Vida Serena (Monterrubio) y La Huerta de la Vera (Talayuela). E. R.
Un país que nunca se acaba

La elegancia de nuestro aceite

Botellas estilizadas. El AOVE extremeño se presenta en frascos delicados que seducen

Viernes, 25 de abril 2025, 07:29

La presentación de los productos agroalimentarios es fundamental. Ahí tienen a la torta del Casar, que triunfa no solo por su sabor, sino también porque ... el gastrónomo Enric Canut tuvo en 1990 la brillante idea de meterla en un cincho o cacerolo de madera. En 1900, se celebró la Exposición Universal de París en una superficie de 216 hectáreas (Campo de Marte, Trocadero, Inválidos y Vincennes). La visitaron 48 millones de personas y participaron 76.112 empresas de 58 países. España consiguió dos primeros premios: uno para un excitador eléctrico llamado La Centella, inventado por un físico de Zamora (Eugenio Cuadrado), y otro para un aceite de oliva de una desconocida comarca española: Sierra de Gata.

Publicidad

Ese aceite se había elaborado en Villamiel por Daniel Berjano, pero el jurado parisino, además de premiar el producto, puso pegas al envase y animó a don Daniel a presentar su aceite la próxima vez en un recipiente más digno. El señor Berjano, que fue uno de los fundadores de la Revista de Extremadura, hizo caso y envasó su aceite en una elegante lata con las medallas estampadas y la leyenda: «Aceite de oliva fino de la variedad manzanilla». Empezaba así un difícil camino de mentalización que tardó más de un siglo en dar fruto. Hoy, los aceites extremeños se envasan en estilizadas botellas que recuerdan más a un perfume que a una grasa, pero hace 20 años, nuestro aceite solo se vendía en garrafas y botellas de plástico.

En El Rincón del Jamón, una tienda situada en el casco antiguo de Plasencia, ciudad epicentro de los 84 municipios de la DO del aceite Gata-Hurdes, me contaban no hace mucho cómo las primeras botellas elegantes del aceite La Chinata, aparecidas en 2004, marcaron tendencia. Hoy, es fundamental el envasado del aceite extremeño, un capricho que aquí podemos comprar sin arruinarnos, pero que en el resto del mundo está a la altura gastronómica del caviar o del foie entero de oca. El aceite de oliva es delicia sublime en un mundo donde el aceite es una grasa para cocinar que se extrae fundamentalmente de la palma (48 millones de toneladas), soja (42), nabo (24), girasol (12), sebo (9), manteca de cerdo (8)… Frente a los tres millones de toneladas de aceite de oliva.

El aceite extremeño, envasado en recipientes preciosos, ha triunfado en los vuelos de la compañía alemana Lufthansa (Full Moon de Pago de los Baldíos San Carlos de Majadas de Tiétar), en Islandia (Búkona de Aceites Clemen de Puebla de Sancho Pérez), etcétera. En la XXVI Cata-Concurso de Aceite de Oliva Virgen Extra «Extrema Selección 2025», celebrada el pasado 3 de abril en el teatro López de Ayala de Badajoz, se premiaron 12 aceites por sus cualidades organolépticas. Todos estaban bien envasados, pero había algunas botellas que destacaban por su gracilidad, estilización y elegancia.

Publicidad

No estaría mal que en próximas ediciones se premiara también el diseño de los recipientes. Sería un acicate para que las almazaras se esmeraran en el marketing y la imagen siguiendo el ejemplo de Daniel Berjano hace cien años. Y que puntuara también algo que aparece en pocas botellas: las sensaciones de ese aceite. Pueden ser hasta 23: el aroma frutado a plátano dulce y otros frutos maduros de la manzanilla cacereña; el frutado intenso de aceituna y aroma de higuera, tomate y madera fresca con toques de almendra, plátano y manzana de la picual; los toques en nariz de alcachofa fresca y un paladar que recuerda a la hortaliza y al tomate de la arbequina; la almendrada verdial; el frutado suave, hierba y dulce de la cornicabra… El aceite extremeño es así de diverso, de elegante.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Primer mes sólo 1€

Publicidad