«Hay que acudir al hospital en cuanto se notan los síntomas de un infarto»

Extremadura registró durante la primera semana de confinamiento tan solo dos intervenciones urgentes para frenar infartos agudos de miocardio, una cifra extraordinariamente baja que ha despertado las alarmas entre los cardiólogos de la región.

Esa cifra contabilizada entre el 16 y el 22 de marzo está alejada de los 13 que hubo entre el 24 de febrero y el 1 de marzo, una cantidad esta última que sí se corresponde con la normalidad. La diferencia supone una bajada del 85%, la mayor registrada en España, según constata un estudio realizado por la Asociación de Cardiología Intervencionista de la Sociedad Española de Cardiología (SEC). El descenso a escala nacional fue del 40%.

«Estos datos nos dicen que los pacientes se están aguantando los síntomas en casa en vez de acudir a urgencias», explica José Javier Gómez Barrado, presidente de la Sociedad Extremeña de Cardiología. «La disminución en el número de casos –abunda– no se puede achacar a un descenso repentino de la incidencia, sino que muy probablemente está relacionada con el temor a acudir a urgencias al creer que aumentan las posibilidades de ser contagiado de COVID-19». «Es una realidad que estamos viendo en los hospitales extremeños: los enfermos están viniendo con días de retraso, de modo que presentan infartos ya evolucionados, y esto es importante, porque hablamos de afecciones en las que el tiempo de respuesta es clave».

Lo que suele hacerse ante un infarto agudo de miocardio es una angioplastia primaria, abrir la arteria obstruida utilizando un catéter. Es un tipo de cateterismo –otros se usan también para diagnosticar o para tratar– que conviene practicar cuanto antes una vez identificada la patología. Cuanto más tiempo permanece la arteria obstruida, más daño sufrirá el miocardio, que es un músculo, de ahí la expresión 'El tiempo es músculo', que algunos cardiólogos utilizan a veces para ilustrar sobre la importancia de actuar con rapidez.

«Esto que está ocurriendo tiene varias consecuencias –enumera el doctor Gómez–. Una es que se están produciendo muertes por infarto agudo de miocardio en casa, por no ir al hospital. Otra es que a largo plazo veremos más casos de patologías cardíacas con complicaciones». «En los últimos años habíamos progresado mucho en la detección y tratamiento de este tipo de problemas, y lo que está ocurriendo ahora puede hacer que desandemos ese camino tan bueno que habíamos recorrido», advierte el presidente de la Sociedad Extremeña de Cardiología, que lanza un mensaje claro. «Los pacientes –apunta el especialista– tienen que acudir a urgencias en cuanto noten los síntomas propios de un infarto, que entre otros, son el dolor de pecho que a veces irradia al brazo izquierdo, y que habitualmente se acompaña de sudores fríos y mareo». «Es notable el riesgo de incremento de morbi-mortalidad que esto puede representar, sobre todo en el caso del infarto agudo de miocardio», anticipa el doctor Oriol Rodríguez Leor, primer firmante del estudio de la SEC, que detalla que los procedimientos diagnósticos disminuyeron un 53% en España y un 57% en Extremadura, mientras que los terapéuticos (tratamientos) lo hicieron en un 57% en la comunidad autónoma y un 48 en el país.