90 aniversario de HOY

2113: El Periodismo dentro de otros 90 años

Mientras los lectores sigamos teniendo interés por lo que sucede, acudiremos a la prensa para conocerlo

Eugenio Fuentes

Viernes, 15 de diciembre 2023, 07:37

No sé si todavía vive alguno de los lectores que el 1 de enero de 1933 tuvieron entre sus manos el primer número del diario ... HOY, cuyo facsímil se guarda en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes. Y si vive, acaso ya no pueda leer el HOY de este día de diciembre de 2023.

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En cambio, es probable que dentro de otros noventa años, en un lejano 2113, sigan vivos muchos de los jóvenes que ahora mismo ojean en una pantalla este periódico, porque la ciencia ya ha predicho el aumento de la longevidad. Y esa perspectiva da vértigo.

Me cuesta vislumbrar cómo será el ser humano de un futuro que yo no conoceré, si mantendrá nuestra misma naturaleza o si la manipulación genética y la inteligencia artificial lo habrán convertido en un cíborg, en una mezcla de máquina y de hombre.

Del mismo modo, también me cuesta imaginar cómo serán por entonces los periódicos. Pero, asumida mi torpeza para la ciencia ficción, me pongo a especular:

Creo que habrá un periodismo a la medida, porque la máquina sabrá nuestros gustos e inquietudes y nos ofrecerá noticias de temas por los que nos hayamos interesado, con lo que se corre un doble riesgo: el del solipsismo, el de encerrarnos en una burbuja adonde nos llegan los ecos de nuestras propias preguntas. Y el de la manipulación, pues los algoritmos pueden mostrarnos solo aquella versión de los hechos que le interese a quien los maneja.

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Creo que el soporte en papel será puramente testimonial, sustituido por una realidad virtual de pantallas 3D, hologramas, experiencias multisensoriales en tiempo real o cosas aún más raras.

Creo que habrá menguado el poder de la prensa, que ya no ocupará el cuarto lugar en el ranking por su actual capacidad para crear corrientes de opinión, para moldear el pensamiento, para persuadir con más eficacia que un sacerdote o un político, para apoyar modas o tendencias, para entrar en todas las casas por el simple hecho de ser prensa. Su poder se repartirá con los medios que ya asoman y con otros que no conocemos: influencers, X, algoritmos y una inteligencia artificial tan invasiva que, si no se le pone coto, relegará al periodista al recorta y pega de las noticias que ella previamente ha elaborado.

Mientras los lectores sigamos teniendo interés por lo que sucede, acudiremos a la prensa para conocerlo

Temo que, por tanto, dentro de noventa años los periódicos hayan perdido cuota de mercado, pero eso no será irremediable mientras no hayan perdido cuota de credibilidad, de independencia, de veracidad, de buen estilo.

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Aunque sería fácil contribuir en estas líneas a la inflación del término 'muerte de la prensa', creo que, a pesar de todos esos cambios, dentro de noventa años seguirá habiendo periodismo y periodistas que, independientemente del soporte, llevarán a cabo cada día el agotador trabajo de poner en pie la edición diaria, unos desempeñando su oficio de un modo más o menos solvente, otros disfrutando de cada crónica, cada entrevista, cada artículo. No existirán los viejos periodistas geniales con el corazón lleno de tinta, pero habrá cachorros periodistas geniales con el corazón lleno de bytes que serán imprescindibles para seguir separando el grano de la paja, para contrastar la veracidad de las noticias y para contarnos cosas que no sabemos, frente a una IA que presume de saberlo todo.

Mientras los lectores de periódicos sigamos teniendo interés por lo que sucede en las calles, tendremos que acudir a la prensa para conocerlo. Y ante las avalanchas de información, será imprescindible el periodismo de calidad que cuente y no mienta, que distinga entre la información y la opinión y las mantenga en el lugar que a cada una corresponde, que no hable de lo que no debe y que no calle cuando tiene que hablar.

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A uno le gustaría pensar que en el lejano año 2113 se vivirán tiempos más razonables, más pacíficos y transparentes, más justos y compasivos que estos de ahora. Pero como uno no tiene esperanza en las utopías, creo que seguirán existiendo motivos para que la prensa vigile y saque a luz chanchullos y corrupciones que, sin ella, quedarían ocultos.

Por supuesto, ese periodismo tendrá un precio, y creo que será asumido por los lectores con mayor normalidad que ahora, en este 2023 en que todavía no ha calado la idea de que el gratis total y la barra libre son imposibles en una prensa de calidad. Sorprende que a muchos lectores que hace unos pocos años pagaban en el kiosco un euro por el periódico diario, ahora se resistan a pagar quince céntimos por tenerlo en casa en sus pantallas con más prestaciones y una información permanentemente actualizada.

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Aunque claro, vistas determinadas derivas del mundo, también cabe la posibilidad de que en el 2113 toda esta ciencia ficción se haya ido a la mierda y tengamos que volver a comunicarnos con tam-tam y señales de humo.

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