Preocupados. Así estamos casi todos tras el regreso de las vacaciones por la multiplicación de casos de covid. Muchos han pasado su descanso anual sin salir de su lugar de residencia por miedo al coronavirus y otros han viajado, aunque tomando todo tipo de precauciones, pero a algunos les ha dado igual todo y han actuado como si esto no fuera con ellos. Tras el final del estado de alarma a mediados de junio parecía que la pandemia estaba más o menos controlada, por lo que teníamos más libertad aunque con tres reglas básicas y muy claras: uso obligatorio de la mascarilla, distancia social e higiene personal, pero no hemos sabido gestionar esa libertad tan bien como deberíamos.
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El curso escolar está a punto de empezar y nos va a pillar con los deberes sin hacer. En septiembre nos hemos encontrado el mapa extremeño salpicado de brotes por todas partes. El virus campa a sus anchas por la región, y lo mismo surge un brote en el club nocturno Pasarón de Cáceres, que en un almacén de ajos de Aceuchal, en el centro para personas con discapacidad física de Alcuescar o en el geriátrico de Azuaga... Brotes que mantienen el aislamiento social en Llera, Valencia de las Torres, Alcántara, Alía, Villarta de los Montes y La Barquilla.
Nos intranquiliza que en la última semana la Junta haya notificado más de un centenar de casos diarios, y si el sábado pasado eran 122 positivos, los 177 de ayer –que suponen el récord desde el fin del estado de alarma– nos inquietan un poco más. Día tras día hay más contagios, y eso que, afortunadamente, aquí la incidencia de la covid es mucho menor que en otras comunidades autónomas y la mayoría de los casos son asintomátivos o leves y no son muchos los pacientes que tienen que ser ingresados en los hospitales.
Viendo este panorama llama la atención que con casi medio millón de personas contagiadas en España y más de 29.000 fallecidos, todavía siga habiendo personas que niegan la existencia del virus. Tras varias manifestaciones de los que niegan la existencia del coronavirus celebradas en agosto en ciudades como Madrid, Berlín, París o Londres, hoy sábado está convocada otra en Madrid. ¿Qué pretenden los negacionistas?, ¿Piensan que los 25 millones de contagiados y más de 800.000 muertos en el mundo a causa del virus en todo el mundo no son reales? ¿O que los enfermos que luchan por su vida en las UCI de los hospitales son falsos y están puestos de 'atrezzo' para salir en las imágenes de televisión o en las fotografías de los periódicos? ¿Viven acaso en una realidad paralela en la que el sentido común y la lógica no tienen cabida? Quizás se olvidarían de teorías conspiranoicas y demás zarandajas y se les quitarían las tonterías si tuvieran que trabajar en un hospital o en una residencia de ancianos atendiendo a los enfermos de coronavirus y viendo de primera mano los estragos que causa el virus. También les vendría bien tener que pagar multas y más multas por no llevar mascarilla, pero no se sanciona lo suficiente.
Si no se quieren poner la mascarilla para protegerse ellos, que se la pongan para proteger a los demás. «Lleva mascarilla, es una muestra de respeto», como intentaba concienciar hace unos días Lady Gaga en la entrega de los premios MTV. Y si los negacionistas se niegan a llevarla y a guardar la distancia de seguridad para evitar los contagios, con el peligro que esta irresponsabilidad entraña para los que les rodean, que se pongan al menos un bozal para que los demás no tengamos que escuchar estupideces.
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