Un extremeño viejo y receloso
Debate en Los Arenales. El hidrógeno verde se convierte en la gran esperanza de Extremadura
El jueves pasado, asistí a un acto en el hotel Los Arenales de Cáceres que me encantó porque entré escéptico y salí ilusionado. Esa mañana ... acababa de leer en HOY que lo del Buda en Cáceres se descartaba prácticamente por falta de financiación. Y volví a sumirme en un escepticismo desencantado muy de extremeño viejo, escéptico y receloso, muy de siglos, y a preguntarme lo de siempre: ¿Por qué vienen a contarnos milongas que luego no van a ningún lado?
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Pero el optimismo renació en el hotel Los Arenales. Se celebraba una mesa redonda sobre empresas foráneas que se instalan en nuestra región. Moderados por José Orantos, director de HOY, intervenían Gonzalo Murillo, gerente de la empresa Olivamente; José Luis Morlanes, consejero delegado de Alter Enersum, y Emilio Aunión, delegado de Ingenostrum en Extremadura. El debate resultó entretenido, todos aportaron razones y realidades para el optimismo y me interesaron mucho las palabras de José Luis Morlanes.
Este empresario confesó que llegó a Extremadura hace 16 años buscando financiación para sus proyectos, algo que no encontraba en Cataluña, su tierra. Con este dato, parecería otro caso de espabilado que viene a seducirnos. Pero no, el señor Morlanes está avalado por la realidad y por los resultados de su empresa, Alter Enersun, en Extremadura: un grupo energético que tiene la única comercializadora extremeña de energía y ha desarrollado más de mil megavatios.
José Luis Morlanes explicó de manera didáctica por qué Extremadura, la región con más agua embalsada y tan rica en horas de sol, puede ser una potencia en hidrógeno verde y, probablemente, a partir de 2030, sea una de las comunidades de Europa más importantes en la producción de ese hidrógeno. Razonó que, a lo largo de la historia, las empresas se han instalado donde había energía abundante y barata y en este momento, Extremadura tiene la posibilidad de contar con una gran cantidad de energía limpia y asequible.
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Los centros de datos son otra palanca de desarrollo, pero «irán donde esté la energía», apuntó Morlanes. Holanda, Irlanda y Bélgica los han prohibido o limitado porque no tienen energía para sostenerlos. Madrid quiere atraerlos, pero no genera ni un solo megavatio. Ahí aparece de nuevo Extremadura con su gran cantidad de energía y una realidad: el nuevo centro de datos Nostrum Evergreen impulsado por Ingenostrum en Badajoz, y el CC Green proyectado en Cáceres por la misma empresa, según explicó su delegado en Extremadura, Emilio Aunión.
Aragón tiene agua, sol y territorio y se están instalando allí centros de datos. Extremadura tiene las mismas condiciones y las va a aprovechar porque las empresas se instalan donde tienen su recurso principal, la energía. Este panorama alentador no se presentó de manera emocional ni embaucadora, sino con datos.
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José Luis Morlanes expuso un dato revelador: de los cuatro millones y medio de hectáreas que hay en Extremadura, 11.000 están ocupados por fotovoltaicas. Y detalló el caso de la fotovoltaica de 132 megavatios que Alter Enersun tiene en Cáceres, instalada sobre un pedregal donde antes pastaban las ovejas y siguen pastando, una central que pagará alrededor de 20 millones de euros en impuestos a lo largo de su vida útil. El dilema entre las fotovoltaicas y el sector primario no tiene sentido, sentenció y uno salió de Los Arenales lleno de optimismo y esperanza, aunque mi experiencia de extremeño viejo me sugiera precaución, escepticismo, prudencia…
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