el último, destinado a aquellos usuarios que potencian sus capacidades para recuperar conocimientos perdidos y que tengan una mejor vida.
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En un principio, Aemis sólo trabajaba como centro de Ocio y abría por las tardes, hasta que obtuvieron la subvención para formación laboral. De esa época «antigua» queda Natividad Díaz, a la que todos conocen como Nati.
«En realidad, nos llevamos el trabajo a casa, es difícil no hacerlo. Intentamos que no, pero emocionalmente es difícil. Al fin y al cabo, te preocupas. Entre nosotras hablamos de cómo los hemos visto, los problemas que tienen… Siempre te lo llevas a casa por una simple razón: trabajamos con personas», cuenta Díaz.
Normalmente, el colectivo está bastante controlado y es estable. Por lo que el trabajo, aunque dura todos los días, es gratificante. No en vano, es un empleo dirigido a mejorar el bienestar de otros. «Lo poco que aportemos ya es gratificante, es como una segunda familia», asegura.
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Trabajar con los diferentes grupos tiene su aquel. Las empleadas se enfocan en concienciar, motivar y formar a los usuarios. Otras veces, aunque ven el potencial que tienen para reinsertarse, no se da el caso. Muchos usuarios, por desconocimiento, creen que les van a quitar la pensión o que sus propias familias no van a querer –«cosa que alguna vez ha sucedido», apunta―.
Un trabajo difícil
«A la hora de la verdad, si motivas a esa persona que quiere insertarse o formarse para certificación de profesionalidad o una titulación que le valide hay un cierto miedo por si no será capaz. Nosotros fomentamos el 'inténtalo' y, si no pueden, no pasa nada, como con cualquier persona. Por eso gestionamos la frustración. Tanto la de ellos, como la nuestra», argumenta la trabajadora social Graciela Bermejo.
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Y es que Aemis también juega un importante papel como estabilizador para estas personas. Y para sus familias. Se relacionan, cumplen con su medicación en cuanto llegan, la consciencia sobre su enfermedad es mayor...
«Por eso hablo de nuestra frustración –continúa Bermejo–, porque aunque hay mucha satisfacción, luchas tanto que a veces ves que no salen adelante por otras variables. Relaciones tóxicas, que salgan de aquí y dejen la medicación, que no sean conscientes de su enfermedad. Otros que vienen con un deterioro importante se nos hace fácil, pero muchas veces tampoco eres capaz de llegar a ellos. Es un trabajo gratificante. Pero no es perfecto».
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Tanto Díaz como Bermejo coinciden en que pesa más lo bueno que lo malo. Que repetir ejercicios de atención con ellos no les cansa. Que, aunque al llegar a casa la sensación sea agridulce, ocurre pocas veces. La mayoría de las sensaciones son buenas. No es un trabajo fácil, no es un trabajo perfecto. Y, sin embargo, no lo cambiarían por nada.
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