Discoteca en los años 80. HOY
CRÓNICA NEGRA EN EXTREMADURA

Dos menores y un crimen brutal antes de irse a una discoteca

En Almendralejo en 1985, dos jóvenes de 17 años planearon el asesinato de un pastor para robarle 500 pesetas que se gastaron en copas tras matar a la víctima a puñaladas

Sábado, 7 de septiembre 2024, 07:59

En enero de 1985 la Guardia Civil de Almendralejo detuvo a dos menores de 17 años por un brutal asesinato. Los agentes se sorprendieron con ... las declaraciones de estos jóvenes. Le dijeron a la Benemérita: «¿Esto a lo mejor nos lleva a la cárcel?» y «Si me juzgan, que no sea aquí para que mis padres no se enteren».

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La inocencia de los detenidos sorprendía en contraste con los actos que habían llevado a cabo, mataron a un cabrero que conocían de 12 puñaladas, turnándose para acuchillarlo, le quitaron 500 pesetas y se fueron a una discoteca a gastarse ese dinero.

La víctima fue M. L. G., de 74 años. Era un ganadero jubilado que tenía un pequeño grupo de cabras y solía vender animales, por lo que era conocido por llevar dinero encima habitualmente. Esto lo sabía mucha gente, entre ellos uno de los jóvenes que lo asesinó.

El 15 de enero de 1985 el pastor estaba con sus cabras en un terreno a unos tres kilómetros de Almendralejo. Cuando terminó la jornada, no volvió a su casa, pero sí los animales, que llegaron a la localidad desperdigados. Sus vecinos pensaron inmediatamente que le había pasado algo, quizá un achaque por su edad, pero no esperaban lo que se encontró la Guardia Civil al llegar a su parcela, cerca de una antigua depuradora, en el paraje de Malos Vinos.

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Los agentes encontraron el cuerpo del anciano cosido a puñaladas en el pecho. Comenzaron sus investigaciones y al día siguiente, ya con luz, encontraron enterrados cerca del cadáver el garrote que solía llevar el pastor, roto, y un puñal de caza. Poco después localizaron también la cartera de la víctima escondida en el hueco de una encina y sin dinero.

Fue el puñal el que llegó a los policías hasta un sospechoso. Durante varios días preguntaron en tiendas cercanas y ferreterías hasta que un comerciante les dijo que conocía el arma, de 16 centímetros de hoja, y que había un joven que solía presumir de ella. Era J. F. C. Los agentes también averiguaron que solía estar acompañado de B. L. M. y el 23 de enero detuvieron a ambos menores, que confesaron los hechos.

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El juicio se celebró solo siete meses después y entonces no existía la Ley del menor actual, aún estaban vigentes las normas de 1948 que no daban especial protección a los menores, se les podía castigar tanto como a los adultos si así lo consideraba el tribunal.

Así fue el crimen

En el proceso legal se desveló cómo ocurrió el crimen. Uno de los menores sabía que el cabrero solía llevar dinero y ambos decidieron robarle. Ese 15 de enero B. L. M. fue con su ciclomotor a casa de J. F. C., lo recogió y ambos se dirigieron a la parcela de la víctima. Llevaban un saco con la idea de ponérselo en la cabeza al anciano y así impedir que les reconociera. Es decir, que esperaban no tener que acabar con su vida. Eso sí, también llevaban el cuchillo de caza.

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Una vez cerca del terreno de Malos Vinos, los dos jóvenes aparcaron el ciclomotor a cierta distancia y dieron un gran rodeo para aproximarse a M. L. G. por la espalda. El pastor en principio no se dio cuenta de su presencia. Estaba sentado merendando.

Cuando se aproximaron al ganadero, éste se dio cuenta de su presencia, se giró y les reconoció. «Los dos jóvenes tuvieron la sangre fría de mantener una conversación con su víctima durante un cuarto de hora, al término del cual, se alejaron arguyendo un pretexto que justificara su presencia en el lugar», relató HOY durante las sesiones del juicio.

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Tras alejarse, los menores regresaron, de nuevo con sigilo y esta vez sí lograron sorprender a la víctima. Uno de ellos le atacó y lo derribó en el suelo y el otro aprovechó para coger el garrote del pastor y colocárselo en el cuello. Apretó con fuerza, tanto, que el cayado se rompió por la presión ejercida contra la víctima. Debido a esta ahogamiento, el anciano perdió el sentido y quedó a merced de sus agresores.

Uno de los menores registró la cartera, de la que sustrajo 500 pesetas. Mientras el otro se dedicó a agrupar las cabras para evitar que se dispersasen y pudiesen delatar la ausencia del pastor.

La víctima seguía inerte en el suelo y los dos jóvenes tomaron una trágica decisión, acabar con su vida para que no pudiese denunciarles. Juntos colocaron el cuchillo sobre el pecho del anciano y lo hundieron entre sus costillas. Se fueron turnando para dar cuchilladas hasta llegar a la docena. El pastor murió a consecuencia de las heridas y sus asesinos se marcharon.

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De cubatas

La pareja decidió no perder el tiempo y gastarse el dinero de inmediato. Para ello se desplazaron a una discoteca de la cercana localidad de Fuente del Maestre. Lo gastaron todo en unas pocas horas pidiendo cubatas, según ellos mismos confesaron.

Fueron juzgados cada uno de ellos por un delito de robo con violencia y otro de asesinato. Se tuvo en cuenta el atenuante de minoría de edad y el agravante de despoblación al atacar al anciano en una zona completamente aislada. El tribunal les condenó a 4 meses de internamiento por el robo y 20 años de reclusión por el asesinato. También tuvieron que asumir una indemnización conjunta de un millón de pesetas para los herederos de su víctima.

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Los condenados, según destacó la prensa, no tenían antecedentes penales antes de cometer el brutal crimen que conmocionó a Almendralejo. Los periódicos, entre ellos HOY, se sorprendieron por la dureza del asesinato y también por la tranquilidad con la que los jóvenes decidieron irse de fiesta tras los hechos, sin que nadie se diese cuenta de lo que había ocurrido.

J. F. C. y B. L. M. llevaron vida normal desde el 15 de enero hasta el 23 de ese mismo mes, cuando fueron detenidos. Tanto su entorno como los conocidos de la víctima se sorprendieron al saber la identidad de los asesinos que lo mataron por solo 500 pesetas.

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