Una extremeña en el consulado de Canadá
Ana Isabel Barrado | Cónsul honoraria en Vancouver
Llueve en Vancouver (Canadá), «como siempre», y Ana Isabel Barrado sueña nostálgica con los 42 grados a la sombra del verano de Badajoz. «Si un mediodía, en pleno verano, ves a una loca sola por San Juan, ya sabes que soy yo. Me encanta pasar calor», destaca una pacense que sabe de lo que habla, aunque lleva los últimos 14 años viviendo en Canadá, donde pasa cinco meses al año en la oscuridad de uno de los inviernos más duros del planeta.
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Ana Isabel ocupa desde 2011 una de las ocho representaciones diplomáticas que tiene España en Canadá, concretamente el consulado honorario de Vancouver, donde ayuda a todos los españoles que llegan por esos lares, y trabaja también en la promoción de España.
ALGUNOS DATOS
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De Badajoz Vivió y creció en el entorno de la Ronda del Pilar, estudió en la Compañía de María y en el instituto San Fernando. Su lugar favorito es el Casco Antiguo, donde se está haciendo una casa. Su familia paterna ha vivido durante generaciones en la plaza Alta, en la llamada Posada del Pozo, actual Comisaría de Policía.
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Estudios Estudió Periodismo en la Complutense de Madrid, y después se especializó en periodismo medioambiental, pero casi toda su carrera transcurrió en la televisión.
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Carrera profesional Empezó trabajando en la revista especializada Mediterranean Magazine, pero enseguida dio el salto a la televisión, en TVE. A finales de los 90 ya trabajaba en 'Sorpresa Sorpresa', y en el año 2000 se fue a México, donde puso en marchas programas de gran éxito como 'Tómbola', 'La Academia', y 'Gente con Chispa', entre otros.
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Canadá Vive en Canadá desde 2004, se ha casado y tiene un hijo. Ejerce como cónsul honoraria en Vancouver desde el año 2011.
Entre otras cosas, se encarga de recordar a los canadienses que la primera exploración europea de la actual Vancouver fue realizada por el comandante español José María Narváez, en el marco del asentamiento encomendado al criollo español Juan Francisco de la Bodega y Quadra, y que los primeros mapas de la zona fueron realizados por Alejandro Malaspina, brigadier de la Armada Española, que cayó en desgracia tras conspirar contra el extremeño Manuel Godoy.
«Me soprende que haya tanta gente en España deseando salir, y yo, queriendo volver»
La tarea de cónsul
Por su consulado han pasado varios compatriotas extremeños, algunos en situaciones dolorosas, como fallecimientos inesperados. También la han visitado algunos conocidos, como el camarero del bar pacense 'La Marina' que le atendía cuando iba en verano con su marido, y siempre aprovechaba para preguntarle por Canadá. Al final, gestionó los papeles y consiguió los permisos necesarios en unos años.
«Me preguntan mucho por los trámites para emigrar a Canadá, aunque eso es una cuestión de su Gobierno. Canadá es un país muy amigable y un país de emigrantes, pero hay un proceso para inmigración que puede prolongarse uno o dos años. Y los españoles son muy impacientes, y por eso hay tan pocos emigrantes españoles aquí. Porque no están acostumbrados a esperar, y mientras duran los trámites, quizás se aburren o les ha salido otro plan».
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Barrado es periodista, está casada con un canadiense, y tiene un hijo. «Tengo un marido canadiense, un hijo medio canadiense-medio español, cabeza canadiense, y corazón español», resume. Y a su cabeza canadiense le cuesta ahora enfrentarse con algunas tradiciones muy españolas, como la burocracia.
Choque de culturas
«Ahora me chocan muchas cosas de España, porque me he acostumbrado a que las cosas sean más fáciles. Por ejemplo, me estoy haciendo una casa en pleno Casco Antiguo de Badajoz, y se me había olvidado lo que se tardaba en conseguir la licencia para una obra, o la cantidad de papeles que hay que rellenar. Cuando compramos el terreno para la casa, como mi marido es extranjero, tuvo que conseguir un permiso del Ministerio de Defensa para poder adquirirla en base a un Real Decreto antiquísimo que exige este requisito para los no españoles que quieran adquirir propiedades en ciudades fronterizas», recuerda.
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Sin embargo, se sorprende de que haya tanta gente de España «deseando salir del país, y yo, deseando volver». En su opinión, ello se debe a que los «españoles son muy exigentes» a la hora de valorar lo suyo. «A mí me encanta cómo ha evolucionado Badajoz, cómo está ahora el Casco Antiguo, aunque me da mucha pena ver que hay algunas casas a punto de derrumbarse».
La casa que se está construyendo en Badajoz es toda una declaración de intenciones. «No es una casa de verano, es una casa para vivir», advierte, al tener muy claro que su vida actual puede cambiar en cualquier momento, y puede coger de nuevo la maleta hacia otro lugar.
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«Mi maleta y yo»
Ya lo ha hecho antes, y varias veces. Primero a Madrid, donde estudió y trabajó varios años en la televisión, en los primeros talk-shows de TVE y de Antena 3. Lo hizo sin pensarlo cuando, trabajando para 'Sorpresa Sorpresa', se metió en un coche alquilado en dirección a Bosnia, y atravesó Serbia en plena guerra de los Balcanes con la foto de carnet de un niño en el bolsillo, y el objetivo de localizar a los abuelos del pequeño, sin ningún dato más. Y lo consiguió en una jornada inolvidable que aún considera fruto de un «milagro».
Y cuando se fue a México, y allí puso en marcha el primer reality show de canto en la televisión mexicana con el programa 'La Academia', del que se hicieron 11 temporadas. Aunque ella solo se quedó hasta la segunda, porque se embarcó en otros proyectos exitosos como 'Tómbola', 'Gente con Chispa'... A veces, hasta con 29 programas a la vez en la misma semana, por lo que comía, vivía y dormía en la tele.
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Por ese ritmo infernal de vida, en el que solo conjugaba «mi maleta, y yo, y la tele», considera que también fue otro «milagro» poder conocer al que ahora es su marido, y la causa principal de irse a a vivir a Canadá. «Hasta ahora he sido una privilegiada, porque he hecho lo que he querido, y tengo la suerte de hacer lo que quiero. Lo de ser cónsul honoraria de España en Canadá es un honor, te sientes elegida para hacer un trabajo muy gratificante. Pero la intención no es estar aquí para siempre. Al final, terminaré en la plaza Alta», advierte.
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