«Ya no estoy ni buscando, hago más horas y punto»
Marta Santos, que tiene una cafetería en Badajoz, asegura que es imposible encontrar empleados formados y con experiencia
Cuatro bares en menos de 150 metros necesitan personal. «Estoy probando a un camarero», señala Lorenzo Preciado desde la terraza del Mesón La Finca a ... un joven que se mueve detrás de la barra. «Es mi cuarto día», dice otro trabajador cerca de la veintena en un bar próximo. «Hace falta gente con experiencia y no se encuentra», aporta mientras no deja de preparar tostadas el responsable de Las Encinas. Poco más allá, en la misma avenida Ricardo Carapeto de Badajoz, un cartel anuncia en el bar El Tablón que se busca cocinero o cocinera.
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Preciado lleva un mes buscando un camarero para trabajar media jornada. «El sueldo es de algo más de 600 euros, pero con las prestaciones por desempleo, el mínimo vital y otras ayudas la gente está cobrando casi lo mismo sin trabajar», comenta como una de las causas que complican su búsqueda de personal. Por el momento, ha suplido la falta de trabajadores echando más horas en su negocio. «Trabajamos mi mujer y yo y estamos aquí más de 15 horas todos los días», indica este hostelero.
Media jornada
La misma solución es la de Marta Santos. Hace más horas a la semana porque no encuentra camareros. «Los que he tenido me duran tres o cuatro meses como mucho», expone la propietaria de la pastelería y cafetería la Guinda del Pastel, en Badajoz. Ella, que está sola en su negocio solo puede ofrecer media jornada y es consciente de que esto lo complica mucho más. «Los buenos camareros quieren, como es normal, trabajar jornada completa no quince horas semanales», explica.
«Con las prestaciones, el mínimo vital y las ayudas la gente cobra casi lo mismo sin trabajar», critica Lorenzo Preciado
Eso hace que el personal al que puede optar esté menos formado y tenga menos experiencia de la que le gustaría. «Noto, sobre todo, falta de capacitación y que son poco resolutivos cuando se encuentran con un problema», resume.
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Tantas dificultades ha encontrado para contratar buenos empleados que prácticamente ha renunciado a ello. «Ahora mismo ni siquiera estoy buscando, porque no hay camareros», reconoce Santos, que añade que en su decisión también influyen aspectos económicos. «Según el convenio de hostelería, por trabajar tres tardes a la semana, cinco horas cada una de esas tardes, el trabajador cobra más de 600 euros y a mi me cuesta más de 1.000 euros; no me sale rentable», detalla la dueña de La Guinda del Pastel, que también se refiere a la subida de las cotizaciones sociales, de los impuestos y de los gastos que suponen los suministros.
Ante esta coyuntura, la solución por la que ha optado es renunciar a sus descansos y trabajar más horas en su negocio y apoyarse en extras cuando no le queda más remedio. «Contrato para momentos concretos o fines de semana que espero más clientes, pero nada más», concluye Santos.
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