«Extremadura es una región con una actividad sísmica baja y superficial»
Esta semana se han registrado dos pequeños terremotos en la comunidad
Dos pequeños terremotos en la misma semana, con 38 horas de diferencia según los datos del Instituto Geográfico Nacional (IGN). El primero, en la madrugada del pasado miércoles cerca del municipio cacereño de Coria. Se produjo a la 01,23 horas y tenía 2,4 de magnitud. El segundo, este jueves a mediodía cerca de Zafra. Eran las 15,10 horas y el temblor fue de 1,9 de magnitud.
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«Queda en anécdota. Extremadura es una región con una actividad sísmica baja y superficial», señala María del Carmen Pro Núñez, profesora titular del área de Física de la Tierra de la Universidad de Extremadura. «En la región tenemos terremotos superficiales o con focos localizados a menos de 40 kilómetros y por tanto, de poco tamaño y magnitud». En el caso de los que se han registrado esta semana en Extremadura, el temblor de Coria tuvo su origen en la superficie y el de Zafra, a un kilómetro de profundidad.
Según el mapa general de peligrosidad sísmica de España, el mayor riesgo se localiza en el suroeste de la provincia de Badajoz. No obstante, la posibilidad de que se produzcan daños humanos o materiales es escasa. «La magnitud máxima que se ha alcanzado en la comunidad desde que existen las mediciones es de 4,4», explica la experta. Se refiere al seísmo que ocurrió en enero de 2006 en Extremadura. No se registraron daños materiales ni personales, pero causó alarma en numerosas localidades. Tuvo una duración de entre 5 y 10 segundos y el epicentro se localizó en el municipio pacense de Feria, aunque se sintió en toda la comunidad.
«Extremadura no ha sido escenario de un terremoto destructor», insiste Pro Núñez, que recuerda que los que más han afectado a la región tuvieron su origen en Lisboa en el año 1755 y en Cabo de San Vicente en 1969. Extremadura se encuentra en una zona sísmica que corresponde al contacto entre las placas euroasiática y africana.
Plan especial ante el riego sísmico
Según se indica en el plan especial (en vigor desde 2009 y que establece los pasos a seguir en caso de catástrofe de origen sísmico), la zona con mayor riesgo sísmico es el término municipal de Valencia de Mombuey, en el extremo suroccidental de la región, que tiene una peligrosidad de nivel VII.
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La escala está definida a nivel europeo: el VII es el más bajo de los que pueden tener consecuencias ya que en este grado, la mayoría de las personas se asustan e intentan correr fuera de los edificios. El máximo de los niveles que se puede alcanzar es el nivel XII, situación en la que mucha gente tendría dificultades para mantenerse en pie y habría efectos dañinos para las estructuras de edificios y otras construcciones.
Hay 104 municipios más con una peligrosidad de nivel VI o superior. En este escenario, hay gente que se encuentra en la calle y no lo siente, mientras que sí lo nota todo aquel que esté en el interior de algún inmueble. Pueden caerse pequeños objetos y los muebles se pueden desplazar. Además, se pueden romper vasos y platos.
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Se trata de localidades que se sitúan en el sur y el oeste de Extremadura. Suponen un 27,4% de las municipios de la región, que tiene un total de 383 poblaciones. La gran mayoría de los afectados se encuentran en Badajoz (95), mientras que apenas nueve están en Cáceres.
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