Quini Romero: «Mi equipo cuesta 10 euros»
Extremadura, potencia nacional en esta disciplina
Quini Romero Casares (Cáceres, 1973) es subcampeón de España de fútbol chapas. Trabaja desde hace 30 años en MRW y fue en los garajes de ... la empresa donde él y un grupo de amigos empezaron a jugar.
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–Ya no eran niños.
–Las chapas son un juego de minorías al que ha jugado la mayoría. Empezó a practicarse antes de la Guerra Civil. En la posguerra se desarrolló mucho porque era un juego barato, bastaban diez chapas, un tapón, un garbanzo y una tiza para delimitar el campo. Ya no es un juego de niños. No queríamos que se perdiese y en 2003 fundamos el Fútbol Chapas Cáceres. Era una afición, nunca pensamos que acabaría convirtiéndose en un juego de estrategia con sus tácticas. Eres a la vez entrenador y jugador. Yo, por ejemplo, cuanta más presión tengo, gano.
–¿Juegan una liga?
–Hay una federación española, una liga nacional, 32 clubs y un campeonato de España. El Fútbol Chapas Cáceres lo fundamos Mané Muriel, otros amigos y yo. El año pasado cumplimos 20 años y fuimos campeones de España por equipos. Este año, el campeón de España por equipos ha sido el club de Mérida.
–Somos una potencia nacional.
–Hemos ganado muchos títulos. En el último campeonato de España, Pedro Nieto y David Gómez, del F. CH. Cáceres, han sido campeones por parejas y yo he sido subcampeón. Pero hay un jugador en Cáceres, David Rodríguez Campón, que ha sido el mejor jugador que he visto. Ahora no entrena por atender a su familia. Pero nos gana a todos sin entrenar.
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–¿Juegan mujeres?
–De los 40 jugadores del club, dos son mujeres. Además, hay 11 niños. Esto requiere mucho entrenamiento. Estamos en la sede de la Asociación de Vecinos El Arco, que nos la cede el Ayuntamiento. Tenemos jugadores con discapacidad, organizamos actividades. Desde hace ocho años intentamos formar parte de las Escuelas Deportivas Municipales.
–¿El balón sigue siendo un garbanzo?
–No. Son balones redondos reglamentarios. Antes eran de Lego, pero dejó de fabricarlos y hemos tenido que hacer el molde en China. Hay distintos modelos: el Mikasa, el Tango Adidas, el Penalty y ahora va a salir el Champions League. Este estuche que traigo conmigo es como el autobús de mis jugadores: 20 chapas de cervezas y dos tapones de Cocacola de dos litros. La federación nos obliga a llevar dos juegos de chapas, unas claras y otras oscuras para que se distingan de las del adversario. Mis 'jugadores' visten la equipación del Club América de Méjico.
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–¿Las chapas?
–Tienen que ser planas, no pueden ser de una botella abierta con abridor. En España hay pocas de rosca. Las de la defensa (cervezas del Lidl) tienen 21 aristas porque el balón se queda junto a la chapa y defiendes mejor la jugada del rival. Las de ataque son de 27 aristas porque controlas más (cervezas Bud Light y Michelob Light) y las pedimos a Estados Unidos. Las mejores eran las de la cerveza Miller, pero ya no las hacen y hay que comprarlas por e-Bay.
–¿Se gana dinero?
–Nos cuesta dinero. No pedimos subvenciones, pero nos patrocinan Carrefour y Embutidos Alvarado para los uniformes. Este juego es muy barato. Los torneos nos cuestan el desplazamiento y la estancia, pero pasas un buen fin de semana con las familias, compitiendo en otras ciudades. Un equipo de competición cuesta diez euros más un euro el balón.
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–¿Lesiones?
–Esto cansa, es un juego muy mental. Hay que moverse alrededor de la mesa. Los partidos duran media hora. Se producen lesiones lumbares. En la final, estudié bien al rival, pero perdí 2-0. Fallé lo que no está escrito, pero no me puedo quejar.
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