La doctora que pone orden en la despensa
Mabel Carmona García | Nutricionista
J. L. G.
Lunes, 4 de mayo 2020, 08:10
En realidad quería ser bióloga, pero el azar la llevó a entrar en contacto con el fisiólogo José Enrique Campillo durante sus estudios y esto dio un giro a su vida para que decidiera dedicarse a enseñar cómo comer mejor.
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María Isabel Carmona García (Badajoz, 1977) estudió Biología en la Universidad de Extremadura (UEx). «Me gustaba la bata blanca, el trabajo en el laboratorio, pero durante una beca conocí a Campillo y a su mujer, María Dolores Torres, y me empezó a entrar el gusanillo por la nutrición». El catedrático le dirigió en 2011 su tesis 'Síndrome metabólico en niños y adolescentes', la cual defendió en 2011 para convertirse en doctora. Su trabajo versó sobre la incidencia de la obesidad en edades tempranas y le asombró el exceso de sedentarismo y la mala alimentación provocada por el consumo de grasas saturadas y azúcares de asimilación rápida. «Todo es provocado principalmente por el consumo de bollería industrial, uno los productos que comencé a desterrar de mi dieta. Fue lo primero que hice porque en aquella época yo era muy deportista y trabajaba de monitora en gimnasios, estaba activa unas cinco horas al día y sin embargo tenía sobrepeso».
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Personal Nació en Badajoz en 1977. Tiene tres hijos de siete, tres años y nueve meses. Estudió en el colegio Santo Ángel de la capital pacense y luego en el instituto Valdepasillas. Su afición es estar con sus hijos y la danza.
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Académico Estudió Biología en la UEx, donde se doctoró en 2011 con la tesis 'Síndrome metabólico en niños y adolescentes', dirigida por José Enrique Campillo. En 2009 se graduó en Nutrición y Dietética en la UCAM de Murcia y tras un máster en la UEx también se especializó en Dietoterapia.
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Profesional Tenía consulta propia desde 2004 y en 2015 creó su clínica de nutrición integral Clinis, en Badajoz.
Después de convertirse en doctora, Mabel Carmona se graduó en Nutrición y Dietética por la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM), materias en las que también realizó un máster de la UEx, lo que la convirtió en especialista en dietoterapia. En 2004, montó su primera consulta. Si al principio apenas un quince por ciento de sus pacientes eran hombres, en la actualidad, en su clínica de nutrición Clinis de Badajoz, atiende el mismo porcentaje de hombres y de mujeres.
Según Carmona, las mujeres tienen más disciplina en general, pero por otro lado son más débiles en momentos de ansiedad, relacionado en ocasiones con sus condiciones fisiológicas, como la menopausia o los días de regla.
«Cuando empecé me llamó la atención que muchos pacientes no entendieran que tenían que dejar de comer ciertos productos. No era gente que tuviera que perder tres o cuatro kilos sino gente con obesidad. Me decían que ellos era así genéticamente, que sus padres también eran gorditos. También me llamó la atención que preferían tratar de adelgazar usando pastillas, como si fueran milagrosas».
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Según dice, quince años después la gente está más concienciada, aunque sigue habiendo tendencia a querer atajar en el proceso gracias a dietas milagrosas que no existen. Otra novedad que apunta en la actualidad es la preferencia a someterse a alguna operación.
«Se hacen bromas, pero no lo es que la gente salga de casa ahora con unos cuantos kilos más»
Por suerte, dice, los patrones de belleza ya no son los de una extrema delgadez que llevaba algunas personas a sufrir trastornos de la alimentación. «Ahora se busca sobre todo estar sano, no delgado, y eso pasa por alimentarse bien y una buena tonificación muscular. La salud previene muchas enfermedades».
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En su clínica, además de dietas personalizadas, tratamientos corporales para evitar la flacidez de la piel o sesiones de actividad física, se abordan muchos casos desde la psicología pues el cerebro tiene mucho que ver, dice, con mantener malos hábitos. «La psiconutrición está recomendada para quienes no tienen autocontrol o autoequilibrio y entonces no controlan esos periodos de ansiedad. No todos los pacientes han de pasar por el psicólogo, solo algunos».
Para ella, pasar hambre no es necesario para perder kilos, solo hay que adquirir unos hábitos y hacer deporte de manera regular. Sobre esto último tiene dudas sobre que la población se haya vuelto más deportista en los últimos años. «Los estudios de obesidad no lo indican así. Yo diría que lo que hay es más postureo. Gente que hace deporte de vez en cuando y sube esas fotos a las redes sociales»
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Más casa, más picoteo
La doctora Carmona es consciente que este periodo de confinamiento debido al coronavirus que acaba de llegar a su octava semana pone las cosas difíciles a quienes están tratando de perder peso. «Ahora la gente tiene en mente adelgazar, pero la realidad es que estos días se exceden en el consumo de dulces, grasas saturadas como las patatas fritas y en cocinar de forma calórica. Sé de personas que siguen nuestro programa y están teniendo estos comportamientos, que por otro lado está relacionado con el horario de ir a la compra, justo antes de comer, o con la idea de llenar la despensa sin tener en cuenta si la compra es saludable o no. Luego, como son muchas horas en casa, ya sea viendo la tele o teletrabajando, pues picotean. Tampoco hay el mismo horario para las comidas, ese descontrol genera malos hábitos y el cuerpo se acostumbra al picoteo o a los azúcares. Sé que se hacen muchas bromas, pero no lo es que la gente salga de esta cuarentena con más kilos», dice esta pacense.
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