Cinco presos portugueses
Alerta en la frontera ·
Un argentino listo, culto y rico es el cerebro de la fuga de 'Vale de Judeus'«Son muy violentos, están muy preparados y la vida humana puede estar en juego si alguien se cruza con los prófugos», avisaba Luís Neves, ... director de la Policía Judicial portuguesa, tras la fuga hace diez días de cinco reclusos de la cárcel Vale de Judeus en Alcoentre, cerca de Lisboa, la prisión más poblada de Portugal (507 reclusos), construida en 1975 sobre 20 hectáreas. Una cárcel sin torretas de control (se eliminaron en todas las prisiones portuguesas por falta de personal) y con cámaras de vigilancia, algunas de las cuales no funcionaban.
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Los fugados son dos portugueses condenados a 25 años y muy temidos por las autoridades al tener un pasado violento, sobre todo uno de ellos, apodado 'Fernandinho', líder de Os Mosqueteiros, grupo criminal que tenía en vilo la región Centro de Portugal por sus robos con armas de fuego en joyerías y supermercados. También preocupan a las autoridades portuguesas por su violencia el británico Mark Cameron y el georgiano Shergili Farjiani. El quinto fugado es el cerebro de la operación, un argentino de 59 años inteligente, culto y rico llamado Rodolfo Lohrmann, especializado en operaciones de guante blanco (lavado de dinero) y con varias identidades falsas por lo que será difícil de atrapar.
Hace una semana, se emitieron órdenes internacionales de detención, la policía española divulgó las fotografías de los huidos y se intensificó la vigilancia en las fronteras, pero las fuentes judiciales a las que han tenido acceso los medios Expresso y Público están convencidas de que los cinco fugados ya están en «casas de refugio» en países cercanos a Portugal, donde tienen contactos.
La preparación de la fuga empezó en marzo, cuando el argentino Lohrmann fue trasladado a Vale dos Judeus desde la prisión de Monsanto. El plan culminó con la construcción de un refugio de carácter militar a un paso del perímetro de la prisión, donde tres cómplices externos guardaron escaleras y otros materiales necesarios para la evasión. El sábado 7 de septiembre, se realizó la operación, que duró seis minutos.
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Los presos fugados, encapuchados y comunicándose mediante auriculares con el exterior, colocaron un contenedor de basura junto a un muro interior para encaramarse y después, con ayuda de sábanas y cuerdas, al estilo tradicional, se desplazaron a un patio, ascendieron el último muro, de seis metros de altura, con la ayuda de los tres cómplices del exterior, que les arrojaron una escalera. Y escaparon en coche.
La fuga empezó a las 09:55 y acabó a las 10:01. Las cámaras la detectaron a las 09:56, pero no fue comunicada hasta 40 minutos después. La policía (PSP) se enteró tres horas más tarde y la Policía Judicial, cinco horas después. La ministra de Justicia, Rita Alarcão, habló de fallos muy graves y el director de prisiones ha dimitido, pero el problema viene de lejos.
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En las cárceles portuguesas, falta personal. No se invierte en los servicios penitenciarios desde hace un cuarto de siglo. Se traslada a los reclusos en furgonetas con 30 años y un millón de kilómetros, que se averían en la carretera y, según contaba el presidente de la Asociación de Directores de Prisiones en la prensa portuguesa, a uno de esos vehículos de traslado se le cayó una puerta en una autopista. Para rematar, se estudia si los fugados recibieron ayuda de trabajadores de la cárcel y el sindicato de guardias penitenciarios, cuyo presidente está convencido de que no hubo complicidad ni irresponsabilidad de los funcionarios, celebrará mañana jueves un acto de solidaridad en Vale de Judeus para demostrar unidad y exigir inversiones en las prisiones.
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