Dos enfermeros se enfrentan a prisión por entrar en la historia clínica de dos amigos
Los acusados defienden que accedieron porque ellos se lo pidieron, pero aseguran que no leyeron los informes ni los resultados de las pruebas
Dos enfermeros que han trabajado como interinos en hospitales del SES fueron sentados este martes en el banquillo de los acusados como supuestos responsables de ... un delito continuado de revelación de secretos por funcionario público para el que la Fiscalía solicita 4 años de prisión y 9 años de inhabilitación absoluta para cargo o empleo público.
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Los hechos tienen relación con las trece ocasiones en las que a lo largo de dos años entraron en el historial médico de dos amigos que, al igual que los procesados, también eran enfermeros.
Tanto los querellantes como los querellados son pareja y se conocían desde hacía años. De hecho, tres de ellos son de Los Santos de Maimona y compartieron colegio e instituto. Pero a raíz de este episodio rompieron sus relaciones y ahora se enfrentan en el juzgado.
Explicaron los querellantes que todo comenzó cuando descubrieron, casualmente, que sus amigos habían entrado en la historia clínica de ambos. En ese momento decidieron denunciarlo. «Nosotros nunca les hemos autorizado a mirar nuestro historial», coincidieron.
Distinta es la versión de los acusados. Aseguran que entraron varias veces, siempre por indicación de sus amigos, para consultar si los habían citado o si ya estaban disponibles los resultados de algunas pruebas. «Es cierto que me he metido en el expediente, pero jamás el visto nada porque nunca encontré lo que me pedían que consultara», dijo el enfermero acusado, una apreciación en la que coincidió su pareja.
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Rechazan por tanto haber visto sus informes médicos y el resultado de la resonancia magnética a la que fue sometida la querellante para descartar la existencia de una patología de la que no había hablado ni tan siquiera a su familia. «Me causaron un enorme perjuicio: la intimidad, una vez que se pierde, no se recupera nunca».
Como prueba de que consultaron sus informes exponen que cuando la enfermera procesada declaró en el juzgado de instrucción, ya habló de esa enfermedad. «Sólo pudo saber el objeto que tenía esa prueba accediendo a mi historial médico, no se lo habíamos comentado a nadie».
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Esa resonancia se la realizaron tras estar ingresada en el hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres hasta el 30 de diciembre de 2018. Ese día le dieron el alta y pocas horas después la acusada entró en su historial, donde se indicaba que el 4 de enero le harían una resonancia.
La prueba se la hicieron el 4 de enero y ese mismo día la acusada volvió a entrar en su historial clínico. «Nosotros no necesitábamos la ayuda de los acusados para conocer el resultado de las pruebas porque somos enfermeros y el especialista nos había dicho que podíamos ir directamente a verlo», aseguran.
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La misma interpretación hacen de la media de docena de accesos que detectaron en el historial del querellante, que padece una cardiopatía desde la infancia pero asegura no haber comentado muchos detalles sobre esta patología.
En relación con los trece accesos realizados testificó el abogado que realizó el informe del SES. Según dijo, la plataforma Jara deja constancia de los accesos que se hacen al historial clínico, donde se alojan distintas carpetas (diagnóstico, pronóstico, pruebas, hospitalizaciones...) en las que figuran multitud de datos. «Queda constancia de quién accede al historial, pero no podemos saber si una vez dentro se han consultado los informes o los resultados de las pruebas».
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Para la Fiscalía y la acusación particular, representada por José Luis Delgado Viñals, los hechos son constitutivos de un delito continuado de revelación de secreto por funcionario público para el que piden cuatro años de prisión e inhabilitación absoluta para cargo o empleo público por 9 años, mientras que los abogados de las defensas, José Cerón y María Cerón, piden la absolución.
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